Los Ferrocarriles Nacionales holandeses indemnizan a los supervivientes del Holocausto

| 26 junio, 2019

Judíos y miembros de la comunidad Roma y Sinti fueron llevados entre 1942 y 1945 en tren al campo holandés de tránsito Westerbork

ISABEL FERRER. EL PAÍS.- Los supervivientes y familiares de los judíos holandeses, Roma y Sinti llevados por los Ferrocarriles Neerlandeses (NS) hasta el campo de tránsito de Westerbork (al noreste del país) durante la II Guerra Mundial, serán compensados por la firma estatal. Son entre 5.000 y 6.000 personas, y los pagos son individuales: 15.000 euros para los que regresaron con vida, 7.500 euros para las viudas y entre 5.000 y 7.500 para los hijos. La lista de los receptores ha sido elaborada por la comisión creada para examinar el caso y que ha sido dirigida por Job Cohen, antiguo alcalde socialdemócrata de Ámsterdam. Es la primera vez que la compañía ferroviaria paga a sus compatriotas víctimas del Holocausto por un transporte que le reportó unos 409.000 florines, cerca de 2,5 millones de euros al cambio actual.

Entre 1942 y 1945, 107.000 judíos fueron transportados desde Westerbork, esta vez por los nazis, a campos de concentración. La misma suerte corrieron 245 miembros de las comunidades Sinti y Roma y varias decenas de resistentes. En total, regresaron 5.000 personas, según fuentes del campo, convertido hoy en un museo. Entre los que aguardaron en Westerbork su traslado a los campos figuran Ana Frank, la autora del famoso diario, y su familia, y la escritora Etty Hillesum.

En 2005, la dirección de NS pidió disculpas por lo ocurrido y desde entonces ha hecho donativos que superan el millón de euros para conservar el campo, que fue la estación de paso camino de los campos de concentración. La cifra de 2,5 millones de euros actuales, fue calculada en 2015 por Johannes Houwink ten Cate, especialista en el estudio del genocidio y el Holocausto, a petición del programa televisivo Brandpunt. Los ferrocarriles holandeses cobraban por el viaje, y Ten Cate hizo la conversión al cambio actual “de acuerdo con criterios homologados”, según explicó a este periódico. Las indemnizaciones, por su parte, han sido posibles gracias a la tenacidad de Sao Muller, de 83 años, hijo de judíos asesinados en Auschwitz, que pasaron antes por Westerbork. Él tenía 5 años. Fisioterapeuta del equipo de fútbol Ajax durante varios años, Muller llegó a un acuerdo con Roger van Boxtel, presidente de NS, para que una comisión independiente determinara quién debía recibir la compensación.

Westerbork estaba controlado por la policía holandesa, y los nazis lo utilizaron entre 1942 y 1945 para reunir a los ciudadanos que serían deportados. “A partir del 1 de julio de 1942, fue el punto de salida de 93 trenes camino de Auschwitz, Sobibor, Theresienstadt y Bergen-Belsen”, señala la documentación del centro. Antes de eso, “debía funcionar como una ciudad, una farsa, donde había clases y deporte. Hasta se podía comprar, porque el campo tenía su propia moneda. Los niños iban al colegio y para los menores había parvulario. En el hospital, había 1.725 camas cubiertas por 120 médicos y 1.000 empleados, porque muchos de los judíos eran cirujanos, facultativos y dentistas”, sigue la historia recogida por el actual museo. El último transporte a los campos de concentración fue el 13 de septiembre de 1944: iba camino de Bergen-Belsen, en Alemania.

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