El cuadro que retrata la represión franquista en Galicia llega a España por primera vez

| 23 enero, 2018

La Xunta llega a un acuerdo con el Centro Galicia de Buenos Aires para la cesión de la emblemática obra de Castelao durante seis meses para una exposición en Santiago. La llegada de ‘A derradeira leición do mestre’ abre el debate sobre la posibilidad de traer definitivamente algunas obras de la diáspora, una posibilidad que la emigración ni contempla

 

MIGUEL PARDO. ELDIARIO.ES.- A derradeira leición do mestre (La última lección del maestro) llegará a Galicia. El histórico cuadro de Castelao saldrá por primera vez de Argentina para formar parte de una exposición sobre el autor rianxeiro que tendrá lugar a final de año en el Museo Centro Gaiás de la Ciudad de la Cultura en Santiago. La emblemática obra, que se encuentra en el Centro Galicia de Buenos Aires y es símbolo del sufrimiento por la represión fascista y la lucha por la libertad en el país, viajará por fin a la tierra en la que está inspirada. 

Llega el óleo gracias a un acuerdo, por finiquitar aún, al que ha llegado la Xunta con esta institución de la emigración, aprovechando la última visita del conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, a la capital argentina. Pese a anunciarse el acuerdo oficialmente, desde el Centro Galicia aclaran que esta «cesión temporal» será por seis meses y que está pendiente del visto bueno del Gobierno de Argentina, así como de rematar detalles sobre el seguro y un traslado que será sufragado por la Administración gallega. El convenio, salvo sorpresa, será firmado en febrero. 

A derradeira leición do mestre está considerado el Guernica gallego, un óleo de 2 metros de alto y más de 130 centímetros de ancho basado en la estampa número 6 del libro Galicia Mártir de Castelao. En él se muestra a un maestro asesinado ante dos niños que se lamentan conmocionados, reproduciendo así una de las prácticas más habituales de la represión fascista en los pueblos y aldeas gallegas tras el golpe de Estado de 1936.

De grandes dimensiones, la obra fue pintada por Castelao en 1945 como homenaje a Alexandre Bóveda -economista y político galleguista asesinado al poco del estallido de la guerra civil- al ser elaborado específicamente para la conmemoración del noveno aniversario de su muerte en el Centro Orensano de Buenos Aires, institución a la que fue donado parte del patrimonio del escritor, artista y líder nacionalista gallego. Esta institución, junto con otras del resto de provincias, dio lugar en 1979 al Centro Galicia, que guarda este cuadro en el tercer piso de su sede en la capital argentina, además de otras pinturas históricas de Laxeiro, Colmeiro o Luís Seoane. 

El anuncio de la llegada de A derradeira leición do mestre a Santiago ha vuelto a poner el foco sobre el valor incalculable y la importancia del legado cultural y artístico que Galicia tiene en la diáspora.  La posible liquidación del Centro Gallego, la gran entidad de la emigración en Buenos Aires, pone ahora en peligro un patrimonio que incluye una biblioteca con decenas de miles de libros, una impresionante pinacoteca, un enorme archivo fotográfico, esculturas, fonoteca… 

Además, en el ámbito cultural y político gallego también se ha abierto el debate sobre la conveniencia o no de intentar la permanencia definitiva de algunas obras icónicas de la diáspora en Galicia. En el colectivo emigrante, que considera aquellas ciudades con fuerte presencia gallega como parte de la propia Galicia, el debate no sólo no se da sino que se rechaza cualquier propuesta que implique perder su patrimonio que, recuerdan, «lo es también de Argentina, Cuba o Uruguay». 

«La Galicia universal es mucho más que la territorial»

«La obra de Castelao, así como el resto, deben permanecer allá donde nacieron y donde están y buscar fórmulas para preservarlas», dice José María Vila, natural de A Estrada y presidente del Centro Galicia y de la Federación de Sociedades Españolas de Argentina. «Da lo mismo que estas pinturas estén en Argentina, México, Montevideo, La Habana o cualquier ciudad con importante presencia gallega; mientras exista esa manifestación de arte cultura gallega, habrá allí una Galicia viviente», insiste este abogado que llegó de niño a Buenos Aires y que advierte que «no es necesario viajar a Galicia para contemplar y apreciar cultura gallega». «Galicia está en muchos lugares y mantener las cosas así es lo que lleva al país a una dimensión extraordinaria», asegura. 

La polémica no llega a asentarse porque la Xunta ya ha aclarado que la obra «volverá a Argentina», ya que «lo contrario sería faltarles al respeto a los gallegos que allí viven». Además, la postura de la emigración es firme. Y pocas voces con mayor legitimidad que la de aquellos que inundaron América desde mediados del siglo XIX y hasta hace pocas décadas. «Galicia sin la emigración quedaría reducida a su territorio y eso sería empequeñecerla», insiste Vila, que recuerda que «la Galicia universal es mucho más que la Galicia territorial». «Sin esa universalidad, el país perdería una parte de su esencia porque todos somos gallegos, estemos donde estemos; Galicia es mucho más que su realidad jurisdicional», añade. 

Hablamos, en este caso, de Buenos Aires, ciudad donde viven unos 170.000 gallegos -cifra sólo superada en Galicia por Vigo y A Coruña-, donde el 15% de su población es gallega o descendiente de gallegos, que fue el lugar con más ciudadanos gallegos durante años y en donde desembarcaron en un siglo (entre 1857 y 1960) más de un millón de personas procedentes del país, de las cuales 600.000 establecieron allí su residencia definitiva. Representaban el 15% de los europeos llegados a América en aquella diáspora. 

Desde el golpe de estado, muchos de los gallegos llegados a Buenos Aires eran exiliados que escapaban del franquismo, de la represión y de la pobreza y miseria de la posguerra. De ahí también la importancia de obras como la de Castelao, todo un símbolo de aquel sufrimiento y aquella lucha por la democracia. «Para mí es más que el Guernica, el Guernica de Galicia; un símbolo, una bandera, un icono… Supera por mucho lo que pueda considerarse un cuadro o una obra pictórica porque no lo es, es mucho más que eso», asegura José María Vila. 

Ante una remota posiblidad de compra del cuadro, que la Xunta no contempla pero que no descarta si alguien la pusiese en venta, Vila es más rotundo todavía. «No tiene precio, no se puede comprar porque está fuera de cualquier valor de mercado y no se venderá nunca. Insisto: no podemos considerarla una pintura más porque no lo es», remata. 

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