Hablamos con Frauke Büttner, especialista en el papel de la mujer dentro de la ultraderecha

| 28 junio, 2016

VICE News se reunió en Berlín con Frauke Büttner, politóloga especializada en prevención contra la extrema derecha y el racismo. Forma parte de un grupo de investigadoras que estudian el papel de la mujer dentro de los movimientos de ultraderecha en Alemania.

VICE News: ¿Por qué decides investigar el papel de la mujer dentro de la extrema derecha?
Frauke Büttner: Porque durante muchos años las mujeres han pasado totalmente desapercibidas en este caso en particular. Siempre ha habido una visión de una ultraderecha muy masculina pero esto no siempre ha sido un reflejo de la realidad. Más o menos un 20 por ciento de los militantes ultraderechistas son mujeres. Si no se apunta el foco hacia esas mujeres se convierten en invisibles y, en consecuencia, en un peligro al que nadie le presta importancia.

Existe una doble invisibilidad. Por una parte son invisibles por su condición de mujer y, por otra parte, la propia estructura patriarcal facilita que las mujeres que militan en la ultraderecha nunca sean percibidas como un peligro. Hay la falsa percepción de que una mujer no puede ser, por ejemplo, parte de un grupo terrorista de extrema derecha. La gente no percibe que una mujer pueda tener una ideología tan extrema.

En este sentido se da la paradoja que muchas veces estas mujeres juegan con ventaja y pueden actuar de forma más discreta por su propia condición de género sin que la gente las perciba como un peligro.

El periodista Andreas Speit publicó en el diario Taz que una tercera parte de la escena ultraderechista alemana está compuesta por mujeres pero que sólo el 10 por ciento de las condenas por violencia ultra recaen sobre éstas. ¿Por qué hay tal desproporción?
Se puede hablar de una estructura piramidal. En la base, donde estaría el ámbito de las ideologías, no hay demasiada diferencia entre hombres y mujeres. En la sociedad alemana hay más o menos la misma cantidad de hombres que de mujeres racistas. Encima de la base encontramos otro eslabón, donde ya encontramos menos mujeres organizadas dentro del ámbito de la militancia en partidos y organizaciones ultraderechistas. Dentro de este grupo, el número que cometen delitos también es menor. En el caso del grupo que actúa de forma ilegal encontramos dos razones que explican la supuesta ausencia de mujeres. En primer lugar encontramos que la mujer ya de por si tiene otro rol dentro la militancia y además, las que si están implicadas directamente en actos violentos pasan mucho mas desapercibidas. Es probable que en el caso de un atentado por ejemplo, la propia policía no se fije en una mujer porque no llama tanto la atención. Una mujer que por ejemplo estuviera haciendo tareas de vigilancia, en segundo plano. Lo que te decía antes: No son percibidas como un peligro.

¿Qué roles tiene la mujer dentro de la ultraderecha alemana?
En un principio los tiene todos. Pero por ejemplo, aunque hay líderes mujeres, las hay en mucha menor cantidad. En general nos encontramos con una extrema derecha muy modernizada, donde el papel de la mujer es compatible con otros aspectos que ya tiene en la sociedad, pero por otra parte nos encontramos que estas mujeres militantes también tienen el rol de mujer, madre y ama de casa. Tenemos que partir de la base que estas mujeres, según su ideología, son las responsables de mantener una sociedad donde la raza blanca sea la dominante.

¿En las estructuras dirigentes de partidos de ultraderecha también hay mujeres?
Si las hay, pero son pocas. En todos los aspectos: desde diputadas, dirigentes locales y hasta líderes en primera linea.

¿Dentro del movimiento las mujeres disponen de sectoriales propias, únicamente formadas por ellas?
Si, hay una organización dentro del ultraderechista NPD, el Partido Nacional Demócrata de Alemania, llamada RNF, que son las siglas en alemán de Círculo Nacional de Mujeres. Hay otra organización, la GLF, más antigua pero más clandestina, que también agrupa a mujeres de varias organizaciones de la ultraderecha.

La existencia de estos grupos me hace pensar, por ejemplo, en el caso de España, donde encontramos el caso del Círculo Atenea, que salió de las filas del neonazi Movimiento Social Republicano (MSR). ¿Qué papel juegan estas organizaciones dentro del movimiento?
Son movimientos antifeministas. En el caso de la GLF que te comentaba antes, es una organización que temáticamente trabajan por mantener las tradiciones, cultura, mitología germánica… En el caso del RNF, la organización más moderna que fue creada en 2006, la diferencia principal es que ellas son mucho más activas políticamente con incidencia también en las candidaturas políticas.

¿Son respetadas políticamente?
Creo que hay las dos percepciones. Por un lado en los últimos años ha habido cambios con el papel de la mujer en política, también en la extrema derecha, donde ya está aceptado que una mujer pueda liderar el movimiento, pero eso choca frontalmente con un machismo muy profundo que apela a los supuestos roles biológicos entre hombres y mujeres.

Como conocedora del caso español, ¿ves paralelismos entre el papel de la mujer dentro de la extrema derecha en Alemania y España?
Hay un vacío de información. Por ejemplo, sobre la cantidad de mujeres en la extrema derecha española no hay casi nada publicado, ni estadísticas ni datos objetivos. Esteban Ibarra, del Movimiento contra la Intolerancia me comentó una vez que él cree que el número de mujeres en la ultraderecha española podría ser del 20 o 25 por ciento. Es solo una estimación, y probablemente una estimación muy alta. En la imágenes de manifestaciones ultras que encontramos en los medios hay mujeres. Pocas, pero siempre hay mujeres. Por ejemplo en el asalto al Centro Blanquerna de Madrid había una mujer implicada… o la portavoz del Hogar Social Madrid, otro ejemplo.

¿Y sobre el papel político de estas mujeres, crees que es similar al que tienen en Alemania?
Si miramos, por ejemplo, la web del Círculo Atenea encontramos el mismo punto de vista biológico del que hablábamos antes. Una de las características del caso español es que en los programas políticos hay una omisión total sobre el tema de la mujer. El tema no se trata, directamente. Un caso muy distinto del alemán donde por ejemplo el tema de la familia, tradicional, evidentemente, si que se trata en los programas políticos. La nueva AFD, Alternativa por Alemania, es un ejemplo de eso.

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