Más de 750.000 refugiados rohingyas continúan en el limbo tres años después de huir del genocidio

, | 24 agosto, 2020

Este martes se conmemora el tercer aniversario del inicio del éxodo de una minoría, que huyó de la limpieza étnica del Ejército de Birmania.

Este martes se conmemora el tercer aniversario del inicio del éxodo rohingya en el que más de 750.000 miembros de esta minoría residentes en Birmania huyeron de la limpieza étnica perpetrada por el Ejército birmano. Cruzaron la frontera hacia Bangladesh, que acogió a los desplazados, pero por el momento su futuro continúa en el limbo ante la ausencia de un futuro en Bangladesh y la falta de un plan convincente de retorno a Birmania.

Las autoridades bangladeshíes no permiten a los refugiados instalados en la región de Cox’s Bazar levantar estructuras permanentes y se hacinan en chabolas de plástico y bambú muy vulnerables a las tormentas del monzón.

Además, el año pasado fue suspendido el acceso a Internet en respuesta a una manifestación pacífica para conmemorar el Día de Concienciación del Genocidio Rohingya. Asimismo, se suspendió la venta de tarjetas SIM y se confiscaron millares de tarjetas más a los refugiados.

Las autoridades bangladeshíes han restringido también los servicios humanitarios en los campos de refugiados al amparo de las medidas adoptadas para combatir la pandemia de coronavirus. Así, por ejemplo, se ha suspendido la atención a víctimas de violencia de género y más de 450.000 menores no han tenido acceso a una educación adecuada.

Actualmente unos 315.000 niños y adolescentes rohingya están fuera de la escuela, denuncia el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), que apoya programas para que los menores puedan aprender desde casa, involucrando a los padres y cuidadores para que apoyen la educación a distancia, lastrados muchas veces por que los propios progenitores no saben leer o escribir.

Mientras, el Ejército ha comenzado a levantar alambradas y torres de vigilancia en torno a los campamentos a pesar de las críticas de las agencias de la ONU, ya que violan el derecho a la libertad de movimiento de estos refugiados.

Traslado a la isla de Bhasan Char

La única salida que ha planteado por el momento el Gobierno de Bangladesh a los refugiados es el traslado a la isla de Bhasan Char, a unos 40 kilómetros de la costa, donde levanta infraestructuras para acoger a 100.000 rohingyas.

Unos 300 rohingyas rescatados cuando cruzaban la frontera han sido ya instalados en la isla, pero sus familiares advierten de que allí pierden su libertad de movimiento, de que no hay acceso adecuado a alimentos y atención sanitaria y tampoco está garantizado el acceso a agua potable. Además la isla no es estable, sino que es el resultado de la sedimentación y apareció hace apenas dos décadas, por lo que es especialmente sensible a las fuertes tormentas del monzón.

Incluso ha habido denuncias de maltratos y palizas perpetrados por las fuerzas de seguridad bangladeshíes presentes en la isla y no se les permite salir para visitar a familiares en Cox’s Bazar.

«Hace tres años Bangladesh acogió a los refugiados rohingyas, pero el Gobierno parece que ahora quiere hacerles la vida insoportable en los campos para que tengan que irse, a pesar de que no tienen ningún lugar seguro al que marchar», ha apuntado el director para Asia de Human Rights Watch, Brad Adams.

La otra alternativa es el regreso a Birmania, pero allí, los apenas 600.000 rohingyas que siguen viviendo en el estado de Rajine «afrontan la represión y la violencia, sin libertad de movimiento ni otros derechos básicos», denuncia Human Rights Watch.

«Quiero volver a Birmania, pero solo cuando nos respeten allí nuestros derechos», ha explicado un refugiado, Sadek Hossen. «Solo podemos volver si tenemos la certeza de que la tortura que hemos sufrido no se volverá a repetir», ha añadido por su parte Shamima. «Hemos visto morir a miles de personas. Los cuerpos flotaban en el río Tula Toli», ha relatado un refugiado, Abdul Hamid, citado por HRW.

Quienes aún viven en Rajine e intentan la travesía hacia Bangladesh pueden quedar durante semanas o meses a la deriva y se teme que cientos de embarcaciones hayan naufragado después de que Malasia y Tailandia los rechazaran alegando la covid-19. En Malasia los rohingyas son detenidos y acusados de entrada ilegal y se les niega acceso a la agencia de la ONU para los refugiados.

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