La ‘neoderecha’: misóginos, trolls y xenófobos

, , , | 10 noviembre, 2016

alt-rightPABLO PARDO. EL MUNDO.- Es la nueva generación de la derecha de Estados Unidos. No cree en la santidad del matrimonio. No se opone a las uniones homosexuales. De hecho, muchos de sus miembros son ateos.

Sus principios básicos son el derecho de cada uno a hacer lo que le dé la gana, su reivindicación de la masculinidad, y su rechazo a la inmigración. Para sus enemigos, tanto a la izquierda como entre el conservadurismo más clásico, sus únicos fundamentos son la defensa del derecho inalienable de cada uno de hacer lo que le dé la gana, y freír a los que no comulgan con sus ideas. Es la ‘alt right’, o sea, la ‘derecha alternativa’.

Este movimiento encontró en Donald Trump a su candidato de ensueño. Y éste vio en ellos a un grupo movilizado y con una enorme maestría de las redes sociales. Les dio mucho control sobre su esfuerzo electoral y algo de su retórica. No en balde su jefe de campaña era Stephen K. Bannon, que hasta el mes de octubre dirigió el boletín ‘oficioso’ de este movimiento, Breitbart News, una web que ha publicado que Hillary Clinton tiene una enfermedad neurológica y es alcohólica, y que tiene más visitas que la versiones ‘online’ de ‘Time’ y ‘Newsweek’ juntas.

No es fácil definir a la ‘alt right’. En palabras del periodista Andrew Marantz en la revista ‘New Yorker’, es «una laxa coalición de nacionalistas blancos, neomonárquicos, masculinistas, conspiranoides, nihilistas beligerantes, y ‘trolls’ de redes sociales».

Hay que matizar: el ‘New Yorker’ es una revista demócrata hasta la médula. Pero desde la derecha tradicional de toda la vida no se les considera mejor. David French, en la revista republicana -también hasta los tuétanos- ‘National Review’ los ha calificado de «quiero y no puedo fascistas». En su caso, la crítica tiene un toque personal. French, veterano de Irak, donde fue condecorado, se ha opuesto a Trump desde que éste lanzó su nominación. Y este grupo respondió en su estilo habitual: en Internet. Por ejemplo, poniendo a su niña de 7 años, que es de raza negra porque es adoptada y nació en Etiopía, dentro de una cámara de gas, junto a fotos trucadas de Trump vestido de nazi.

La ‘derecha alternativa’ no es una escuela ideológica. No tiene intelectuales ni tradición filosófica. Su medio de comunicación favorito es Twitter, y en 140 caracteres, de los que hay que descontar el ‘hashtag’, no cabe la ‘Política’ de Aristóteles. Sus figuras son heterogéneas. Pero las diferentes fuerzas del movimiento tienen elementos en común.

El más obvio, es su total desprecio por las normas morales tradicionales conservadoras. Algunos de sus miembros más destacados son homosexuales. Ése es el caso del multimillonario Peter Thiel, fundador de la empresa de medios de pago PayPal, y uno de los primeros inversores en Facebook, que habló en la Convención Republicana.

Rompiendo moldes republicanos

Más extremo es el ejemplo de Milo Yiannopoulos, un británico que tiene el dudoso honor de ser la única persona del planeta Tierra al que Twitter ha expulsado de esa red social a perpetuidad por su incitación al odio racial. Yiannopoulos no solo es homosexual sino que, además, está dando un ciclo de conferencias por las universidades de EEUU titulado «La Gira del Maricón Peligroso». Así que, cuando en la Convención Republicana Donald Trump habló de «nuestra comunidad homosexual» no solo estaba rompiendo una tradición republicana: también se estaba acercando a la ‘alt right’.

Otro componente de esta corriente es el rechazo frontal de la ‘corrección política’. La frase que a Donald Trump le gusta repetir – «no podemos seguir permitiéndonos ser políticamente correctos» – es música para la ‘derecha alternativa’. Eso incluye el cierre de fronteras, el final de la discriminación positiva, y algo muy marcado en este grupo: la defensa de la masculinidad. Yiannopoulos -que escribe regularmente en Breitbart News- ha denunciado como discriminatorio el que se destinen más recursos a la investigación y lucha contra el cáncer de mama que contra el de próstata, aunque prefiere resumir ese argumento con una frase: «El feminismo es cáncer».

Las relaciones entre hombres y mujeres son un aspecto central de la ‘alt right’. El creador del cómic ‘Dilbert’, Scott Adams, muy en la cuerda de la ‘alt right’, ha colgado en internet ‘selfies’ de su abdomen pétreo, ha escrito posts en su blog celebrando la felicidad que le ha traído su divorcio, y suele aparecer en su web junto a su «vecina» Kristina Basham, una «modelo, repostera y trotamundos» que es el sueño de cualquier cirujano plástico.

La actitud de los opinadores de la ‘derecha alternativa’ es muy similar a la de la famosa grabación en la que Donald Trump explicaba: «Las agarro [a las mujeres] por el c…, y se dejan». El bloguero Mike Cernovich, uno de los líderes del movimiento, con 155.000 seguidores en Twitter, se presentó a la que ahora es su esposa, Shauna, agarrándola del brazo en un bar de California, atrayéndola hacia sí y diciéndole: «Encajas bien». «Funcionó. En cinco minutos estábamos morreándonos», ha declarado ella al ‘New Yorker’.

Un discurso agresivo

La virilidad también se aplica a la política. Adams ha explicado que lo primero que hay que hacer para combatir el Estado Islámico (IS, según sus siglas en inglés), es que Estados Unidos y Rusia echen a toda la prensa internacional de la región que ocupan los terroristas, y después saquen de ella a las mujeres y los niños. La tercera fase es «dejar a millones de hombres» morir.

Eso puede llevar a la paranoia. Adams tiene 100.000 seguidores en Twitter y suele celebrar cada día una ‘videoconferencia’ con sus seguidores a través de Periscope, un servicio de vídeos de esa red social.

A veces la agresividad no es pactada como en el caso de Cernovich y su esposa. Bannon ha tenido procesos por violencia doméstica contra su segunda esposa. Y el propio Cernovich fue denunciado por violación, aunque el caso ha sido sobreseído. Ese bloguero ha tenido un éxito extraordinario con el libro ‘The Gorilla Mindset’ (‘La mente del gorila’), en el que describe, esencialmente, cómo ser un ‘macho’ al estilo José Luis Cantero, ‘el Fary’ («siempre he detestado al hombre blandengue, y además también he podido analizar que la mujer tampoco admite al hombre blandengue, porque la mujer es muy pícara»), solo que con Uber en vez de taxi y adaptado a California en 2016. Cernovich, que ha atribuido el fracaso de su primer matrimonio «al adoctrinamiento feminista» y al hecho de que fue «educado para ser sumiso» ha vivido, hasta el éxito de su libro sobre cómo hay que involucionar, de lo que sacó a su esposa en su divorcio.

Todas estas declaraciones son canalizadas políticamente por Donald Trump y otros líderes populistas conservadores. Ahí está Nigel Farage, el líder del ‘Brexit’, declarando satisfecho que, en su segundo debate con Hillary Clinton, Donald Trump se comportó como «un gorila de espalda plateada». Gracias a las investigaciones de una mujer -Dian Fossey-, la Ciencia sabe hoy que los gorilas de espalda plateada son machos dominantes, que cuentan con harenes de hasta 30 hembras, cometen infanticidio para que éstas entren en celo, y a menudo devoran sus propios excrementos. Pero, antropoides al margen, la ‘derecha alternativa’ ha sido, con su agresividad verbal y su uso de las redes sociales, una de las armas propagandísticas más poderosas de Donald Trump.

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