La extrema derecha europea suma fuerzas en República Checa

| 25 abril, 2019

Marine Le Pen y el eurófobo holandés Geert Wilders arropan al candidato de la ultraderecha del país centroeuropeo en la presentación de su campaña para las elecciones europeas

MARÍA HERVÁS. EL PAÍS.- “Queremos mostrar que no estamos solos”, ha dicho este jueves Tomio Okamura, líder de la ultraderecha de República Checa, durante una rueda de prensa en un hotel de Praga donde ha estado arropado por dos pesos pesados del nacionalpopulismo europeo: Marine Le Pen y Geert Wilders, líder de la formación eurófoba holandesa Partido para la Libertad. Los tres líderes concurren a los comicios del Parlamento Europeo dentro de la Alianza Europea para los Pueblos y Naciones, un grupo que capitanea el italiano Matteo Salvini. 

Junto a sus socios, Okamura, presidente del partido Libertad y Democracia Directa (SPD), ha presentado su campaña electoral para las elecciones europeas. Es la primera vez que esta formación, —que irrumpió con fuerza en la escena política checa en 2017 y que cuenta con 22 escaños en el parlamento checo—, participa en estos comicios. Según las encuestas, el SPD conseguiría el 6% de los votos, lo que le daría la oportunidad de obtener un eurodiputado. Y entraría así al club comunitario que tanto ha manifestado aborrecer.

Bajo el lema Juntos contra los dictámenes de la UE, Le Pen, Wilders y Okamura se han congregado este jueves por la tarde en la histórica plaza Wenceslao, escenario de las protestas de la Primavera de Praga, donde protagonizaron una especie de mitin. A la misma hora, en la misma plaza, un centenar de manifestantes gritaban consignas a favor de la UE, según informa el diario checo Lidovky.

Los ultraderechistas proyectaron un vídeo en el que aparecía Matteo Salvini mostrando su apoyo a sus socios europeos. El líder italiano de La Liga capitanea la Alianza Europea para los Pueblos y Naciones, una gran familia de formaciones de extrema derecha de la que forman parte el Reagrupamiento Nacional de Le Pen, Alternativa por Alemania o los Verdaderos Finlandeses. Un proyecto que pretende acabar con el establishment de Bruselas.

A primeros de abril, Salvini viajó a Praga para conseguir más adeptos a su causa. Su aliado natural era Tomio Okamura, un empresario de madre checa y padre japonés que en 2015 fundó el SPD. Su discurso contra los musulmanes (instó a los checos a no comer kebaps) caló en una sociedad reacia a los inmigrantes tras la crisis migratoria que vivió el continente en 2016. República Checa, con más de 10 millones de habitantes, fue uno de los países (junto a sus vecinos eslovacos, húngaros y polacos) que rechazó el reparto de refugiados que propuso la UE. Le Pen ha reiterado este jueves el mensaje antiinmigración de estos partidos: “La ideología islamista debe ser erradicada”, dijo en declaraciones recogidas por la agencia AFP. También ha prometido que tras las elecciones del 23 al 26 de mayo habrá una nueva “armonía europea” de manos de los líderes de extrema derecha. 

En 2017, el SPD checo obtuvo casi el 11% de los votos en las elecciones parlamentarias, convirtiéndose en la cuarta fuerza política del país centroeuropeo. “Desafortunadamente no podemos decir que el SPD sea un partido marginal. Su influencia ha radicalizado el debate político”, explica por correo electrónico Zuzana Stuchlíková, del think tank Europeum Institute. Lo que esta analista no tiene tan claro es cómo acabará la relación entre los líderes eurófobos. “La cooperación internacional entre fuerzas tan nacionalistas es muy complicada”, sostiene.

A pesar de ser un país con un saludable crecimiento económico (con un crecimiento del PIB del 4,5% en 2017) y de tener una baja tasa de paro tras la crisis, el ascenso de la ultraderecha se explica, en parte, por la crisis política que sufre. En noviembre, miles de manifestantes pidieron en Praga la dimisión del primer ministro, el multimillonario Andrej Babis, por sus problemas con la justicia. Los escándalos de corrupción de su partido, la populista Alianza de Ciudadanos Descontentos (ANO), ponen en peligro el gobierno de coalición con los socialdemócratas.

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