Insultos y amenazas a la doctora Elena: “Vamos a raparte la cabeza”

| 25 septiembre, 2020

Cuando terminó la ‘tradición’ de los aplausos a las 20:00 para nuestro personal médico, llegaron los insultos, promovidos por negacionistas de la COVID

DIARIO DE AVISOS / EL ESPAÑOL.- La doctora Elena Casado, anestesióloga en un hospital en Gandía que no será mencionado por precaución, ha sido víctima de duros ataques y amenazas en sus redes sociales durante las últimas semanas, informó El Español.

“Esto del acoso se lleva produciendo desde hace años, yo lo recuerdo desde que era residente”, señala Casado en una conversación en la que achaca los ataques a los sanitarios a los múltiples recortes que ha venido sufriendo la sanidad pública desde hace tiempo.

“Sin embargo, a raíz del coronavirus todo ha ido a peor y la gente está muy desbocada”, opina y culpa además al movimiento negacionista y al apoyo recibido por ciertas figuras públicas de haber empeorado una situación, ya de base complicada para ellos.

“Me escribían lo típico de: Médicos asesinos, cómplices y otros insultos varios”, indica -y destaquemos que hemos llegado a asumir como típicos una serie de ataques dirigidos a este gremio-.

Pero hace unas semanas, en agosto, “me avisaron de que un hombre había cogido fotos mías, había publicado los datos del hospital donde trabajo y estaba diciendo a la gente que viniera a por mi, a raparme la cabeza”, detalla indignada.

Y es que, quizás a algunos les suene esta historia, porque el causante de estos ataques es ni más ni menos que el conocido como Doctor Papaya, el negacionista que se hizo pasar por parasitólogo y que acosó durante meses a periodistas y sanitarios, llegando a instar a sus casi 10.000 seguidores a que le ayudaran a buscar las casas de los involucrados en la gestión de la pandemia.

Al mismo tiempo, un canal de YouTube con más de 3.000 seguidores publicaba a finales de agosto un vídeo que etiquetó como “los retrasados del día”, con Elena Casado como protagonista. En este, el usuario hace una grabación de la pantalla del móvil mostrando las redes sociales de la atacada, con el único fin de profesarle una serie de insultos ya no solo relacionados con su profesión, sino además con su aspecto personal.

“Realmente parecía un niño de 15 años hablando, pero aún así me preocupaban las consecuencias que pudiera tener”, indica la afectada.

¿Y cuales fueron estas consecuencias? Un incremento de las amenazas personales, de carácter muy grave. Lo que habían sido una serie de insultos, en mayor o menor medida ridículos, pasaron a ser ataques verbales muy preocupantes, que tenían como único motivo infundir el miedo en la sanitaria. “A mi que me llamen novia cadáver me da completamente igual. Ahora, que me digan que saben dónde vivo, que me van a esperar a la salida del trabajo… Eso ya sí que da miedo”, señala la anestesióloga con tono preocupado.

“Me decían que me iban a dar una paliza como me vieran por la calle y uno me llegó a escribir literalmente: te voy a coser el clítoris como a las negras de África”, recuerda haciendo un repaso de todos los ataques recibidos. “Una intenta ser racional en esos momentos y no preocuparse, pero entiende que es incontrolable y los niveles de tensión son muy altos”, añade cuando se le pregunta acerca de su estado en esos momentos.

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