La CUP apuesta por el supremacismo y ‘acosará’ a Torra para romper con España

, | 27 septiembre, 2018

Endavant, el núcleo duro de la CUP, advierte de que «solo es posible la autodeterminación en los Països Catalans mediante una ruptura absoluta con la legalidad instituida del Reino de España»

ANTONIO FERNÁNDEZ. EL CONFIDENCIAL.- Lo catalán es lo supremo, lo que importa. Las leyes que no sean netamente catalanas son consideradas nulas y no deben obedecerse. El supremacismo se está adueñando de una parte importante del independentismo catalán, hasta el punto de que la negación de las leyes y la desobediencia de las mismas se están convirtiendo en el ‘leit motiv’ de la acción política de los movimientos más extremistas, incluido el partido parlamentario CUP, que controla la sala de máquinas de la campaña que se conoce como ‘otoño caliente’, en referencia a la agitación social que quiere atizarse en las calles catalanas.

«La lógica del ejercicio de autodeterminación, de la superioridad de la legalidad catalana y del amparo de la legislación internacional desenfoca el hecho esencial del ejercicio de la autodeterminación: se trata de una cuestión de lucha por el poder, de lucha por la soberanía y de movilización de un pueblo, y no de una cuestión jurídica, legal ni formal», dice un documento de Endavantel núcleo duro de la CUP aprobado el pasado mes de mayo bajo el título ‘¿Qué hacer en la nueva etapa política en el Principado?

Este documento señala también que «por mucho que los diversos tratados de la ONU sobre Derechos Humanos reconozcan el derecho de los pueblos a la autodeterminación, lo fundamental para ejercer la autodeterminación, tal y como se ha constatado en diversas ocasiones, es tener un pueblo organizado, dispuesto a movilizarse hasta las últimas consecuencias para determinar libremente su estatus político y su desarrollo económico, social y cultural». El texto advierte de que «solo es posible ejercer la autodeterminación en los Països Catalans mediante una ruptura absoluta con la legalidad instituida del Reino de España y con el ordenamiento fijado por la Unión Europea (UE)».

Esta semana, Endavant aprobó otro documento bajo el lema ‘1 de octubre: la desobediencia y la lucha son el único camino’, donde se recoge la esencia del anterior documento y que trata de ser una ‘guía espiritual’ para sembrar el caos en las calles catalanas. Se trata de una reflexión ante el aniversario del referéndum ilegal realizado el 1 de octubre de 2017, cuyos hipotéticos resultados solo reivindican los líderes políticos separatistas para justificar sus posicionamientos rupturistas.

Recuperar el protagonismo

Cabe decir a este respecto que los ‘observadores internacionales’ que los mismos independentistas llevaron a Cataluña en aquella jornada se negaron a realizar una valoración de la consulta y afirmaron que sus resultados no podían tenerse en cuenta porque el referéndum no contó con las mínimas garantías democráticas, entre ellas un censo electoral fiable, así como por el descontrol en el cómputo de los votos, la votación múltiple de un mismo ciudadano o la introducción masiva de votos en las urnas. La manipulación de los resultados es tan evidente que los independentistas insisten en que las urnas confiscadas por la policía contenían más de 700.000 votos… ¡y daban las cifras de los síes y los noes que había en esas urnas! Votos, evidentemente, jamás contados. ¿Cómo saber realmente cuántos síes, noes, nulos y en blanco había si jamás fueron contabilizados?

Pero el aniversario de ese referéndum le da a la CUP la posibilidad de iniciar una gran campaña para intentar recuperar el protagonismo en las calles de Cataluña, en detrimento de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y de Òmnuim Cultural, las dos entidades cívicas cuyos esfuerzos se centran en la organización de manifestaciones y actos en defensa de los políticos encarcelados y fugados.

Ante este panorama, la CUP no dará tregua al presidente catalán, Quim Torra, en el ‘otoño caliente’. El documento aprobado por Endavant esta semana señala que “la no implementación de la república, siguiendo el mandato popular, no ha hecho más que abrir las puertas al autonomismo más mediocre y caduco. No hay negociación porque no hay fuerza ni capacidad de iniciativa de unas instituciones que abandonaron al pueblo a su suerte. Ni aplicaron el resultado del referéndum, ni mejoran nuestras condiciones de vida ni nos protegen de las agresiones constantes de un fascismo desbocado que tiene carta blanca del Estado”.

Los radicales analizan lo sucedido el último año, desde la celebración del referéndum ilegal del pasado 1 de octubre y la “huelga general más masiva de los últimos 40 años” del 3 de octubre. “Un año después, no somos república. Y no lo somos porque las instituciones y los partidos políticos que se reclaman soberanistas no han estado a la altura del pueblo”.

Torra se lleva muchos de los palos de sus colegas de la CUP en los documentos de esta organización. Entre otras cosas, los antisistema acusan al “soberanismo gubernamental” de asumir una agenda política basada en cuatro ejes: “a) La falacia de la recuperación de unas instituciones autonómicas sin tener ni tan solo competencias autonómicas desde antes de la aplicación del 155; b) la lógica antirrepresiva como criterio central para fijar la estrategia política independentista; c) el sueño de que la negociación con el Estado es posible en vistas a un referéndum pactado que permita una autodeterminación ‘low cost’; y d) la progresiva sustitución de la demanda del ejercicio de la autodeterminación y de la soberanía por la demanda del reconocimiento de los derechos y libertades civiles, que desligadas la una de la otra desdibujan el estado actual del conflicto contra el Reino de España que afecta al pueblo catalán”.

Mantener abierto el conflicto

Los cuperos reconocen que el independentismo todavía no está en disposición de materializar una república independiente “de forma inminente”, pero subrayan que el separatismo de raíz popular “tiene todavía la capacidad de mantener abierta la confrontación democrática con el Estado y someterlo a un desgaste y a unas contradicciones que muestren su verdadera cara (…) es decir, hay las condiciones para construir un nuevo escenario todavía más potente que el del pasado octubre y no circunscrito exclusivamente a las fronteras autonómicas del Principado de Cataluña”.

De ahí que aseguren que el proyecto político prioritario es “mantener e intensificar el conflicto con el Estado español, no solo en Cataluña sino en todos los Països Catalans, a partir de la denuncia de los límites del sistema autonómico”. En otras palabras, que quieren extender la inestabilidad y la confrontación a Valencia, Baleares y la franja que separa Cataluña de Aragón.

En este sentido, resaltan que el principal trabajo que tiene en estos momentos la izquierda independentista “es mantener abierta esta confrontación, evitar cualquier escenario de pacto en la perspectiva de un nuevo encaje político dentro del Estado y trabajar para construir un nuevo escenario de ruptura en clave nacional”. El ‘otoño caliente’, pues, ya ‘calienta’ motores.

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