Grupos ultras intentan sin éxito hacer del desfile de la Fiesta Nacional una protesta contra la exhumación de Franco

| 13 octubre, 2019

El paracaidista que portaba la bandera española se queda enganchado de una farola a pocos metros de la tribuna

MIGUEL GONZÁLEZ. EL PAÍS.- Menos, pero más virulentos. El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha sido recibido este sábado con abucheos y pitos a su llegada y a su partida de la plaza de Lima de Madrid, donde se ha instalado la tribuna del desfile de la Fiesta Nacional. Pero la bronca no ha tenido el carácter multitudinario del año pasado, cuando llevaba tres meses en el cargo e intentaba completar la legislatura que inició Rajoy.

En cambio, el grupo de alborotadores ha sido mucho más virulento. Situado detrás de la tribuna de gráficos ha dirigido al presidente todo tipo de insultos y epítetos. Alrededor de una bandera franquista han gritado “El Valle no se toca” y “Cobarde con los vivos, valiente con los muertos”. No han conseguido, sin embargo, que las miles de personas que se han acercado al paseo de la Castellana para contemplar en directo el desfile más importante del año les siguieran, a pesar de que iban equipados con megáfono y de que la policía, que los ha tenido vigilados, no ha intervenido.

El protagonismo del desfile no lo han tenido, sin embargo, las protestas sino el percance, afortunadamente sin consecuencias, sufrido por el paracaidista que se lanzó desde un Aviocar C-212 a 1.500 metros de altura portando una gran bandera de España. Cuando estaba a punto de posarse ante la tribuna presidencial se enganchó con una farola. Tras unos momentos de sorpresa, el público y las autoridades comenzaron a aplaudirle.

El cabo primero Luis Fernandez Pozo, con 600 saltos a sus espaldas, se desprendió de la bandera y, tras ser rescatado, se marchó por su propio pie. Un reconocimiento médico certificó que no había sufrido daños. Tras el desfile, la Familia Real al completo, junto con Pedro Sánchez y la ministra de Defensa en funciones, Margarita Robles, se acercaron a saludarle e interesarse por su estado. El paracaidista agradeció el gesto y contestó a sus preguntas, con semblante muy serio..

A la parada militar acudieron las primeras autoridades del Estado: presidentes de las dos Cámaras, del Constitucional y el Supremo, el Gobierno al completo y los presidentes de todas las comunidades autónomas, salvo Cataluña y el País Vasco. En primera fila de la tribuna de invitados: los líderes del PP, Pablo Casado; de Ciudadanos, Albert Rivera, y Vox, Santiago Abascal, que se estrenó en el desfile, al igual que la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida.

El susto lo dio el paracaidista accidentado y la sorpresa la soprano Ainhoa Arteta, recientemente casada con un capitán de corbeta, quien cantó La muerte no es el final, en homenaje a los soldados muertos en acto de servicio. Frente a la tribuna, presidida por el Rey, ataviado con uniforme de almirante general de la Armada y acompañado por la reina Letizia, la princesa Leonor y la infanta Sofía, han desfilado unos 4.200 efectivos y 150 vehículos de los tres ejércitos, la Guardia Civil, la Policía Nacional y Salvamento Marítimo, entre otros servicios.

En el desfile aéreo participaron 76 aeronaves (entre cazas, aviones de transporte y helicópteros). Como es tradicional, la Patrulla Acrobática Águila (que perdió a uno de sus pilotos más veteranos, el comandante Francisco Marín, en un accidente en La Manga del Mar Menor el pasado 26 de agosto) dibujó en el cielo los colores de la bandera de España.

La parada militar, que recorrió más de dos kilómetros del céntrico paseo madrileño de la Castellana, estuvo dedicada a las misiones de las Fuerzas Armadas en el exterior, inauguradas en 1989 en Angola, de las que este año se cumple el 30º aniversario. En total, más de 177.000 militares han participado en más de 80 misiones internacionales. En la tribuna de invitados se sentó el secretario general adjunto del Departamento de Operaciones de Paz de la ONU, Jean-Pierre Lacroix, y en la parada militar participaron 116 efectivos de Líbano, Senegal, Mauritania y Mali, países donde España tiene desplegadas tropas o con los que colabora militarmente, así como los guiones de algunas unidades que han participado en dichas misiones durante las últimas tres décadas.

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