Edadismo y sexismo, la doble condena de las mujeres mayores que sufren violencia machista

, | 7 enero, 2021

  • María, Manuela, Concepción, Annick, Teresa, Olga, Manuela, Encarnación, Rosalía, Susana: las mujeres de más de 60 asesinadas este año por sus parejas o exparejas
  • «Las mujeres de cierta edad no denuncian porque han sido educadas en un contexto social y cultural donde ser maltratada era una vergüenza», señala Marisa Rebolledo
  • “Nos encontramos un daño emocional tan profundo hasta el punto de no poder realizar las entrevistas”, señalan las autoras de un estudio que analiza el tema

Cuarto Poder.- María Concepción Jandro, Manuela Iglesias Fernández, Manuela San Andrés, Concepción Fernández, Annick Chenut, Teresa, Olga Savenchuk, Encarnación Guiral, Rosalía F.M, Susana Criado Antón y la víctima de Palomares del Río (Sevilla) cuyo nombre se desconoce. Son las mujeres de más de 60 años de las 42 asesinadas este año por sus parejas o exparejas. Son los feminicidios íntimos de mujeres mayores que se reconocen de manera oficial en lo que va de 2020. De todas ellas solo Encarnación, afectada por un deterioro cognitivo, había presentado dos denuncias contra su agresor, aunque había acabado abandonando el proceso judicial y no contaba con medidas de protección.

Las mujeres de más 65 años sufren la violencia machista igual o más que las jóvenes, aunque no sean la imagen más habitual de las campañas contra esta lacra. Si se observan las relaciones actuales de las víctimas, según la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer de 2019, “las mujeres mayores muestran prevalencia de violencia ligeramente más altas” que las de menor edad. Un 4,4% ha sufrido violencia física o sexual alguna vez con la pareja actual, el 10,1% emocional y el 5,2% económica, frente al 2,6%, 8,1% y 2,5%, respectivamente. Sin embargo, dicen haber sufrido menos maltrato en el pasado que las más jóvenes, un dato del que se sustrae una dificultad para distinguir la violencia machista de entonces.

Hay una diferencia más pronunciada en que las mayores exteriorizan menos el maltrato que están sufriendo. “Los datos muestran que las mujeres mayores cuentan menos la violencia, la ocultan más y tienen más dificultades para detectarla y pedir ayuda”, explica Inma Mora, especializada en Estudios de Género de HelpAge International España. La Macroencuesta muestra de forma global cómo el 62,2% de las mujeres de 65 años o más que han sufrido violencia de género ha denunciado o buscado ayuda formal o informal, frente al 85,6% de las que tienen entre 16 a 64 años.

Si se busca una respuesta a por qué la violencia machista que sufren las mayores está más oculta, Marisa Rebolledo Deschamps, una de las primeras en investigarla y especialista en el tema, tiene algunas respuestas. «Son invisibles en gran parte porque denuncian menos. Las mujeres de cierta edad no denuncian porque han sido educadas en un contexto social y cultural donde esto era una vergüenza, cuando no había ninguna conciencia social por el tema y era un estigma que te maltrataran. Las educaban en la resignación: a ti te ha tocado mal marido», explica la experta. También aparecen menos en los medios porque «mueren menos», añade, ya que muchos asesinatos se producen cuando la víctima intenta romper la relación, algo menos frecuente en mujeres de mayor edad.

Algunos estudios recientes encuentran explicaciones a esa invisibilización en el actual contexto socio-cultural. Por ejemplo, la doble discriminación por género y edad que se señala en el estudio ‘Violencia contra las mujeres mayores. Interacción del sexismo y edadismo’ (2018) que fue presentado la semana pasada. “Si los mayores en general interesan poco, las mujeres mayores interesan todavía menos”, sostiene la experta Paola Damonti, que ha elaborado esta investigación junto a Rut Iturbide y Patricia Amigot, apoyadas por el Instituto Navarro para la Igualdad.

Estas expertas señalaron que la vulnerabilidad de estas mujeres se debe a que el machismo interacciona con el edadismo, discriminación por edad. Si los hombres pueden tener éxito o valor social hasta edades muy avanzadas, las mujeres comienzan a “desaparecer” de la representación en la televisión, el arte o los medios con el paso de los años. En este ámbito las investigadoras incidieron en conceptos como la “violencia estética” -la importancia social de las mujeres en función de su juventud y belleza- o la “tiranía del ser para otros” -el sistema pide a las mujeres que se anulen para estar disponibles para los demás-. Comprender estas opresiones para todas las mujeres contextualizan la violencia que sufren las mayores.

¿Cómo opera la violencia machista en las mujeres mayores?

En la realización de este estudio, Damonti señaló la dificultad de encontrar perfiles de mujeres de más de 65 años dispuestas a contar su caso, “algo que muestra lo interiorizada que está la violencia”. Pero además, la larga duración que habitualmente tienen estas relaciones violentas en estas mujeres enquista el problema. “Nos encontramos un daño emocional tan profundo que no habíamos visto hasta ahora, hasta el punto de no poder realizar las entrevistas”, cuenta la experta.

Hay varios factores de la violencia machista en mayores que complican la separación del agresor. Según explicó Rut Iturbide, algunos son que estas relaciones se hayan sostenido en el tiempo durante décadas, que comenzaran cuando no había ninguna campaña de sensibilización sobre el tema, la normalización de la violencia de baja intensidad -obligatoriedad de pedir permiso, denigración etc.- o que la violencia contra las mujeres se haya considerado hasta hace poco tiempo “una cuestión privada que no era necesario airear”. Además, el edadismo erosiona más la autoestima de estas mujeres porque “piensan que ya es tarde para ellas, que no tienen nada que aportar a la sociedad o sienten miedo a la soledad”, incidió.

Sin embargo, hubo un antes y un después del asesinato de Ana Orantes en 1997, explica Rebolledo. Su crimen atroz después de 40 años malos tratos a manos de su agresor concienció a la sociedad sobre la violencia machista y motivó la Ley 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Por eso la experta cree que hay diferencias entre las mujeres más mayores y las que son más jóvenes dentro de este rango de edad. «Las mujeres que tenemos 60 desde que teníamos 40 somos conscientes del tema. Las que son más mayores, que recibieron todo esto con 80 años, son el colectivo más invisibilizado», señala la experta.

Muchas de estas mujeres ya han vivido el fallecimiento de su maltratador, pero esto no significa que se haya acabado el problema. «Mi experiencia es que más de la mitad de estas mujeres son viudas, o están separadas, pero eso no quiere decir que hayan dejado de sufrir las graves secuelas tras 30, 40 o 50 años de maltrato», explica Rebolledo. La experta habla desde la experiencia de haber participado hace casi una década en un programa pionero en la Junta de Extremadura para detectar estos casos de violencia de género en mayores de las áreas rurales. «Las salud de estas mujeres es seis veces peor que otras que no han sufrido la violencia. Van constantemente al médico. Tienen trastornos del sueño, ansiedad, fibromialgia y otros problemas de salud derivados de esta situación, aunque no sepan que vienen de ahí. Están sobremedicadas», señala.

Cómo asistirlas

Las mujeres que tienen más de 50 años “desaparecen” de los recursos para asistir a las víctimas de violencia machista. Hay fallos en la detección porque sus problemas de salud se atribuyen erróneamente a la edad, pero en otras ocasiones son sus propios hijos son los que las disuaden a la hora de denunciar. «En muchos casos quieren dar el paso porque escuchan información, pero ellos les dicen ‘¿a tu edad te vas a separar?’. No son todos los hijos, pero algunos egoístamente piensan en que si su madre se separa tendrán que cuidar de su marido, que ha sido lo peor», añade la experta.

Llegar a los recursos es algo todavía más raro en mujeres mayores migrantes víctimas de violencia machista, señalaron las expertas de ‘Violencia contra las mujeres mayores. Interacción del sexismo y edadismo’. Si llegan, las mujeres mayores abandonan en cuanto se les plantea dejar a la pareja, una intervención habitual con las mujeres más jóvenes, pero que quizás no se adapte a todas. «Hay situaciones en que las mujeres no van salir de la relación. En muchas de las ocasiones el acompañamiento debería enfocarse a lograr una mejor posición en la relación», reflexionaba Iturbide.

Sean mujeres con pareja o viudas, necesitan más apoyos para poder escapar del maltratador o mejorar su situación. El apoyo de los hijos, concluyen las expertas, es muy importante para poder abandonar al agresor. Pero en todos los casos deben adaptarse mejor los recursos disponibles para ellas e intentar mejorar su sociabilización y multiplicar sus apoyos. «Hay que trabajar con ellas en las residencias, que vayan a los centros de la tercera edad, que salgan del aislamiento. 40 años de maltrato no tienen solución, pero sí se les puede ayudar a que tengan una mayor calidad de vida», manifiesta Rebolledo.

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