‘¡Lárgate de la tienda!’ Como no hablaba inglés, la echaron de un UPS en Miami

, | 26 enero, 2018

DANIEL SHOER ROTH. EL NUEVO HERALD.- Dicen que en Miami se puede sobrevivir sin hablar inglés, mas es imposible vivir sin hablar español.

No a todos los nativos les simpatiza este desequilibro lingüístico en suelo norteamericano. Algunos lo callan, otros lo murmuran y algunos pocos lo verbalizan sin rubor. A este tercer grupo, parece pertenecer un joven dependiente de una tienda de la empresa global de envíos UPS en Kendall, un suburbio de Miami con alto índice de inmigrantes hispanoamericanos.

Rubio, delgado, alto, apuesto, pero también violento. Así lo muestra un video grabado por una clienta que sufrió un ataque xenófobo en la tienda en un intento por reclamar un reembolso por un paquete que no fue distribuido, según alega.

Rebecca Prinstein, de 47 años, arribó a Estados Unidos en 1992, proveniente de Cuba. Desde entonces, ha tenido dificultad en el aprendizaje del inglés, aunque lo habla machucado. Pero prefiere su lengua materna y viviendo en Miami, una ciudad multicultural, le sale natural hablarlo en las actividades cotidianas.

Y eso mismo hizo el día que fue a UPS. Detrás del mostrador, empero, no escuchó el más convencional “yo hablar un poquito español”, de los norteamericanos.

“¡Maldito español! Yo sabe hablar, pero tú no sabes hablar inglés”, dice altaneramente el vendedor, según recoge el video publicado en las redes por el esposo de la mujer, Ernesto Fernández.

“Pero, ¿por qué me estás hablando de mala forma? Mira te estoy grabando por falta de respeto”, responde la mujer nacida en La Habana.

“No, tú no tienes respeto para nadie, y yo no voy a dar respeto para ti”, continúa el empleado, hablando en español.

En declaraciones a el Nuevo Herald, Fernández comentó que Prinstein “ha estado muy estresada, llora a cada ratito, se ha sentido muy mal, no duerme, al principio estuvo con miedo de pasar cerca de la tienda; ese muchacho se puso muy violento”.

Fernández, un arquitecto cubano, especula que reacciones como la del joven, “se están dando desde que este presidente [Donald Trump] ha dado rienda suelta a la imaginación del racismo en este país. Se sienten con el derecho y con la fuerza de hacer y decir cualquier cosa. No había razón para que esto sucediera; fue simplemente allí a hacer una transacción”.

En un comunicado, la empresa se disculpó por el altercado. “Todas la franquicias UPS Store son de propiedad independiente y cada franquicia es responsable de la contratación de sus empleados conforme a las leyes y regulaciones estatales. The UPS Store, Inc. es una organización de igualdad de oportunidades y valoramos la diversidad”.

Una vocera de la compañía, Jenny Robinson, informó por su parte que “el empleado de la tienda que aparece en el video ya no trabaja para UPS”.

No es la primera vez que la falta de conocimiento del inglés acarrea consecuencias desagradables en Miami. A mediados del año pasado, un inspector del Condado Miami-Dade impuso a una conductora latina de Uber una cuantiosa multa de $250 en el Aeropuerto Internacional de Miami por no hablar inglés correctamente.

Las autoridades advirtieron que hace falta tener conocimientos básicos del idioma para comunicarse con los pasajeros, aunque finalmente el condado le retiró la multa.

De acuerdo con estadísticas de la Oficina del Censo de Estados Unidos, un 67.7 por ciento de los habitantes de Miami-Dade se identifican como hispanos o latinos, mientras que un 52.2 por ciento de la población nació en el extranjero.

Un estudio del reconocido Pew Research Center concluyó el año pasado que cuatro de cada 10 hispanos afirman haber sentido algún tipo de exclusión en Estados Unidos debido a su origen étnico.

En el reciente caso, Prinstein acudió a UPS acompañada por su madre, que solo habla español. Según el relato de Fernández, hace alrededor de un mes su esposa envió un paquete a través de esa tienda, pero la encomienda no llegó a manos del destinatario por un error, así que fue devuelta. Cuando fue a recogerla le dijeron que regresara dentro de una semana para recibir el reembolso de $25, dijo. Ese era el propósito de esta visita.

Fernández se encontraba afuera en el estacionamiento y quiso entrar tras conocer los hechos, pero el empleado “me estaba retando con un destornillador en la mano”, comentó, al informar que la pareja se ha reunido con un abogado para analizar posibles medidas legales.

Realzó a Prinstein como una mujer inteligente de ascendencia judía que estudió Hotelería y Turismo en Cuba y trabajó en Miami en una compañía de televisión satelital. Aun así, pese al esfuerzo en diversos cursos de lengua, su inglés es limitado. “Me he gastado mucho dinero en Inglés sin Barreras”, confesó.

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