El euroescepticismo de extrema derecha toma impulso a un mes de las elecciones europeas

, | 27 abril, 2014

Los radicales lideran las encuestas sobre intención de voto en varios países, como Francia o Reino UnidoUKIP. El ascenso del populismo, alentado por la pérdida de confianza hacia las instituciones europeas, amenaza con plagar la Eurocámara de postulados xenófobos capaces de socavar y alterar la política comunitaria.

SERGIO LEÓN. PÚBLICO.- El partido antiinmigración de Nigel Farage aspira a ser la primera formación británica en la Eurocámara. Le Pen, que lidera las encuestas en Francia, prepara un frente común populista con fuerzas de varios países que podría convertir al de Estrasburgo en el Parlamento más xenófobo y antieuropeo de la historia de la Unión Europea. No serán mayoría. Seguirán estando muy por detrás de los de siempre: conservadores y socialdemócratas. Sin embargo, amenazan con reforzar su poder político, lo que les permitiría aumentar su capacidad de condicionamiento en las acciones de una Eurocámara ya de por sí en entredicho.

Las encuestas sobre las elecciones europeas dibujan un panorama donde el euroescepticismo xenófobo, antieuropeos de diferentes ideologías aparte, gana terreno por momentos. A apenas un mes de la celebración de los comicios, estas formaciones avanzan al calor de un discurso que se ha aprovechado de la crisis y el desencanto consitente y creciente por la Unión Europea y que harán de la desmovilización su gran baza.

Destacan sobre todo en Francia y Reino Unido, países con unas de las mayores cuotas de eurodiputados. Sin embargo, los radicales también se han hecho visibles durante los últimos años en países como Holanda, Bélgica, Hungría, Austria, Grecia, Finlandia, Suecia, Dinamarca o, incluso, Alemania, donde el partido nenonazi NPD (siglas en alemán de Partido Nacionaldemócrata de Alemania) podría ocupar un escaño en la Eurocámara.

Desafección y voto de castigo

En los últimos meses, los sondeos no han hecho sino confirmar la misma tendencia: el hundimiento de la imagen de la Unión Europea y la pérdida de confianza en la instituciones europeas entre los propios ciudadanos de los Estados miembro. La desafección, el gran temor de los partidos tradicionales por el previsible voto de castigo que puedan recibir por la gestión de la crisis, conduce a la abstención. Y en ese escenario es donde aparecen la francesa Marine Le Pen o el británico Nigel Farage, líder del UKIP, y su propaganda populista.

De acuerdo a las previsiones, el grupo genuinamente antieuropeo y de tintes ultraderechistas de la Eurocámara, la Europa de la Libertad y la Democracia (ELD), aumentaría su presencia de 31 a 36 escaños. Los No Inscritos, donde se esconden formaciones como el Frente Nacional francés, el Jobbik húngaro, el Partido por la Libertad (PVV) holandés, el Vlaams Belang belga o el Partido de la Libertad austriaco (FPÖ), multiplicaría su representación pasando de 32 a 94, según los datos de la organización VoteWatch Europa, antes de que sus miembros decidan alistarse o no en alguna de las alianzas.

Con la antiinmigración como bandera, Nigel Farage, espera ansioso la llegada de las elecciones. Su Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP por sus siglas en inglés) ha conseguido hacerse con el apoyo del 27% de los británicos encuestados, según un sondeo publicado por la web YouGov esta misma semana. Farage amenaza con «causar un terremoto en la política británica». Su partido cuenta con 13 de los 73 eurodiputados de Reino Unido y según su avance en los sondeos podría llegar a convertise en la principal formación del país en el Parlamento Europeo. De momento a UKIP, con su discurso xenófobo y contrario a la UE, sólo le supera los laboristas, para los que las proyecciones les otorgan un 30%. Los tories se quedan por detrás con un 22% y mucho más lejos están los liberales de Nick Clegg con el 10%.

Farage, famoso ─entre otras muchas cosas─ por llamar «manada de hienas» a los líderes de la UE o por decir de Herman Van Rompuy, presidente permanente del Consejo Europeo, que «tiene el carisma de un trapo mojado», es la cara visible del antieuropeísmo del ELD. Este grupo es el mayor representante de la capacidad de los radicales para influir en algunas directrices comunitarias clave o incluso fijar la agenda política. En este caso no son previsiones, sino realidad pura y dura como la decisión tomada por el Parlamento después de la tragedia de Lampedusa de posponer cualquier medida sobre la inmigración hasta después de las elecciones.

A través del ELD se han movido a sus anchas por la Eurocámara el Partido Popular Danés ─que con sus postulados racistas lidera las encuestas en su país─, los ultras de Verdaderos Finlandeses ─cuarta fuerza del país y primera en intención de voto para las europeas─, el ultrarreligioso LAOS griego y allí es donde Plataforma Per Catalunya tenía reservado un hueco.

Alianzas eurófobas

El Frente Nacional de Le Pen, referente ultra de Europa, encabeza con un 23% las encuestas en Francia sacando un punto a los conservadores de la UMP y 4,5 a los socialistas, y aspira a conseguir nada más y menos que 20 de los 74 escaños con los que el país galo cuenta en el Parlamento Europeo, según un sondeo del instituto demoscópico Ifop. Su presidenta confirmó durante la presentación de la campaña «contra una UE tecnocrática que sirve a la banca» la alianza contra el euro y la inmigración sellada meses atrás con el representante de la extrema derecha en Holanda, el PVV de Geert Wilders, también primera formación en intención de voto en su país.

Juntos superarán ampliamente el umbral de los 25 escaños exigidos para poder formar grupo parlamentario. La nueva fuerza eurófoba, comandada por Le Pen y denominada Alianza Europea por la Libertad, contará además con los eurodiputados ultranacionalistas del FPÖ austriaco, de los populistas flamencos belgas, de los Demócratas de Suecia y de los xenófobos de la Liga Norte de Italia. Por si fuera poco se postula otra alianza más, que representaría el espacio con mas reminiscencias neo-fascistas, entre los griegos de Amanecer Dorado, el BNP de Reino Unido y Jobbik.

Los datos de los radicales eurófobos contrastan con el esperado batacazo de los Reformistas y Conservadores Europeos (ECR), grupo también euroescéptico pero formado en su mayoría por conservadores británicos, polacos y checos, que pasaría de 57 a 41 asientos. Al otro lado del espectro ideológico cabe destacar al Movimiento 5 Estrellas italiano. La fuerza liderada por el cómico Beppe Grillo apunta a ser el partido que protagonice la entrada de mayor impacto en la Eurocámara con sus posibles 20 escaños.

El descontento y la crisis han sido los pilares para la aparición de decenas de nuevas formaciones, tanto a la derecha como a la izquierda. Las elecciones europeas servirán de termómetro para medir sus posibilidades y valorar su deriva. Sin embargo, los conservadores serán los que, según auguran las proyecciones, seguirán liderando el Parlamento Europeo. El Partido Popular Europeo, con una previsión de 217 eurodiputados, supera a los socialistas, que se quedarían en 208 escaños. Así las cosas, y a pesar de que todo apunta a que los partidos tradicionales mantendrán su mayoría y a que la izquierda alternativa se posiciona como contrapeso, el euroescepticismo de extrema derecha amenaza seriamente con afianzarse, como en EEUU, en todo un Tea Party a la europea.

HISTÓRICO

Enlaces internacionales