«El auge de la extrema derecha está provocado por el miedo a la inmigración»

, , | 27 noviembre, 2016

Ignacio Cembrero, autor de ‘La España de Alá’: “El antiguo votante comunista ahora vota el Frente Nacional»

cembreroXAVIER RIUS. E-NOTICIES.- Ignacio Cembrero fue corresponsal de El País durante más de quince años en el Magreb y Oriente Medio tras haber pasado por Bruselas y otras capitales. Ahora acaba de publicar ‘La España de Alá’ (La Esfera de los Libros) sobre la inmigración musulmana. Probablemente el primer intento serio de abordar el tema sin caer en el populismo pero tampoco necesariamente en la corrección política. Como indica la portada del libro: “Cinco siglos después de la Reconquista los musulmanes han vuelto. Son dos millones y siguen creciendo”.

– «En Catalunya, Ceuta y Melilla hay guetos de inmigración musulmana». Es de los pocos que lo dice. ¿La Generalitat mira hacia otro lado?

Si nos atenemos a la definición de la RAE en Cataluña hay guetos por mucho que el señor Oriol Amorós i March me desmienta. Hay barrios o zonas donde los inmigrantes musulmanes constituyen la mayoría de la población. Que esto suceda es un problema, pero no una vergüenza nacional. Pasa en otros muchos lugares de Europa. 

 – «Al ritmo al que crecen los musulmanes, en breve serán más de dos milones en España», lo explica también en la introducción. ¿Va a haber problemas de integración?

¿Integración? No la he visto casi en ningún lado. Observo más bien una coexistencia pacífica entre musulmanes y no musulmanes. Por ahora España, incluida Cataluña, no ha experimentado las tensiones ni los brotes terroristas de sus vecinos europeos. Hay que tratar de que siga siendo así, pero no se ponen los medios necesarios.

 – De hecho el cónsul marroquí en Barcelona auguraba tres millones en Catalunya «dentro de veinte años», lo recuerda igualmente en su libro.

No sé si lo dijo en broma, pero desde luego es un vaticinio exagerado. Si se cumpliera sí que habría serios problemas. Una inmigración masiva y desordenada desestabiliza a las sociedades que la acogen. Prueba de ello el auge de la xenofobia al que asistimos en varios lugares de Europa.

 – También menciona «la progresión» del numero de mezquitas y oratorios. Tengo la sensación que la llegada de imanes no facilita la integración, más bien la dificulta. Cuando llegan generalmente las mujeres vuelven a utilizar el velo y se prohíben los tejanos.

Entre los imanes hay de todo, lo mejor y lo peor. Hay imanes elegidos entre sus miembros por la comunidad musulmana de turno con escasa formación. Hay otros llegados de países árabes que desconocen todo del lugar donde van a ejercer empezando por las lenguas, las costumbres etcétera. No es lo mismo enseñar el islam a unos niños en un barrio de El Cairo que hacerlo en Badalona. Lo ideal sería que los imanes recibiesen una formación aquí y que una vez terminada fuesen acreditados, para ejercer su ministerio, por la Comisión Islámica de España y probablemente también por el Ministerio de Justicia o por la dirección de asuntos religiosos de la comunidad autónoma correspondiente.

 – Aquí cuando hablas de natalidad parece que seas del Opus. A Duran lo ponían a caldo cuando sacaba el tema en campaña electoral. ¿Pero tenemos un problema?

Europa, y especialmente España, tienen una natalidad muy baja, lejos de la tasa de reposición. Si no se remedia en la segunda mitad de este siglo los mayores de 65 años constituirán la mayoría relativa de la población española. Eso significa que el actual sistema de pensiones y el sanitario serán insostenibles. Hay dos maneras de resolverlo. La primera consiste en incentivar la natalidad. Es cara y no siempre da los resultados esperados. No basta con mejorar las desgravaciones fiscales por hijo ni poner una guardería en cada esquina para que las parejas se animen a tener descendientes. Eso requiere un cambio de mentalidad que lleva tiempo. La segunda, más barata, consiste en traer a inmigrantes de manera ordenada tratando de seleccionarlos en función de las profesiones que más nos interesen. Lo ideal es combinar ambas políticas.

 – De hecho usted explica que que «los inmigrantes musulmanes tienen una tasa de fecundidad más alta que la de los españoles»

Es así en la primera generación, pero en la segunda –los hijos- ya cae en picado y en la tercera se equipara a la de la población autóctona del país de acogida. El aumento de la población musulmana en Europa estos últimos tiempos se debe, fundamentalmente, a la llegada de refugiados e inmigrantes algunos de los cuales se hacen pasar por refugiados.

 – ¿En general, surgen los problemas en la tercera generación? En Francia son los que se van a pegar tiros a Siria o atentan en París o en Toulouse.

Los problemas –es decir la radicalización- no surgen con la primera generación sino con la segunda o la tercera. La pobreza, la marginación, el paro prolongado pueden  fomentarla, pero no suelen ser la causa principal. Los jóvenes que se radicalizan intentan resolver un problema de identidad. No se sienten del país de sus padres ni del país en el que residen. ¿Qué les queda? Ellos responden a esta pregunta diciendo: Ser musulmanes. Algunos abrazan el islam con mucha fuerza. Algunos abrazan interpretaciones extraviadas del islam con mucha fuerza. Ahí empiezan los problemas.

En España el grueso de la inmigración musulmana llegó con un cuarto de siglo de retraso con relación a la Europa del norte, incluida Francia. Aquí hay poca segunda generación. Eso explica, en parte, que haya menos problemas.

 – Ahora voy a hacerle una pregunta en plan arzobispo Cañizares: ¿es todo trigo limpio con los refugiados?

Esa es la pregunta que se hizo en público el arzobispo Cañizares. No todo es trigo limpio, pero sí la gran mayoría. Claro que se han colado entre ellos jóvenes como el afgano que atacó con un hacha, en julio, a los pasajeros de un tren en Alemania y también traficantes. Pero la inmensa mayoría huye de la violencia y solo anhela ponerse a salvo de la guerra y ofrecer un porvenir a sus hijos. Entre los que han llegado de Siria hay además mucha gente con estudios. Si las cosas se hacen bien dinamizarán la sociedad de Alemania, el país donde la mayoría han ido a parar.

 – Algunos políticos de Europa del Este han comparado el impacto de llegada de refugiados con las invasiones al final del Imperio romano

Los políticos de la antigua Europa del Este, con el húngaro Viktor Orban a la cabeza, han sido los menos generosos con los refugiados, los que más trabas les han puesto hasta el punto de saltarse a veces los acuerdos alcanzados entre países de la zona Schengen. ¿Por qué? Una explicación es que, a diferencia de otros Estados de la UE con larga tradición de inmigración musulmana, para ellos es un fenómeno extraño al que perciben como una amenaza a su identidad. En Francia, Alemania o Reino Unido están acostumbrados a la inmigración desde hace muchas décadas.

 – ¿A Merkel le va a costar la carrera? ¿O como mínimo el tercer mandato?. La opinión pública alemana está cambiando sobre el tema.

Prueba de ello es el auge del partido Alternativa para Alemania que en al menos una elección regional, la de Mecklemburgo-Pomerania en septiembre, adelantó a la CDU (democristiana) de Angela Merkel en votos y escaños. No es un fenómeno aislado. El incremento de los populismos ultraderechistas –en España el populismo es más bien izquierdista- se está produciendo en gran parte de Europa. Es probable, esperemos, que esos partidos no lleguen al poder, pero están condicionando la política de los partidos convencionales que no quieren perder votos. Por eso Merkel que fue generosa en 2015 con los refugiados, tiende a cerrar ahora la puerta. Las elecciones legislativas en Alemania están previstas para octubre de 2017. Alternativa para Alemania entrará probablemente en el Bundestag.

– ¿A qué atribuye el auge de la extrema derecha en Europa?

El auge de la extrema derecha populista y también el Brexit tienen una causa fundamental: el miedo a la inmigración, a los refugiados acentuado porque son musulmanes y los extremistas los que perpetran los atentados terroristas también lo son. Una franja importante del electorado considera que sus valores, su sociedad está amenazada por esos desarrapados que aparecen en televisión intentado cruzar fronteras en los Balcanes. A mi modo de ver no suponen ninguna amenaza, pero una parte de la opinión pública no lo cree así. A todo esto se añade que llevamos a nuestras espaldas años de crisis económica o, por lo menos, de un crecimiento escaso que no conlleva una mejora del nivel de vida.

 – En Francia el antiguo votante del Partido Comunista de Georges Marchais parece que se ha pasado en masa a Marine Le Pen. Sólo hay que comparar cómo baja uno y asciende el otro.

Así es. Los que se sienten amenazados en sus puestos de trabajo, en su bienestar por los inmigrantes/refugiados –repito que no son un peligro- no son la burguesía ni los intelectuales. Es el “petit peuple” chauvinista que en su día votó comunista y ahora lo hace por el Frente Nacional. En cambio, los musulmanes que adquieren la nacionalidad francesa se inclinan, cuando acuden a las urnas, por los socialistas. No comparten algunas de sus iniciativas (el matrimonio gay, por ejemplo), pero consideran que defienden mejor los derechos de las minorías. El presidente Hollande les debe en parte su victoria.

 – Volvamos a España. España otorga la nacionalidad a los diez años de residencia. No estoy seguro que todos los magrebíes que obtienen la nacionalidad española dejen de ser magrebíes. A mi me han contado de primera mano que señoras a les que les han otorgado la nacionalidad tienen que ir con la nieta a recoger el DNI porque ni siquiera entienden bien el castellano.

Le puedo poner ejemplos contrarios como el de un intelectual marroquí, profesor de universidad en EE UU y casado con una española, que se las ha visto canutas para obtener la nacionalidad o también el ejemplo de musulmanes piadosos, pero no violentos, cotizando desde hace décadas a la Seguridad Social, hablando un perfecto castellano y felicitando la Navidad a sus vecinos españoles. Diez años para ser español es un periodo largo y, sobre todo, discriminatorio con relación, por ejemplo, a los latinoamericanos. Ahora bien, el examen de conocimiento del país y de la comunidad donde residen debe de ser riguroso. No es razonable que aquel que no sepa, por ejemplo, si España es una monarquía o una república adquiera la nacionalidad.

 – ¿A qué se refiere cuando dice que hay una «tendencia al victimismo en la que caen con frecuencia los musulmanes»? Ya ve que me he leído su libro y tengo muchas preguntas porque vamos por la página 69

Me refiero a su proclividad a achacar la culpa de todo lo malo que les sucede a otros, a las autoridades, al empresario que les contrata o al profesor que les da clase. Y como ellos consideran que no tienen responsabilidad alguna no hacen nada por salir de la situación de pobreza o marginalidad en la que se encuentran. Hay voces entre los musulmanes que critican su tendencia al victimismo. Los que toman iniciativas para escalar peldaños en la sociedad suelen ser brillantes.

 – En Arabia Saudita hay un millón de trabajadores filipinos, en su mayoría católicos, pero no pueden ir a misa porque «no hay ni una sola iglesia»

En Arabia Saudí y en algunos otros países del Golfo no hay libertad de conciencia ni libertad de culto religioso. En la mayoría de los países árabes si hay libertad de culto (el derecho para un católico o un evangélico de asistir a misa), pero no libertad de conciencia (el derecho para un musulmán de convertirse a otra religión). Túnez, el único país donde la llamada “primavera árabe” ha parido una democracia, sí ha introducido la libertad de conciencia en su Constitución. En Arabia Saudí los diplomáticos católicos acuden a misa casi a escondidas en el recinto de alguna embajada, pero ahí no caben los filipinos.

 – Todavía recuerdo una crónica suya en El País, creo que del 2008, en el que explicaba los problemas que tenía una iglesia evangélica en Argelia.

Y por haberlos contado estuve varios años sin conseguir un visado de entrada en Argelia. Éste es uno de los países en donde más conversiones al cristianismo se han producido, sobre todo en la región de Cabilia. Los conversos, casi todos evangélicos, gozan ahora de cierta tolerancia, pero hace años no fue así. A finales de la década pasada hablé con varios conversos argelinos. Dan con frecuencia una misma explicación de su conversión: Quiero llegar a Dios, pero sin que la violencia me salpique. Mi anterior religión, el Islam, tiene brotes de violencia, añaden. El cristianismo no. Hay corrientes en el islam como los sufíes que siempre han sido de lo más pacíficas.

 – ¿Deberíamos pedir reciprocidad? Y que conste que yo soy agnóstico.

No. Estoy totalmente en contra. Hay que defender la libertad religiosa en el mundo árabe, pero en ningún caso hay que poner trabas a los musulmanes para practicar el Islam en Occidente. La libertad religiosa, la tolerancia, forman parte de nuestros valores. No sé si viene al caso, pero aprovecho para expresar mi desolación por la cuasi erradicación del cristianismo en Irak –que empieza después de la intervención de EE UU y del Reino Unido en 2003- y ahora también en Siria. Lo lamento porque creo que la libertad religiosa y porque esas comunidades cristianas estaban allí antes de que la región fuera islamizada. Forman parte de su historia y ese pluralismo religioso enriquecía Oriente Próximo. La reacción de Occidente, incluida la de la Iglesia católica, ha sido poco solidaria con los cristianos perseguidos.

 – ¿Por qué hay más musulmanes en Catalunya que en el resto del Estado? Hay una leyenda negra que dice que Pujol prefería magrebíes a latinoamericanos. Yo se la he visto escrita incluso a Gregorio Morán.

La Generalitat de Pujol prefería a los polacos -¿sería porque son rubios?- y por eso abrió en Varsovia su primera oficina para atraer mano de obra polaca. Cuando esta se agotó, y lo hizo muy rápidamente tras el ingreso de Polonia en la UE, la Generalitat orientó sus esfuerzos, primero con Pujol y después también con el tripartito, hacia Marruecos. Eso explica, en parte, que haya en Cataluña tantos inmigrantes de origen marroquí. No logro comprender por qué, cuando fallaron los polacos, la Generalitat no se dedicó a los rumanos cuya lengua latina es más cercana al catalán que el castellano. Hoy en día hay más inmigración rumana en Madrid que en Cataluña.

 – ¿Usted qué haría con las mezquitas salafistas?. Dicen que en Catalunya hay más de 80, según el Ministerio del Interior

Se supone que es en Bélgica y en Cataluña donde los salafistas tienen más presencia en Europa. El salafismo no es terrorismo, pero algunas veces es la antesala del terrorismo. Es decir, que un buen número de jóvenes yihadistas han sido salafistas antes de empuñar las armas. En un sistema democrático es difícil cerrar mezquitas y oratorios. Sí se puede vigilar de cerca lo que allí se dice y se hace. Y en Cataluña se hacen muchas cosas porque los salafistas celebran numerosos congresos multitudinarios financiados por mecenas de las monarquías del Golfo. En Francia el Estado de excepción vigente desde noviembre de 2015 ha dado pie a cerrar una veintena de mezquitas desde las que se predicaba el odio. Ahora bien, el reclutamiento de jóvenes musulmanes para la yihad no pasa ya por las mezquitas sino por Internet. De ahí que los templos musulmanes hayan perdido importancia en la lucha contra el terrorismo.

 – ¿La Monumental acabará siendo una gran mezquita? Barcelona es la única gran ciudad europea sin mezquita

Barcelona es la única gran ciudad europea con una importante población musulmana que carece de gran mezquita. Y Ada Colau la única alcaldesa que se haya preocupado por saber de verdad si era necesaria, si corresponde a un anhelo de los musulmanes de la ciudad encargando su estudio La Práctica Religiosa de las Comunidades Musulmanas de Barcelona. Si no existe a día de hoy una gran mezquita es ante todo la culpa de la clase política catalana empezando por aquellos que han gobernado el ayuntamiento. Jeques dispuestos a costearla no faltarían. De cara a la práctica del Islam la gran mezquita tiene sus ventajas e inconvenientes.

 – ¿Cómo juzga la actuación de Nous Catalans?. Usted dio la exclusiva que el PDECAT, la antigua Convergència, la ha acabado cerrando

La juzgo como intento del centroderecha nacionalista (es decir, la antigua CDC) de atraer con engaños a la inmigración incluida la musulmana que en Cataluña es numerosa. Nous Catalans perseguía un doble objetivo. Primero evitar que los inmigrantes acaben inclinándose por la izquierda, sea ERC, el PSC o Iniciativa per Catalunya. Segundo que se hicieran independentistas para que, en caso de celebrarse un referéndum de autodeterminación, los inmigrantes con derecho a voto no se mostrasen partidarios de seguir perteneciendo a España. Si Québec sigue formando parte de Canadá es en buena medida porque 50.000 votos de inmigrantes con nacionalidad canadiense lo impidieron en 1995. CDC sacó consecuencias de aquella votación.

 – Tengo la sensación que Àngel Colom está desaparecido del mapa. De hecho Èric Bertran lo ha sustituido al frente de la política de inmigración del nuevo PDECAt

Àngel Colom ha empezado a jubilarse y Èric Bertran le sustituye poco a poco en sus tareas, pero en un partido muy mermado a causa de los errores de Artur Mas. Éste se comporta como un político 100% español: no asume sus errores, no dimite y sigue al frente del partido hasta la derrota final.

– ¿Usted cerraría los CIEs?

A mi me cuesta entender que se pueda encerrar a alguien por el mero hecho de entrar irregularmente en un país. Yo mismo lo he hecho alguna vez a lo largo de mi carrera periodística y no me hubiese gustado acabar encarcelado aunque sea por un tiempo tasado. Aún así no los cerraría.  Es probable que haya que humanizarlos, pero si se cierran, la posibilidad de expulsar a los que han entrado irregularmente cae en picado. Serán entonces más numerosos los que tendrán la tentación de entrar en España irregularmente a sabiendas de que el riesgo de expulsión es mínimo.

– ¿España está en manos de Marruecos por lo que hace a control de la frontera sur?

Por supuesto. Si Marruecos no controlase sus costas y sus fronteras terrestres con Ceuta y Melilla el número de inmigrantes irregulares que llegarían a España sería mucho más elevado. Marruecos no es el único que desempeña ese papel de contención. Aunque en menor medida también lo hace Argelia, cuyas costas están a tan solo 180 kilómetros de Almería, y más al sur Mauritania. España paga gustosa un alto precio por eso. Por algo Marruecos es un socio privilegiado de la Unión Europea.

 – Marruecos hace de dique de contención con el islamismo radical. No estoy seguro que siempre sea así.

Marruecos es el país más estable del norte de África y el menos azotado por el terrorismo islamista. De hecho, no se ha producido un atentado desde 2011. Desarrolla con España y Francia una intensa cooperación antiterrorista. Se han efectuado operaciones conjuntas y hasta comisarios de la policía española han asistido en primera fila a las redadas de las fuerzas de seguridad marroquíes. Su colaboración es importante porque hoy en día la mayoría de los terroristas que han surgido en Europa son marroquíes o de origen marroquí. Hace veinte años eran más bien argelinos.

 – ¿Alguién debría decir a los españoles que Ceuta y Melilla no tienen remedio? Lo digo por los 80.000 musulmanes que ya hay: tarde o tremprano dejarán de ser plazas españolas. El primero al que se lo leí fue al coronel Martínez Inglés, no sé si lo recuerda, aquel que acabó sancionado por el Ministerio de Defensa. Y la segunda a Pilar Rahola.

Que haya una mayoría de musulmanes en Melilla y que en Ceuta vayan a ser mayoría dentro de poco no significa que dejarán de ser españolas. Los musulmanes, incluso aquellos que se identifican con partidos locales que tienen un toque confesional, quieren por muchas razones que ambas ciudades sigan perteneciendo a España. Los partidos que surgieron para pedir la incorporación a Marruecos han fracasado estrepitosamente. A día de hoy es mucho mejor viajar por el mundo con un pasaporte español que con un marroquí.

 – ¿Lo de «lobos solitarios» es un invento? Tanto Fernando Reinares como el periodista Eduardo Martín de Pozuelo dicen que no hay «lobos solitarios».

¿Era el tunecino Mohamed Lahouaiej Bouhlel, el terrorista de Niza, un “lobo solitario”? Me atrevería a decir que sí. Es verdad que compró una pistola a un albanés días antes de asesinar, el 14 de julio pasado, a 86 transeúntes. Pero planeó solo su golpe, alquiló solo el camión, inspeccionó solo el lugar donde perpetró el terrible atentado arrollando a los peatones en la Promenade des Anglais. La operación le costó unos 2.500 euros, según ha desvelado la investigación. Hay “lobos solitarios” y hay células organizadas como la que asesinó a 130 personas el 13 de noviembre de 2015 en París.

 – «Catalunya es el lugar de Europa donde, junto con Bélgica, los salafistas son más activos». También lo dice usted. ¿Qué hemos hecho mal en Catalunya?

Primero no se ha hecho todo tan mal porque, a diferencia de Bélgica, no se han producido atentados en Cataluña. Es verdad que el caldo de cultivo entre una parte de la juventud musulmana sin oficio en las ciudades satélites de Barcelona o en Salt no es bueno. ¿Qué se ha hecho mal? Permitir que surgieran guetos con tal de que en las zonas nobles no se visualicen a los musulmanes; incumplir la ley y no impartir clases de islam a los 275.000 alumnos musulmanes escolarizados en la enseñanza pública que tienden a informarse en Internet sobre su religión; otorgar excesivas competencias a los ayuntamientos que son proclives a vetar la apertura de oratorios en el centro de las ciudades y mandan a los musulmanes al polígono transmitiéndoles una sensación de exclusión. Fernando Reinares, el más conocido de los investigadores españoles en materia de terrorismo, considera que el debate soberanista añade un ingrediente de confusión a los jóvenes musulmanes en Cataluña. Pasaría algo parecido a lo que sucede en Bélgica. Es más difícil ser belga que ser francés o alemán porque los propios belgas no saben bien lo que son: ¿flamencos, valones, bruselenses?

– Me temo que cuando el Estado Islámico reivindica la antigua Al-Ándalus llega hasta Barcelona ¿no?

Por supuesto. Barcelona fue musulmana durante más de un siglo. Hay que leer a la profesora Dolors Bramon sobre este tema. Al-Ándalus es toda la península Ibérica, excepto un cachito de Asturias, y hasta un pedazo del sureste de Francia. En el verano de 2014 el Estado Islámico o personas que le son afines empezaron a hacer circular por las redes sociales fotos de edificios o lugares relacionados con la época de esplendor de Al-Ándalus como la Alhambra de Granada. Colocaban delante una bandera del Estado Islámico. Incluyeron hasta la playa de la Concha en San Sebastián por donde solo pasaron los conquistadores musulmanes. Así que Barcelona con más razón pertenece a Al-Ándalus y no digamos Tortosa donde permanecieron mucho más tiempo. Ahora bien,Al-Ándalus es una reivindicación romántica y retórica que, por ahora, no coloca a España en el disparadero.

 – Usted dice que las mezquitas suelen estar controladas. En Catalunya hay mas de 200. Tengo mis dudas que los Mossos tengan el personal suficiente para controlar hasta el último oratorio

La lucha antiterrorista la llevan a cabo en Cataluña nada menos que cuatro cuerpos: Mossos, Cuerpo Nacional de Policía, Guardia Civil y Centro Nacional de Inteligencia. La relación de los Mossos con el CNP es mala como vimos con el caso Caronte. Eso puede perjudicar a la eficacia de las fuerzas de seguridad. Los musulmanes son un colectivo que padece la pobreza y con, a veces, dificultades administrativas para renovar un permiso de residencia, para conseguir la reagrupación familiar etcétera. A cambio de dinero, de algún pequeño favor o por convicción –quieren perder de vista a elementos radicales que merodean por su comunidad- colaboran con las fuerzas de seguridad.

 – ¿Cómo acabará el Estado Islámico? En el caso de que se acabe a pesar de las últimas derrotas militares. Yo pensaba que, con la ofensiva en Siria, intentarían cometer un gran atentado en Occidente, incluso en Estados Unidos antes de las elecciones presidenciales. Toquemos madera.

Ya les gustaría demostrar que, pese a los apuros sobre el terreno, son capaces de golpear en Occidente. No atacan en Europa y en EE UU cuando quieren sino cuando pueden. El final del verano y, hasta ahora, el otoño han sido tranquilos, pero me temo que lo volverán a conseguir. Candidatos no les faltan; el problema es introducir armas, planearlo etcétera. Pero a veces el arma es mero un camión alquilado como en Niza en julio pasado.

 – ¿En Melilla ya hay un partido musulmán local, Coalición por Melilla, veremos lo mismo en Catalunya?

En Melilla existe y también los hay en Ceuta, pero no creo que surjan en Cataluña. No han surgido en ninguna región de la Unión Europea. Los musulmanes, cuando adquieren la nacionalidad, simpatizan con los partidos de izquierda y les votan. En Cataluña darán votos a ERC, a Ada Colau o incluso al PSC, pero no a la antigua Convergència ni al PP.

 – Añoro sus crónicas de corresponsal. Usted llegó incluso antes que las ambulancias cuando el atentado de Beirut contra los marines norteamericanos y los paracaidistas franceses, en 1983. ¿Qué conclusión extrajo ese día?

Que el periodista es un testigo de la historia porque aquel doble atentado provocó la salida de los contingentes extranjeros de Beirut; que el terrorismo islamista, que algunas veces es de Estado, tenía para rato.

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