El caso George Floyd traspasa fronteras

, | 3 junio, 2020

Una española residente en Dublín, con familia donde el color de la piel no importa, relata cómo han salido a la calle contra el racismo bajo el lema #blacklivesmatter

SANDRA RUIZ MORIANA. LA VANGUARDIA.- “No puedo respirar”, “no puedo respirar”, “no puedo respirar”, así comenzó la agonía de un hombre que fue cruelmente asesinado por un policía en Estados Unidos hace unos días.

La muerte de George Floyd en América parece haber desatado la ira y rabia de aquellos que, desde que nacen, parecen estar sometidos a una vida sin derechos por el simple hecho de que su cuerpo esté cubierto con un determinado color de piel.

En Dublín, este lunes una marea de millares personas se unió en las calles para marchar pacíficamente en contra del racismo y la brutalidad de la policía de Estados Unidos, bajo el lema “Black Lives Matter, No Justice No Peace” (Las vidas negras importan, sin justicia no hay paz).

'Las vidas de las personas negras importan' reclaman los jóvenes manifestantes en Dublín.
‘Las vidas de las personas negras importan’ reclaman los jóvenes manifestantes en Dublín. (dpa / EP)

Fue una de las manifestaciones más numerosas de Dublín. Y mientras que parte del mundo se estremece y protesta ante esta injusticia, muchos otros miran atónitos como si eso solo fuese cosa de otros; un problema de los americanos, una realidad de los negros.

Lo miran y escuchan en los medios de comunicación, y segundos más tarde, siguen con sus vidas, porque eso es solo cosa de América, nada que ver con países como España.

Pero esta vez algo ha cambiado, esta vez es diferente. Aquellos que responden con el silencio, miran hacia otro lado o juegan al olvido precoz, también se les reconoce por unirse al bando de la aceptación, la crueldad, el racismo y la injusticia. Aunque sea a la distancia.

Yo nací en Sevilla, donde todos mis amigos y amigas éramos sevillanos, menos mi vecina de Madrid, “la madrileña”, y Diana “la negra”

Esos fueron mis únicos contactos con gente “diferente” a mí. He tenido la suerte -y la valentía- de vivir y viajar en diferentes zonas de España y puedo contar con los dedos de las manos la gente que me crucé de una raza, religión o cultura diferente a la mía.

Movilización en Dublín contra el racismo.
Movilización en Dublín contra el racismo. (Niall Carson / AP)

Pero, cuando llegué a Dublín, todo cambió; empecé a conocer, aprender, respetar y a explorar otras formas de vivir y entender el mundo.

Ha sido y sigue siendo un camino difícil, donde tengo que esforzarme por aprender y escuchar, por salirme de mi zona de confort, dejar atrás mis creencias, y en muchos casos, luchar en contra de mi cultura. Pero siento que camino hacia delante.

Aquí en Irlanda fue donde conocí a mi marido y mi primera relación íntima con una persona de color negro. Me resulta extremadamente incómodo y desagradable describirlo por el color de su piel, porque simplemente es una persona”

Una persona con una gran capacidad de dar sin recibir, de anteponer a los suyos a él mismo, de conocer sin juzgar, de amar sin condición… y juntos, hombro con hombro, estamos criando nuestra familia.

'Por favor, no puedo respirar'... reza un cartel en la protesta de Dublín.
‘Por favor, no puedo respirar’… reza un cartel en la protesta de Dublín. (Niall Carson / AP)

Sin embargo, en estos días donde parece que él pertenece a un mundo y yo al otro, me gustaría dedicarle unas palabras que fluyen con honestidad, solidaridad y sin miedo, palabras para él, mis hijas, familia, amigos y el resto del mundo: “Es difícil para mi, imaginar lo que significa crecer bajo una piel de color negro, especialmente si vives en América; sin embargo, ahora que mi corazón es también mixto, se amplifica una rabia, pena y tristeza que golpea mi ser; y estas palabras que destaco a continuación, resumen mis sentimientos:

■ 1. Disculpa: Te pido disculpas por tocarte los pelos sin tu permiso, porque no puedo controlar mi curiosidad y mi ingenuidad sobre tu raza, tan sencillo como eso; te pido disculpas por no ser más consciente de mis privilegios e ignorancia (por ejemplo, que nos sentemos en un bar y seas la única persona “diferente”, excepto cuando viene el vendedor ambulante); disculpas por esas expresiones, bromas o palabras que usamos normalmente en España y que nos resultan “normales”, nada ofensivas, pero que sin embargo atentan contra personas de tu comunidad, que luchan desde hace centenares de años por ser tratados como cualquier ser humano y no esclavos o personas de raza inferior (“el negro de la familia”, “la oveja negra”, “ tiene el negro”, “lo veo todo negro”, “pareces un conguito”); mi disculpas por renegar de que el racismo existe en España, simplemente porque crecí en un sociedad donde la broma tiene el poder de cubrir hasta la más ofensiva llamada (esta parte en concreto, me sigue costando mucho trabajo; ese límite entre la broma y el respeto)

Manifestación en Dublín contra el racismo.
Manifestación en Dublín contra el racismo. (Niall Carson / AP)

■ 2. Escucho: Te escucho, reflexiono; leo y aprendo; estoy procesando todo lo que veo y busco e intento entenderlo todo mejor; me está tomando mi tiempo, porque para mí, esto sigue siendo un mundo nuevo. Pero lucho por crecer a tu lado tan rápido como puedo.

■ 3. Resistencia: Siento cierta resistencia de creer que el racismo existe en todo el mundo a los niveles tan tristes y preocupantes de América. Esto no justifica el hecho de que no existe el racismo en España y que todos tenemos prejuicios y micro-racismos que debemos de identificar y eliminar. Empezando por mi misma. Siento cierta resistencia también a creer que España va a seguir el mismo camino que América, porque quiero creer que España es un país democrático y que, con mucho esfuerzo, se abre paso ante la progresión; pero eso no quita que no pueda pasar aquí también, o que continúe ese racismo en silencio, invisible o con camarería que ha existido hasta hoy. Elijo y quiero resistirme a creer que lo podemos hacer mucho mejor y que nuestro futuro se aleja de la triste realidad del pueblo afroamericano.

Protesta contra la muerte de George Floyd , en los alrededores de la embajada de EE.UU. en Dublín.
Protesta contra la muerte de George Floyd , en los alrededores de la embajada de EE.UU. en Dublín. (Niall Carson / AP)

Pero, para hacerlo mejor, tenemos que identificar y nombrar sin miedo a aquellos que, de forma racista, ignorante y con malicia intentan anteponer sus vidas a las de otros seres humanos.

Aquellos individuos o grupos que apoyan y alientan líderes que no condenan y actúan para lograr una sociedad justa, donde todas las voces se consideren iguales, y todos nos sintamos representados a cualquier nivel.

Además, tenemos que revisar nuestra propia cultura, una cultura de tolerancia y aceptación que en muchas ocasiones atentan contra los derechos de los otros: no todo vale”

Todos somos responsables de repudiar cualquier aliento de racismo y luchar como guerreros y guerreras por una España libre e igual para todos.

Porque sin ti mi vida no tiene sentido, porque sin vosotros la vida no es vida #blacklivesmatter

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