«Eli fue un icono que supo mostrar su sexualidad sin tabúes»

, , | 24 septiembre, 2018

La familia ejercerá la acusación contra el menor detenido por el crimen del 12 de agosto y pide «justicia y respeto» a la víctima

J. SANZ. EL NORTE DE CASTILLA.- «Lo único que pedimos es justicia, para que su muerte no quede impune, y respeto a la memoria de Eli», señalaron ayer los familiares de la víctima, una «persona» de 59 años que el domingo se apagó después de cuarenta y un días ingresada en el Río Hortega, donde no pudo superar las lesiones sufridas durante la paliza que recibió en la madrugada del 12 de agosto a las puertas del centro comercial Vallsur. Francisco Javier U. P., que así se llamaba, aunque todo el mundo «la conocía como Eli, por ‘Eléctrica’, o Javi», recibirá sepultura hoy al mediodía en el parque El Salvador, ya en la intimidad, después de que sus allegados recibieran ayer muestras de cariño procedentes de toda España (a través de las redes sociales) y de los representantes de los distintos colectivos LGTBy de mujeres de la ciudad (Foro Feminista, Movimiento contra la Intolerancia, ATC Rainbow…).

«Eli fue un icono que supo mostrar su sexualidad sin tabúes y que siempre fue muy respetuosa con todo el mundo y defensora del colectivo en nuestra ciudad», apuntó una de sus hermanas –la víctima era la penúltima por edad de cinco hermanos–, quien quiso evitar etiquetas sobre su sexualidad y aclaró que no se trata de una persona transexual. «Le gustaba que la llamaran Eli, como la conocían la mayoría de los vallisoletanos». Y así, en efecto, era conocida en una ciudad en la que «rompió moldes» en unos lejanos años noventa en los que irrumpió en las discotecas de la noche vallisoletana.

«Atroz y sin sentido»

«Tuvo el valor de salirse de la norma y fue una persona muy querida y libre que siempre rechazó las etiquetas», apuntaron los representantes de los colectivos que ayer arroparon a la familia durante el velatorio (en el Tanatorio El Salvador). «Simplemente queremos apoyarles en estos momentos tan duros y pedir justicia ante un crimen atroz sin razón ninguna», apuntaron los presentes.

Su muerte llevó a decenas de personas y colectivos a condenar el crimen a través de las redes sociales (en muchos casos apuntando a un posible delito de odio) y a recordar la figura de Eli. «Siempre fue una persona alegre y muy divertida que desde muy joven se vestía de mujer en una familia que lo vivió y asumió con absoluta normalidad», relataron con cariño sus familiares. Y detrás de aquellos pantalones rotos, de su melena y de sus característicos «abanicos y linternas» en las noches de fiesta de aquellos lejanos años noventa, se escondía «una persona sencilla y respetuosa que amaba la música, el cine y la amistad».

Sus familiares anticiparon ayer que su intención es personarse como acusación particular en la causa abierto contra el chico de 15 años que aquel 12 de agosto, apenas trece horas después de los hechos, se entregó en la Comisaría de Delicias acompañado por su madre para confesar la autoría. «Nosotros no sabemos si fue un delito de odio o qué ocurrió exactamente, pero sí que a Eli le dieron una paliza que le ha costado la vida y que merece justicia», apuntaron sus allegados antes de confesar que desconocen detalle alguno de la investigación al tratarse de un menor y estar «todo bajo secreto de sumario».

Lo poco que sí se sabe sobre lo ocurrido es que el sospechoso permanece recluido en el centro de menores Zambrana y que está siendo investigado por dos delitos de homicidio (ahora consumado) y robo con violencia (se llevó, al parecer, el móvil de la víctima). La víctima fue hallada inconsciente a las puertas de Vallsur por un guarda de seguridad.

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