Marega reactiva a Portugal contra el racismo

, | 17 febrero, 2020

Partidos políticos, autoridades y el mundo del fútbol condenan los insultos xenófobos contra el jugador del Oporto durante el partido contra el

JAVIER MARTÍN DEL BARRIO. EL PAÍS.- El deporte y la política de Portugal se solidarizan con el futbolista Moussa Marega, víctima de insultos racistas durante el encuentro Vitória de Guimarães-Oporto, de la primera liga portuguesa, en la noche del domingo. El delantero marcó el gol del triunfo de los visitantes (1-2) y durante la celebración recibió insultos racistas desde la grada. Acto seguido abandonó el terreno de juego pese a los intentos de varios compañeros de impedírselo, y mientras el árbitro no tomaba ninguna medida y su equipo, el Oporto, daba entrada a otro jugador. Fue amonestado y el duelo continuó.

Ayer, el primer ministro del país, António Costa, fue uno de los primeros en reaccionar al incidente. En un primer mensaje en Twitter, más formal, escribió: “Ningún ser humano debe ser sujeto de tal humillación, nadie puede quedar indiferente. Condeno todos los actos de racismo, en cualquier circunstancia”. Posteriormente, en otro tuit expresó: “Total solidaridad com #Marega, que en el campo probó no ser solo un gran jugador sino también un gran ciudadano”.

De regreso de su viaje de la India, el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, emitió a las 8 de la mañana un comunicado en su página presidencial: “El pueblo portugués sabe, hasta por experiencia histórica, que el camino del racismo, de la xenofobia y de la discriminación, además de representar la violación de la dignidad de la persona humana y de sus derechos fundamentales, es un camino dramático en términos de cultura, de civilización y de paz social”.

Todos los dirigentes de los partidos políticos se solidarizaban ayer con el futbolista malinés, aunque nacido en Francia, en 1991. Todos excepto uno, el dirigente de Chega, André Ventura. También en las redes sociales, el diputado del partido de extrema derecha –que consiguió el 1% de los votos en las elecciones de octubre y que, según los sondeos del pasado fin de semana, actualmente obtendría el 6%– criticó a los que criticaban: “País de hipocresía donde todo es racismo y todo merece inmediatamente una lluvia de lamentos y de análisis histórico-megalómanos (…) Por mí no pasarán”.

Endurecimiento de la ley

Tampoco el presidente del Vitória de Guimarães se solidarizó con el jugador. Tras aclarar que el escudo del club es blanco y negro y que tiene “jugadores de todos los colores, razas y credos”, acusa al futbolista, sin nombrarle, de haber provocado la situación: “No percibí insultos racistas, percibí una actitud provocadora de un futbolistas”, en referencia a la forma en que Marega celebró el gol, dirigiéndose a la grada.

En cualquier caso, el respaldo al futbolista fue muy mayoritario. El Secretario de Estado para la Juventud y el Deporte, João Paulo Rebelo, prometió una investigación sobre los autores de los insultos, aunque de momento, según el mismo secretario, no hay ninguna persona identificada por los insultos racistas. La Policía ha confirmado que lo está investigando pero, de momento, sin resultados.

“El Gobierno ya ha hecho su parte, hay otros agentes que deben asumir su responsabilidad”. Sin nombrarlos, apunta a los clubes, a la Liga de Fútbol Profesional, la Federación y a sus diversos comités disciplinarios. El pasado mes de septiembre, el Gobierno del país endureció la ley de violencia de 2017 en casos de xenofobia y racismo en el deporte. Hasta entonces los insultos racistas se saldaban con multas; ahora, si se prueban penalmente, pueden costarle al autor hasta tres años de prisión. El efecto más inmediato del endurecimiento de la ley es la prohibición a la entrada en los estadios de un centenar aficionados.

“Es un combate de todos los ciudadanos”

Desde 2017, la Comisión para la Igualdad y Contra la Discriminación Racial (CICDR) ha impuesto 17 condenas, nueve de ellas en el mundo del deporte. Las sanciones van de multas de 400 euros a 1.500 euros de multa.

Este martes, el Consejo de Disciplina abrirá otro “proceso” que, cuando se concluya, pasará a la Comisión de Instructores de la Liga y de ahí al Consejo de Disciplina que propondrá una decisión, que se recurrirá durante años. Con el reglamento en la mano, el campo del Guimarães se podría cerrar de uno a tres partidos, aunque dados los precedentes es probable que no sea así. No obstante, Marega ha conseguido romper con la ley del silencio de un comportamiento cada vez más frecuente en los campos de fútbol.

“Él tuvo el coraje que otros no tuvieron. Dio un puñetazo en la mesa y nos obligó a reflexionar”, señaló el presidente del sindicato de jugadores, Joaquim Evangelista a la agencia de noticias Lusa. “Es un combate de todos los ciudadanos; vean el crecimiento de los grupos de extrema derecha en Portugal y en Europa. Los responsables deportivos no pueden adoptar una posición titubeante”. Evangelista advirtió de un posible plante de los futbolistas en el caso de que se repitan los acontecimientos de Guimarães: “Hoy fue Marega, pero el más pequeño caso debe merecer una condena igual”.

EL PODER DE LOS ULTRAS EN LOS CLUBES

Los grupos ultras siguen teniendo mucho poder en los clubes, con capacidad para quitar y poner presidentes o agredir a jugadores. Hace una semana, un vicepresidente del Sporting de Portugal fue agredido en un pasillo del estadio, y no es infrecuente que se zarandeen los coches de los jugadores (aparcados en la zona VIP) o aparezcan pintadas en las casas de los jugadores que no quieren renovar.

El poder de los ultras también se manifiesta en los hechos de Guimarães. La peña White Angels (Ángeles blancos) publicó en Facebook un mensaje donde no solo no condenan los hechos, sino que responsabilizan al futbolista.

«Vengan las multas y las prohibiciones, vengan a hacernos de ejemplo único. (…) Arrastren con todo como es de costumbre, desde insultar a la propia ciudad hasta ser insultados por un negro, pero el racismo solo existe cuando insultamos nosotros (…)».

«Felicitaciones a la máquina de comunicación social que hoy solo vio racismo contra un jugador y no vio el racismo de este mismo jugador».

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