La diversidad sexual, la asignatura pendiente de los profesionales sanitarios

| 14 febrero, 2020

La Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB) denuncian que el colectivo de mujeres LTB sufren mayores niveles de desprotección en relación a su salud sexual por falta de conocimiento específico en los servicios sanitario

CARMEN MARCHENA. DIARIO 16.- La salud sexual es un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad, que requiere de un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y de las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, libres de toda coacción, discriminación y violencia, según define la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, esta definición queda incompleta si la llevamos al campo de la diversidad y sus particularidades específicas en relación a la salud sexual de las mujeres LTB.

Aprovechando el Día Europeo de la Salud Sexual, que se celebra hoy 14 de febrero, la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB) ha emitido un comunicado en el que denuncian que las mujeres lesbianas, trans o bisexuales “sufren mayores niveles de desprotección en relación a su salud sexual debido a la falta de información y de formación del personal sanitario con respecto a su realidad”.

Para revertir esta situación, desde FELGTB reivindican la creación de un protocolo sanitario que “de respuesta a las necesidades de las mujeres LTB en materia de salud sexual atendiendo especificidades según su orientación sexual y su corporalidad”. En este sentido, la vocal de políticas identitarias de FELGTB, Paula Iglesias, indica que “es fundamental que en las consultas ginecológicas se deje de presuponer la heterosexualidad de las pacientes y que se implanten medidas encaminadas a erradicar las discriminaciones y la estigmatización en el ámbito sanitario”.

En el terreno profesional, la médica especialista en Promoción de la Salud y Educación Sexual, Antonia Asensio, en declaraciones a Diario16, defiende que “se potencie la investigación biomédica con perspectiva de género, teniendo en cuenta la diversidad sexual”, ya que normalmente, “los profesionales no saben porque no existen estudios que avalen la evidencia científica y sencillamente se obvia como inexistente otra tipo de relaciones sexuales diferentes a la heterosexual”, concluye la especialista.

Existen hechos concretos en los que Iglesias repara. Por ejemplo, “debemos incidir en la invisibilización de nuestra sexualidad y en la dificultad que tenemos para conseguir barreras de latex, preservativos femeninos u otros métodos de prevención de ITS orientados a las mujeres cis lesbianas y bisexuales de los que, además, no suele hablarse en las campañas de prevención”. Desde FELGTB alertan de la existencia de una escasa percepción de riesgo en relación a enfermedades de transmisión sexual transmitidas entre mujeres cis. Sin embargo, apuntan a que “ciertas infecciones de transmisión sexual, como el virus del papiloma humano (VPH), la vaginosis bacteriana y la tricomoniasis se contagian en las relaciones sexuales entre mujeres si no se toman las medidas de precaución adecuadas”, además de poder contraer el VIH con el contacto sexual.

De igual forma, Asensio aduce que “la invisibilidad y la ocultación más el desconocimiento por parte de los profesionales lleva a la no prevención, al retraso del diagnóstico y del tratamiento correspondiente, y a la culpabilización añadida que merma la capacidad defensiva de nuestra organismo”.

Con el objetivo de mejorar la cobertura del personal sanitario para dar respuesta a las demandas específicas de las mujeres lesbianas, bisexuales y trans, FELGTB exige que “se imparta información específica en materia de salud sexual de las mujeres LTB al personal sanitario y que se incluya la realidad de dicho colectivo en las campañas de educación sexual, así como que se garantice la formación y sensibilización del personal de las instituciones sanitarias en relación a la realidad trans puesto que son constantemente patologizadas o discriminadas”.

Según un estudio realizado por la propia federación, casi un 50% de las personas trans retrasa o anula sus citas médicas por miedo a la discriminación y, de este total, un 20% lo hace por miedo a que las llame por un nombre que no les corresponde, el 16% para evitar las faltas de respecto y el 14% por reparo a visibilizarse como persona trans en una consulta. Asimismo, la investigación revela que el 50% de las personas trans han sufrido un trato discriminatorio en los servicios sanitarios en alguna ocación, y el 16% asegura haberlo sufrido siempre, o casi siempre.

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