La Comisión para los Migrantes de la ONU: «La criminalización no es una solución»

| 2 noviembre, 2014

El portavoz de la Comisión para Migrantes Trabajadores de la ONU ha alertado del aumento de la criminalización de los inmigrantes
Recopilamos algunos de los últimos casos en los que Gobiernos e instituciones han acudido a la criminalización
«No resuelve el problema derivado de la inmigración irregular sino que incita a la xenofobia y al racismo», asegura Carrión Mena

Imagenes-Melilla-Foto-Robert-Bonet_EDIIMA20141015_0938_18ALBERTO ORTIZ. ELDIARIO.ES.-  «La criminalización de los inmigrantes no es una solución». El portavoz del comité de las Naciones Unidas para los Migrantes Trabajadores, Francisco Carrión Mena, ha criticado el tono de algunas de las declaraciones de representantes de instituciones acerca de los inmigrantes que intentan acceder a la Unión Europea de forma irregular. «Criminalizar a los que llegan no resuelve el problema de la inmigración irregular sino que incita a la xenofobia y el racismo», ha recordado.

Mena ha expresado su preocupación durante la presentación del informe anual de la Comisión en la Asamblea General de la ONU donde nombró algunas de los principales desafíos de las potencias internacionales a la hora de asumir la inmigración irregular. Las palabras del portavoz coinciden con un momento en el que el Gobierno español ha aumentado las referencias a la violencia con la que los inmigrantes intentan acceder a territorio europeo, pero estas no son nuevas.

Recopilamos algunas de las acusaciones más polémicas a inmigrantes por parte de las autoridades de España y de Europa.

«Violencia» en la valla de Melilla

El ministerio del Interior y el Gobierno de Melilla han aumentado sus referencias a la «violencia» empleada a la hora de travesar el perímetro fronterizo. Según diferentes ONG de defensa de las personas migrantes, se trata de un discurso fomentado con el objetivo de justificar la violencia policial en la frontera y el uso de material antidisturbios para frenar las entradas. Aunque no es nuevo, se ha intensifcado a partir del salto del pasado 15 de octubre.

Después de aquel día, la Delegación de Gobierno de la ciudad autónoma explicó que el salto se había producido con una «violencia extrema e inusitada». A través de un comunicado oficial, la institución denunció que las personas que intentaron saltar estaban «provistos de piedras, palos, cuchillos, ganchos, cuerdas y otros objetos contundentes, gran parte del grueso de inmigrantes logra rebasar a las fuerzas de seguridad marroquíes y aproximarse a la valla de Melilla». Los ganchos y cuerdas son utilizados para trepar, aunque sí que se demostró que algunas personas quemaron sus prendas de vestir con la intención de desperdigar a los agentes españoles.

No se demostró la existencia de cuchillos, como afirmaba el Ejecutivo, quien también acusó a un inmigrante de «tirar» a un agente de la Guardia Civil de la alambrada. El subsahariano, que estaba agarrado a la valla únicamente con sus dos manos, en su intento de recuperar su posición y volver a sentarse en la alambrada, dio una patada a un agente que intentaba que intentaba bajarle agarrándole de las piernas. El guardia civil perdió el equilibrió y se cayó.

Las acusaciones fueron similares a las que se siguieron al salto producido el pasado 1 de mayo, en los que el instituto armado repelió con gas pimienta a quienes intentaron cruzar la valla. Una imagen difundida por la Delegación del Gobierno mostraba los «enseres» utilizados por los inmigrantes para «hacer daño»: garfios y cuerdas para trepar. En la ocasión del 15 de octubre, la institución distrubuyó unos vídeos con el mismo objeto.

La contundencia de las notas de prensa publicadas a raíz de los últimos intentos de entrada a través de la valla ha sido paralela a la empleada por representantes políticos de la talla del presidente de Melilla, Juan José Imbroda y del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz.

En declaraciones a los medios, el pasado 25 de octubre Imbroda alertó del «riesgo que conlleva» la inmigración ilegal. El líder popular advirtió del auge del yihadismo y del fundamentalismo en una zona no lejana como el Sahel y la relacionó con la supuesta violencia con la que los inmigrantes intentan cruzar la alambrada. «Nosotros no sabemos quiénes son los que vienen, no sabemos quiénes son los que están saltando la valla, no lo sabemos», deslizó.

Unos días antes, el presidente melillense había cuestionado la honradez de quienes intentan acceder a España. «¿Acaso el 100% de las personas es gente honrada?», preguntó alertando sobre las consecuencias que podría acarrear que la frontera fuera permeable.

El ministro del Interior no se ha descolgado del tono de las declaraciones de su compañero de partido y ha suscrito su argumento. En referencia a la excesiva «violencia» que emplean los inmigrantes al cruzar la valla, Fernández Díaz avisó del «entrenamiento, programación y planificación» con el que las mafias coordinan estos saltos. «La Benemérita actua de forma proporcional y adecuada a los intentos de intrusión masiva», afirmó entonces el ministro.

El último hito sobre este asunto lo protagonizó el periódico el Faro de Melilla al hacerse eco de las acusaciones de la Asociación Unificada de Guardias Civiles. «Cinco guardias civiles, heridos tras el intento de salto de 300 inmigrantes». Y subtitulaban: «Orines y escupitajos con ‘ébola'», t ituló el diario regional el día después del intento de entrada del pasado 15 de octubre. Su primera página no aclaraba por qué menciona el virus, a pesar de la alarma social que puede ocasionar, sumado a un conjunto de acusaciones contra las personas que intentaron saltar la alambrada de la ciudad autónoma este miércoles.

En el interior, el periódico aclaraba que la asociación del insituto armado había denunciado que «los inmigrantes que se encaramaron en la alambrada orinaron y lanzaron escupitajos sobre los agentes al grito de ‘ébola'».

Redadas para interrogar inmigrantes

Entre el 13 y el 26 de octubre se desarrolló en Europa la operación Mos Maiorum impulsada por el Consejo de la Unión Europea. Según un documento filtrado por la organización State Watch, el objetivo del dispositivo policial conjunto era interrogar a inmigrantes para «recopilar información» con el objetivo de detectar redes de tráfico de personas que actúan en las fronteras de la Unión. Diversas organizaciones sociales denunciaron al comienzo de la operación que esta clase de redadas tienen un carácter racista: el criterio para seleccionar a las personas identificadas suele ser la existencia de rasgos étnicos concretos.

«Entraron por la puerta de la cancha, les pidieron la documentación y se llevaron a tres en una furgoneta”, explicó a eldiario.es un vecino del barrio madrileño de Lavapiés que presenció una de estas redadas. Según ese mismo testigo y las personas que documentan otras actuaciones similares en un mapa colectivo lanzado por Refugees Watch, las detenciones las realizan policías de paisano generalmente cuando está oscureciendo.

Sin embargo, la opacidad existente alrededor de estas prácticas ha evitado conocer por el momento si estas intervenciones policiales estaban integradas en la operación europea o se trataba de actuaciones rutinarias.

Mos Maiorum no es la primera redada que se realiza en Europa con estas características. Entre finales de octubre y principios de noviembre de ese año, Chipre convocó la operación Aphrodite. El objetivo: «Combatir la inmigración ilegal, sobre todo los cruces ilegales de fronteras, recoger información sobre los movimientos posteriores de los migrantes dentro de los Estados Miembros de la Unión, las rutas tomadas y recabar datos extra relacionados con el tráfico de migrantes».

Apenas se han difundido datos de esta primera gran operación. Aún así, un año más tarde, entre el 30 de septiembre y el 13 de octubre, Lituania se encargó de coordinar la operación Perkunias -similar a Aphrodite- de la que sí se han publicado datos concretos. Participan 23 países, cinco menos que en la anterior, cuando se unieron 25 estados miembros además de Liechtenstein, Noruega y Suiza.

Criminalización también fuera de España

Las preocupación de Carrión Mena no solo recuerda a las declaraciones a nivel político en España. El ascenso de la xenofobia en los parlamentos europeos y de las póliticas de cierre de fronteras de grandes potencias internacionales como Estados Unidos o Australia han motivado la articulación de discursos para criminalizar a los inmigrantes.

Aparte del partido político griego Amanecer Dorado, son varias las formaciones que han recurrido a la criminalización del colectivo migrante. Una de ellas ha sido el Partido de la Libertad holandés, liderada por Geert Wilders, que recientemente lanzó una campaña para pedir que todos aquellos que provinieran de un país de mayoría musulmana renunciaran a la ley de la Sharia. «La Sharia lleva al odio», llegó a decir Wilders en una comparecencia parlamentaria.

La campaña ‘No Way’ conmocionó a muchos sectores de la población australiana hace unas semanas. Las autoridades del país pusieron en marcha una plataforma de carteles y vídeos en los que anunciaban que nadie entraría en Australia de manera ilegal. «Decid a vuestras familias en el extranjero que no se suban a un barco sin una visa», rezaba la publicidad del Gobierno. La justificación que dio el ministro del Interior para explicar la agresiva publicidad fue que las fronteras australianas se estaban viendo «amenazadas» por la presencia de traficantes de personas y de mafias operativas en las costas.

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