La última gran matanza nazi no ocurrió en un campo de concentración

| 23 marzo, 2019

Arqueólogos alemanes encuentran tres fosas con hasta 208 trabajadores forzados polacos y rusos en el bosque de Arnsberg

Era marzo de 1945 y quedaba muy poco para el final de la Segunda Guerra Mundial. Pero aún había tiempo para que los soldados de la Waffen-SS y la Wehrmacht perpetraran una nueva masacre, aunque esta vez alejada de los campos de concentración. En los bosques de Arnsberg, en Westfalia, los comandos de ejecución de Hitler asesinaron 208 trabajadores forzados polacos y rusos, uno de los mayores crímenes de la etapa final de este conflicto armado.

Los enterraron repartidos en tres fosas, en un espacio que conserva centenares de restos entre Warstein y Meschede, dos municipios de Sauerland, una región montañosa que ocupa el sureste del estadio de Renania del Norte-Westfalia y una pequeña parte occidental de Hesse, en lo que sería el sur de la Antigua Sajonia.

Los historiadores de la región de Westfalen-Lippe (LWL) llevaban años buscando estos enclaves con detectores de metales en medio de este parque natural de Arnsberg, creado en 1961 y que se ha convertido en una de las zonas de vacaciones más populares de Alemania. Las excavaciones arqueológicas realizadas entre 2018 y 2019 han permitido hallar las escenas del crimen.

La mayoría de los objetos encontrados aparecieron en Langenbachtal, cerca de Warstein. Los nazis llevaron a los trabajadores al bosque y les hicieron despojarse de su ropa y sus pertenencias en la carretera. “Probablemente querían hacerles creer que podían recuperar sus posesiones antes de regresar a su alojamiento”, apuntan los investigadores. Pero eso nunca pasó.

De hecho, todas las prendas fueron repartidas poco después entre los más pobres de la zona. Los pelotones de fusilamiento de las SS asesinaron a sangre fría a 60 mujeres, 10 hombres y un niño. En ese patíbulo improvisado, los arqueólogos han descubierto un libro de oraciones y un diccionario en polaco, además de zapatos y botones o cuentas para coser. Sorprendentemente también ha aparecido vajilla y cubertería, las pocas posesiones que les quedaban a las víctimas antes de ser tiroteadas.

Los cartuchos en el suelo mostraron que los trabajadores forzados habían sido conducidos hasta la pendiente de un arroyo para ser fusilados allí. Algunas personas intentaron escapar y fueron perseguidos, como demuestran los proyectiles repartidos entre el bosque circundante. Los asesinos también dejaron palas con las que enterraron los cadáveres.

En las otras dos escenas del crimen, ubicadas en Suttrop (Warstein) y Eversberg (Meschede), los arqueólogos han podido recuperar muchos menos restos. “Los nazis habían preparado estas ejecuciones con mayor precisión y dejaron muchas menos huellas”, indican los investigadores de LWL.

Aún así, en Eversberg aún quedaban alrededor de 50 objetos, ejemplos de las deplorables condiciones de vida en las que los trabajadores forzados vivieron sus últimos días. Enterradas junto a los cuerpos de 80 víctimas había partes de una armónica, un estuche de gafas y un peine.

En el distrito forestal Im Stein, cerca de Suttrop, las víctimas se vieron obligadas a a cavar una zanja supuestamente en zigzag, en la que luego los soldados de la SS y la Wehrmacht enterraron hasta 57 cuerpos. “Los nazis dejaron los objetos que para ellos no tenían ningún valor, como monedas soviéticas o una cuchara. Para para los esclavos estas piezas probablemente representaban valiosos recuerdos de su tierra natal”, indican los investigadores en un comunicado.

Los operación permaneció inicialmente en las sombras, hasta que la autoridad militar inglesa recibió un aviso anónimo en noviembre de 1946. Los muertos fueron exhumados bajo la supervisión de los aliados a finales de marzo de 1947 y enterrados en el cementerio Fulmecke, en Meschede. Toda la población local, incluidos los niños, tuvo que ayudar a desenterrar a los muertos.

Una cuchara procedente e la Unión Soviética
Una cuchara procedente e la Unión Soviética (LWL)

Apenas se conocen algunos nombres de las víctimas de este asesinato. Hasta el momento se han identificado 14 nombres que fallecieron en Arnsberg entre el 20 y el 23 de marzo de 1945 a manos de la Division zur Vergeltung (División de Venganza) dirigida por el general Han Kammlerr y formada por miembros de la Waffen-SS y la Wehrmacht.

“Llevamos algunos años experimentando como se trivializan los crímenes de la Segunda Guerra Mundial y va en aumento la negación de la dictadura nazi, pero los asesinatos son un ejemplo de esta parte de nuestra historia que tenemos que enfrentar”, asegura el director de LWL, Matthias Löb.

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