La Justicia investiga a los Ultras Yomus del Valencia por asociación ilícita

| 15 abril, 2018

La organización filonazi de seguidores del equipo ché fue protagonista de las brutales agresiones cometidas en la Diada del País Valencià del pasado 9 de octubre de 2017.

JOAN CANTARERO. PÚBLICO.- El juzgado de instrucción 15 de Valencia, que investiga las agresiones protagonizados por elementos de la ultraderecha contra los asistentes a la manifestación de la Diada del País Valencià del pasado 9 de octubre, ha ordenado a la Brigada Provincial de Información de la Policía Judicial una serie de investigaciones entorno a la organización Ultras Yomus, con la intención de conocer su situación legal, estructura y si consta como asociación o peña del Valencia CF.

Esta investigación tiene por objeto dar curso a las denuncias contra Yomus por asociación ilícita planteadas tanto por la ONG Red Española de Inmigración y Ayuda al Refugiado, como por los abogados de las víctimas, y por los letrados de la acusación particular que ejerce la Comissió 9 d’Octubre, organizadora de la manifestación atacada. No hay que olvidar que en el bagaje de Ultras Yomus pesan 35 años con numerosos antecedentes por hechos violentos graves, protagonizados por todo el Estado español, tanto dentro como fuera de los estadios de futbol.

De las primeras pesquisas policiales llevadas a cabo se confirman hechos concretos, de momento. Que Yomus se fundó en 1983 y se disolvió a efectos registrales en octubre de 2013, es decir, 30 años después de ser creada y liderada por el ahora abogado Antonio Carlos Serrano. Según la documentación del registro de Asociaciones de la Conselleria de Educación y Cultura de la Generalitat Valenciana acredita a la Policía Judicial que «la Asociación denominada Yomus, de Cárcer, figuraba inscrita en la sección Primera del Registro autonómico con el número 5303 y fue disuelta en fecha de 28 de octubre de 2013».

El Valencia dice al juez que no tiene datos de los Yomus

Asimismo, en el desarrollo de las pesquisas policiales se pone de manifiesto que el Valencia CF echa balones fuera, y niega ante la autoridad judicial vínculo alguno que le relacione con los Yomus. Así, el 2 de enero de 2018, Javier Solís Albamonte, director legal del Valencia Club de Fútbol, manifiesta por escrito a la Policía Judicial, que «no consta en nuestros archivos o documentación que la peña [Ultras Yomus] se encuentre referida y bajo nuestro conocimiento, no se encuentra registrada en la CN10 [Curva Nord-10] como una sección o forme parte de la misma».

Esto pone de manifiesto, técnicamente, que Yomus es una organización clandestina desde hace cinco años, y que a pesar de que el Valencia CF niegue relación alguna con sus ultras, es de todos modos público y notorio que el club ha mantenido una relación fluida —aunque tensa— con sus líderes en los últimos años, tal y como lo ponen de manifiesto los numerosos hechos recogidos en los medios de comunicación.

Incluso administrativamente el Valencia CF los ha tenido perfectamente identificados desde hace lustros en los archivos del club, al menos desde 1983, entre otras cosas porque eran una peña legal del club. Y también más recientemente, por ejemplo para comunicarles que podían pasar a recoger sus nuevos pases tras ser rehabilitados después de ser apartados del club durante varios meses. 

«Muchos miembros de Yomus tienen antecedentes»

Sin duda, la acreditación oficial de la disolución de Ultras Yomus en octubre de 2013, no es en ningún caso un hecho desconocido para los abogados de la acusación particular, en la causa judicial por agresiones ultras del 9 de octubre pasado.

Para Miquel Badia, abogado que ejerce la acusación en nombre de varias de las víctimas de las agresiones nazis «los Yomus son actualmente una organización informal que, en realidad y de facto, sí que existe. Tiene miembros, estructura, jerarquía y fines propios. Al menos 14 miembros de Yomus fueron detenidos y están investigados como presuntos autores de un delito contra las libertades, desórdenes públicos, lesiones y robo con fuerza a un periodista».

Según Badía «muchos de sus miembros tienen antecedentes por delitos cometidos por motivación ideológica. También muchos han cometido delitos comunes. Según mi consideración, si se practicara la correspondiente investigación policial e instrucción judicial, se podría acreditar que Yomus es una organización ilegal en los términos del artículo 515.4 código Penal».

Según el citado artículo, son punibles las asociaciones ilícitas, teniendo tal consideración las que «fomenten, promuevan o inciten directa o indirectamente al odio, hostilidad, discriminación o violencia contra personas, grupos o asociaciones por razón de su ideología, religión o creencias, la pertenencia de sus miembros o de alguno de ellos a una etnia, raza o nación, su sexo, orientación sexual, situación familiar, enfermedad o discapacidad».

Según el abogado valenciano «el 9 de octubre pasado los Yomus irrumpieron violentamente en la plaza de San Agustín en formación romana, perfectamente organizada, uniformados y siguiendo las instrucciones de sus líderes. Sin su actuación la incidencia y gravedad de los hechos hubiera sido mucho menor o no se hubiesen producido siquiera».

«Existen numerosos antecedentes e indicios de que los miembros de este grupo suelen actuar concertadamente para cometer delitos contra personas por motivos exclusivamente políticos», señala el letrado Miquel Badía, quien añade que «la Constitución prohíbe las asociaciones secretas y las de carácter paramilitar. Una asociación puede no existir en la realidad jurídica, pero si en la física. Lógicamente las asociaciones ilícitas no tienen CIF, lo que no significa que no existan de facto. Por tanto, las consecuencias serían la declaración de ilegalidad de la asociación».
Según esto, en caso de que los miembros de Ultras Yomus fueran en su caso condenados por estos hechos, por asociación ilícita, las penas a las que podrían enfrentarse, según el artículo 517 CP, serían las siguientes: 1) para los fundadores, directores y presidentes de las asociaciones, las de prisión de dos a cuatro años; multa de doce a veinticuatro meses, e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de seis a doce años. Y 2) a los miembros activos, penas de prisión de uno a tres años y multa de doce a veinticuatro meses.

Gradas de futbol, criadero de nazis

Que las llamadas gradas de animación de los equipos de futbol se han convertido en un criadero de nazis no es más que una obviedad reconocida por la OSCE, y por decenas de organizaciones antirracistas y antifascistas de todo el mundo, preocupados con el auge del odio en el deporte de masas.

Hace años que, en el Estado español, equipos como el FC Barcelona —en 2003, con Joan Laporta de presidente— y el Real Madrid —en 2014, con Florentino Pérez— expulsaron de sus clubes a los Boixos Nois y a los Ultras Sur, respectivamente. Durante décadas estos grupos hicieron irrespirable el ambiente en sus respectivos estadios y alrededores, donde jornada tras jornada los amantes de la violencia y del fascismo dominaban importantes masas de jóvenes, que se curtían en gimnasios, inflando sus músculos como suflés a base de esteroides anabolizantes. Estos hooligans convirtieron un espectáculo de masas lúdico —con sus innegables y lógicas rivalidades— en lobbies de presión social y económico. En un way of life, en ocasiones criminal, que desbordó los muros de los estadios y enfangó las calles, captando en su quimera a jóvenes imberbes que se creían socialmente desahuciados, adoctrinándolos como corderitos en ideologías de odio.

Yomus, protegidos por el Valencia CF

La historia del Valencia CF y sus ultras es diferente. Lo único que les distancia del Real Madrid y del FC Barcelona es que la directiva actual del Valencia CF se ha rendido y mantiene una actitud renqueante ante los Ultras Yomus en las gradas. Cuando intentaron deshacerse de ellos fracasaron. Su plan fallido consistió en dispersar a los ultras, impidiendo que se mezclaran en la grada joven, aplicando una «discriminación positiva», basada en el límite de edad para «separar generacionalmente a los grupos de animación para que los más jóvenes vuelen solos y no fueran contaminados por malos vicios y actitudes» señalan fuentes cercanas al club.

Pero la directiva del propietario del Valencia CF, el empresario de Singapur Peter Lim, no pudo con la presión, especialmente con la ausencia de animación en las gradas ante el boicot de los ultras a animar al equipo, «lo que suponía una devaluación del espectáculo», así que optó por devolver los pases a los 40 ultras más temidos eliminando las restricciones de edad, a cambio de que volvieran los cánticos futboleros. 

9 d’Octubre. El brazo armado del Valencia CF

Uno de los primeros en recuperar su pase fue el líder de los Yomus, Vicente Estruch Cortes, más conocido como El Alfarrasí. Cuando esta masa de músculos tatuada con esvásticas varias y el rostro de Adolf Hitler lideró, junto a unos 200 miembros de Yomus, las agresiones indiscriminadas contra los asistentes a la manifestación de la Diada del País Valencià, Estruch ya portaba en su bolsillo su carné de socio de la Grada Mario Kempes-Curva Nord del Valencia CF.

Pero cuando fue detenido por los actos violentos del 9 de octubre en, el Valencia CF que ahora afirma que no lo conoce de nada ni tampoco a su organización, se lo ha vuelto a retirar. La inmensa mayoría de miembros de Yomus implicados en las agresiones de la Diada del País Valencià sigue yendo al estadio con total normalidad.

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