Juzgan a tres vitorianos por insultos racistas a un usuario que fue al banco de alimentos en un Mercedes.

, | 19 mayo, 2022

El Correo.- La Fiscalía de Álava reclama 3.000 euros a cada procesado. La víctima les identifica, pero ellos niegan ser xenófobos. «Dono 5 euros al mes a Acnur», se defiende uno.

Acudió al banco de alimentos en el Mercedes «de un amigo» y se topó con una supuesta lluvia de «insultos racistas» mientras aguardó su turno de recogida. Eso es lo que relató ayer un vecino de Vitoria, de origen mauritano, en la Audiencia Provincial de Álava. Con cada frase, los tres procesados cabecearon en señal de desaprobación. De ser condenados, cada uno se enfrenta a una pena de prisión simbólica –diez meses exige la Fiscalía– y a una multa económica de 3.000 euros.

Por lo pronto, los magistrados Poncela, García Romo y Zulueta escucharon dos versiones opuestas sobre lo que presuntamente sucedió el 14 de julio de 2020 enfrente de una de las sucursales vitorianas de la ONG especializada en entregar comida gratis a los más desfavorecidos.

El supuesto objetivo de su ira describió que en un inicio «no me di cuenta de que me lo decían a mí hasta que una chica del banco me lo dijo». Escuchó «muchas palabrotas». Alguno le gritó que «no tienes dinero para comida pero sí para gasolina y el seguro del coche». Y mientras apuntó a uno de los encausados matizó que «uno gordo se bajó el pantalón y enseñó el culo. Ese».

«Estuve casado 25 años con una cubana», adujo para señalar que no es racista

UNO DE LOS PROCESADOS

Era la primera vez en sus diez años en Vitoria que sufría un episodio de esta índole. «No quiero esta gente en Vitoria, ni en España». Aquella tarde le acompañó su expareja, también extranjera. Ayer corroboró su testimonio. Identificó a los tres. «Dijeron que iban a quemar el banco. Uno cogió la silla como para tirársela. Había más gente en la cola pero sólo se dirigieron a mi antigua pareja por racismo», expresó. A preguntas de la defensa, ambos contaron que, pese a haber más foráneos «y un español» en aquella fila, las supuestas iras únicamente se dirigieron al denunciante.

Todo lo contrario manifestó el trío señalado de cometer un delito de «lesión a la dignidad por motivos racistas». Los acusados –autóctonos– negaron insulto alguno. Ni racista ni de ninguna otra clase. «Estábamos en el bar de enfrente como solemos hacer y fui a apaciguar los ánimos», alegó el primero en testificar sin aclarar cómo se inició la gresca. Remarcó además que «estuve 25 años casado con una cubana».

Un cuarto por identificar

Su compañero se movió en la misma dirección. «Sólo les dije que trabajaba doce horas al día» y que «no sé por qué fui» a donde el agraviado. «Trabajo con inmigrantes y jamás he tenido problemas». El tercero se extendió algo más. «No me enteré del rollo. Sí dije que me levanto a las cuatro de la mañana a trabajar», comentó a preguntas del fiscal Pedreira. Culpó a un cuarto implicado sin identificar –«un argentino»– de ser el detonante de todo el embrollo y agregó que «todos los meses dono 5 euros a Acnur (el organismo de la ONU de ayuda al refugiado)».

Durante la sesión se visionó un vídeo, grabado por la víctima, con el supuesto incidente racista. Sin embargo, en las imágenes los únicos insultos que se escucharon salieron de boca de la ex del denunciante. Sí se aprecia a un investigado acercarse peligrosamente a la cámara. Tampoco aclaró demasiado una voluntaria del banco de alimentos. Llegó con la discusión iniciada. «No recuerdo insultos racistas». Tampoco pudo identificar a nadie. «Creo que fue un episodio de ofuscación y ya está», selló.

Con este desarrollo, la Fiscalía reclamó diez meses de cárcel a cada procesado –que no implicaría el ingreso–, una multa de 3.000 euros y su inhabilitación por cinco años «para cualquier oficio docente, deportivo o de tiempo libre». La defensa abogó por la absolución. La sentencia se conocerá en unas semanas.

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