Europa frente a la xenofobia

| 3 septiembre, 2014

ESTEBAN IBARRA.- Se veía venir el tsunami xenófobo y eso que aún no ha llegado lo peor. Preocupante, inquietante, alarmante… y todos los calificativos al uso se han dado como titulares en la práctica totalidad de los medios de comunicación europeos. ¿Acaso les ha sorprendido? ¿Dónde están los analistas y la prospectiva? ¿Creen que su crisis y el austericidio no iban a alimentar el monstruo de las mil cabezas que supone la intolerancia con la xenofobia por bandera? Se podrían realizar mil preguntas pero debemos de ir a los hechos y estos son tozudos como la realidad misma. La xenofobia política ha triunfado en Francia, Gran Bretaña y Dinamarca; ha obtenido buenos resultados en Grecia, Hungría, Holanda, Bélgica y Austria. También Alemania tiene su doble lectura pero lo llamativo es que el partido heredero de Hitler obtiene su primer eurodiputado, configurando el NPD, Amanecer Dorado en Grecia, Attaka en Bulgaria y el Jobbik de Hungría, la punta de acero neonazi de una cabeza de lanza muy ancha donde el Frente Nacional francés arrasó en el país de las libertades. ¿Se necesitan más señales? Ah! Y España tiene sus circunstancias y particularidades (a analizar en otro texto), pero no vive de espaldas al tsunami xenófobo que no viaja solo, arrasa en compañía de la homofobia, la intolerancia religiosa y otras manifestaciones de rechazo, irrespeto y desprecio al “otro”, al diferente, a la diversidad humana y el cuestionamiento de los derechos humanos.

La deshumanización emerge en Europa. Tiene múltiples caras que ponen en cuestión los valores democráticos sobre los que se ha estado construyendo el edificio europeo. Aún no están enterrados los episodios del horror del nazismo y el fascismo, y su recuerdo supone un apoyo e impulso a esa nueva ultraderecha que emerge con raíces de un pasado que vuelve al son de marchas con antorchas, persecuciones a gitanos, brotes de violencia antisemita, intolerancia xenófoba, incendio de mezquitas, negrofobia, rechazo a la libre orientación sexual, y sobre todo crímenes de odio, asesinatos alimentados por rechazo al diferente. No solo se daña la igualdad, se ataca la dignidad intrínseca de la persona, el valor en sí de los seres humanos; es un retorno a las jerarquías que ya blandiera el“Instituto para la Higiene Racial” del nazismo, aunque esta vez, con mas sutileza, de la mano de un victimismo ultranacionalista que no es más que neofascismo maquillado en torno a diferentes ropajes con los que concluyeron electoralmente: Alianza Europea por la Libertad, liderada por el FN francés de Marine Le Pen y el Partido de la Libertad holandés de Wilders; Alianza Europea de Movimientos Nacionales, liderada por Amanecer Dorado griego de Nikos Mijaloliakos y por el Jobbik húngaro de Gabor Vona; Movimiento por la Europa de las Libertades y la Democracia, liderado por el UKIP de Nigel Farage y otros.

En torno a estos “demócratas de toda la vida”, que levantan por bandera la libertad, se aglutina una potente corriente NEOFASCISTA que explota con gran manejo goebbeliano las contradicciones de un sistema que no respeta los derechos humanos. Su propaganda despliega una tetralogía basada en justificaciones simplistas, donde la eurofobia y el nacionalismo excluyente es la respuesta a esta Europa de la oligarquía gobernada por la “Troika”, donde atizan el descrédito de la democracia y de sus instituciones, pero sobre todo de sus valores, blandiendo la corrupción como arma de ataque, donde la multiculturalidad, la libre orientación sexual y la libertad religiosa es negada desde presupuestos identitarios y donde a la crisis y el paro oponen el ”preferencialismo” que viola el principio de igualdad de trato con una radical medicina xenófoba, pidiendo acabar con la inmigración. A partir de ahí, promueven su otra crisis, más allá de la económico-financiera y sistémica…., una crisis integral que nos retrotrae a los años 30, recuperando muchos postulados del nazi-fascismo pero sin correajes y camisas pardas, con traje y sonrisa, aunque algunos no se cortan y proclaman abiertamente el camino a seguir hacia un Nuevo Orden.

Todo ello sin olvidar otros muchos inframundos de integrismos religiosos filofascistas que se desarrollan con escaso freno. La Europa de la Intolerancia nos amenaza.

Los resultados electorales son más que inquietantes, ya sea en la vecina Francia, Gran Bretaña o en los países escandinavos, bien en Austria, Italia o Países Bajos, como en las preocupantes

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