Escuelas para aprendices nazis

| 22 noviembre, 2021

El Correo.- Creadas para adoctrinar en el nacionalsocialismo, lograron la colaboración británica hasta el inicio de la guerra, según un estudio de la Universidad de Durham

Cuando los nazis se adueñaron de Alemania comenzaron a crear escuelas de élite para sus cachorros. En los años treinta, justo antes de declarar la guerra al resto de Europa, recurrieron a los británicos para que les asesoraran en la creación de estos colegios, conocidos como Institutos Políticos Nacionales de Educación, también llamados ‘napola’, que formarían a los futuros líderes del Tercer Reich.

Con cierta ingenuidad, los ingleses comenzaron en 1934 un programa de intercambios estudiantiles que finalizó en 1939, el mismo año de inicio de IIGuerra Mundial, según expone Helen Roche, investigadora de la Universidad de Durham (Reino Unido). Estos ‘tanques’ ideológicos fueron el regalo de cumpleaños de Prusia para el Führer.

En el libro ‘Las escuelas de élite del Tercer Reich, una historia de las napola’, editado por Oxford University Press, la historiadora reconstruyó este desconocido episodio de colaboración entre enemigos íntimos, después de rebuscar los datos en 80 archivos de seis países, y lograr el testimonio de un centenar de exalumnos.

Los ingleses, jóvenes de familias de clase media y alta, estaban en escuelas de gran prestigio de Eton, Harrow, Winchester, Westminster o Cambridge y permanecían un año en Alemania. Entre las actividades que compartían los que luego se matarían entre sí estaban los torneos deportivos. El rugby, el favorito.

También los alemanes elegidos vivían en Reino Unido, cuyo sistema educativo era considerado por los nazis como un «modelo», y eran recibidos como «embajadores culturales», dice el estudio. Estos niños asistían a las ‘napola’ desde una edad muy temprana y eran aislados de sus familiares. Estaban en manos de maestros elegidos por sus politización en todos los campos de la enseñanza.

Estos viajes tenían por objetivo «formar el carácter» de los jóvenes, según los documentos. «Volverán con nuevos ojos para detectar debilidades que deberán remediar», escribía el comandante de las temibles SS, August Heissmeyer, encargado del programa y que ascendería a general durante su desempeño como inspector de los Institutos Políticos Nacionales de Educación. «Aprenderán a amar más profundamente a su patria», decía quien luego lideraría las Juventudes Hitlerianas en la defensa de Berlín.

En sentido inverso, los británicos volvían bajo el influjo de la superioridad racial pregonada por los nazis, según Roche, y «admiraban la fuerza de los alemanes». Si bien sus simpatías hacia el nacionalsocialismo no eran mostradas abiertamente, sí les daban «el beneficio de la duda».

Pero la actitud se fue agriando conforme subía la temperatura política entre Hitler y Churchill, hasta que la fatalidad les alcanzó. Cuando Alemania perdió la guerra, había 40 ‘napolas’ para hombres y mujeres y hoy se les considera el arma más efectiva de adoctrinamiento que tuvo el Reich.

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