La discriminación laboral por edad, una lacra que se agrava en España

| 17 junio, 2019

El 71% de las empresas cotizadas presta poca atención a este problema, que traerá consecuencias nefastas para la economía

ROSA CARVAJAL. LA RAZÓN.- Resulta bastante desalentador conocer que la discriminación laboral por edad es un problema que se agrava en España. Estar a las puertas de los 40 o los 45 o peor aún los 50 años produce cierto vértigo cuando nos han expulsado del mercado laboral. Los datos del paro de esta cohorte de profesionales, según la última Encuesta de Población Activa (EPA) no son nada alentadores. El número total de desempleados mayores de 45 años asciende a 1,3 millones, cerca del 40% del total de parados. A esta forma de discriminación laboral alude el «edadismo», un término acuñado por el psiquiatra Robert Butler, experto en envejecimiento. Sabemos que más de la mitad de los desempleados cree que no encuentra trabajo debido a su edad, según una encuesta del grupo Adecco-Infoempleo.

Los autores Iñaki Ortega y Antonio Huertas hablan en su obra «La revolución de las canas», sobre la generación «silver». Tiene más de 60 años y está plenamente activa, ahorra, crea y sigue consumiendo. Una población que viene creciendo considerablemente y que lo hará todavía más. En las próximas cuatro décadas países como Corea del Sur, Taiwán, Japón, Portugal, Grecia, Singapur, España, Polonia o Hong Kong superarán el ratio del 35% de personas mayores de 65 años, según un estudio de la Fundación Mapfre. Es más, estos mismos países y otros como Macao, Martinica, Suiza o Italia alcanzarán esperanzas de vida a los 65 años de 25 años en adelante en el periodo 2055-2060 y se acercarán a los 30 años a finales de siglo, siendo los países del África subsahariana los que tendrán menores esperanzas de vida. El Banco de España alertó en su último boletín económico de las consecuencias económicas de los cambios demográficos. «Evolucionamos hacia una población sensiblemente más envejecida. Según las previsiones, la proporción de los mayores de 66 años frente a las personas de 16 a 66 años se va duplicar entre 2018 y 2050: por cada persona mayor de 66 años solo habrá dos personas de entre 16 y 66 años». Un proceso que se explica por el aumento de la esperanza de vida y por la llegada de las generaciones del «baby boom» de los años sesenta a ese grupo. En grupos de menor edad, por la caída de las tasas de natalidad a partir de los 80. Todo esto ha llevado, señala el Banco de España, a un aumento del peso relativo de jubilados en relación con la población en edad de trabajar, que ya estamos viendo en las economías avanzadas. En España se ha empezado a notar más tarde y ocurrirá de forma más rápida en los próximos años. Siempre según el informe de 2018 de este organismo emisor, la tasa de empleo es de alrededor de 15 puntos mayor en el grupo de edad de 40 a 44 años que en el de 55 a 59 años, y la de este grupo es 20 puntos mayor que la de la cohorte de 60 a 64 años. Por consiguiente, según envejece la población en edad de trabajar, se produce una presión a la baja de la tasa agregada de empleo. En la medida en que la duración de la vida laboral se deba alargar para acompasarla con los aumentos de la longevidad, será necesario que aumenten más las tasa de empleo en edades avanzadas. El talento sénior se margina por meros prejuicios, como creer que son menos competentes que los jóvenes para aprender cosas nuevas, o porque no se desea pagar sueldos mayores que los que se pagan a los jóvenes. Sin embargo, despreciar el talento sénior por prejuicios y estereotipos tan arraigados, puede traer consecuencias nefastas para la economía. Por ejemplo, la disminución del peso relativo de la población en edad de trabajar frente a los jubilados significa que los ingresos por cotizaciones sociales disminuyen en relación con el mayor gasto en pensiones, sanidad y dependencia.

Poco interés

Pero la gran mayoría de las empresas cotizadas, el 71%, presta muy poca o nula atención a los empleados de más de 50 años de sus plantillas. Así se desprende del primer análisis «Carrera y talento sénior. Informe de transparencia y buen gobierno sobre la gestión del talento sénior en las empresas del Ibex 35» elaborado por la Fundación Compromiso y Transparencia. Javier Martín Cavanna, coautor del informe señaló, en un evento organizado por la Fundación Selectiva en Deusto Business School para hablar de «edadismo», que «pese a tratarse de un problema grave, llama poderosamente la atención el poco interés que las empresas han venido prestando a esta cuestión. Se pueden contar con los dedos de las manos las compañías que tienen políticas y prácticas concretas para evitar la discriminación real de los mayores de 50 años. Ningún país puede permitirse prescindir de su talento sénior y, especialmente España, que desde hace años sufre un envejecimiento progresivo de la población que ha puesto en cuestión la sostenibilidad del sistema general de pensiones». El informe destaca que si bien los temas de diversidad han entrado con fuerza en las empresas, todavía se focalizan mayoritariamente en las cuestiones de género y discapacidad. Poco más de la mitad de las empresas (57%) hace una referencia también a la diversidad por edad o generacional. «Los talentos de más de un millón de personas mayores de 50 años que quieren trabajar se están desperdiciando debido a las prácticas de empleo obsoletas», destaca Cavanna.

Juan Carlos Delrieu, director de Estrategia y Análisis de la Asociación Española de Banca (AEB), recuerda que el 75% de los parados de larga duración son mayores de 45 años, mientras que el 35% de las personas mayores de 55 años en paro tiene aún cargas familiares, lo que convierte el «edadismo» en un «problema social». Mayte García Caneiro de «cambiar mi vida a los 40» y entrenadora laboral destaca que «cuidar de los séniors atraerá más talento a las empresas».

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