Cuatro violaciones en grupo en Tarragona desde el caso de la Manada

| 15 julio, 2019

Cambrils, Tarragona, Salou o Tivenys han vivido episodios de violencia grupal. La agresión con penetración se dobla en la provincia. Las víctimas pierden el miedo y denuncian más

RAÚL COSANO. DIARI DE TARRAGONA.- El doble de agresiones sexuales en Tarragona: de 17 casos en 2012 a 39, según los últimos datos ofrecidos por el Ministerio de Interior. Casi también se duplican las que fueron con penetración, que ascienden de las 22 a las 40, otra subida notoria; y así, muchas manifestaciones de violencia sexual se disparan en Tarragona, en buena parte porque se denuncia más que antes y, por lo tanto, se visibiliza más. Pero desde hace semanas hay otro delito en el foco, también en Tarragona: las agresiones sexuales múltiples. 

Algunos expertos hablan de un aumento por el efecto contagio del caso de la Manada, en los Sanfermines de 2016. Interior no dispone de datos acerca de cuántas agresiones de este tipo se han producido desde el 7 de julio de 2016, cuando la joven madrileña fue interceptada y agredida en un portal de Pamplona, en plenas fiestas de San Fermín. 

Pero quienes sí han realizado el recuento han sido las investigadoras del proyecto Geoviolencia Sexual, un estudio del portal Feminicidios.net, al que la ONU ya otorga la consideración de fuente fiable para el número de mujeres violadas y asesinadas en España. El portal cifra en 125 las agresiones múltiples perpetradas desde 2016 hasta ahora: 17 en 2016, 14 en 2017, 59 en 2018 y 34 en lo que llevamos de 2019. 

Según las estadísticas de Geoviolencia sexual, en las 125 agresiones sexuales múltiples conocidas se han registrado al menos 440 agresores sexuales, aunque en algunos casos se desconoce el número exacto de atacantes. Al menos 112 eran menores de edad cuando perpetraron las agresiones (el 25,4%): uno de cada cuatro.

El 62,5% de las agresiones fueron violaciones consumadas. Uno de cada cuatro agresores era menor de edad cuando integró la violación grupal, mientras que una de cada tres víctimas eran menores. Además, los agresores tomaron imágenes o vídeos de la víctima mientras era vejada en el 13,5% de estos casos. 

Según Geoviolencia Sexual, entre 2018 y 2019 se han registrado cuatro casos de agresiones sexuales múltiples en la provincia. Ahí se incluye una violación en Tarragona capital, una agresión sexual en Salou y otra en Tivenys, donde este mismo mes se ha producido la detención de dos jóvenes por tocamientos a menores durante una fiesta. A esos casos se añade otro muy reciente: la violación grupal a una joven en un piso de Cambrils. Los acusados, dos vecinos de Salou y otro de la villa marinera, presuntamente agredieron sexualmente a la víctima el pasado 24 de junio, para la fiesta de Sant Joan. En Catalunya, ha destacado recientemente Manresa, con dos casos de ataque en pandilla conocidos en los últimos días. 

Sin embargo, son balances visualizados desde hace poco y hay que tomarlos con cautela, al menos desde el punto de vista científico. «No tenemos un registro histórico de agresiones sexuales en grupo. Las cifras oficiales de denuncias son una pequeña parte porque la mayor parte no se denuncia», explica Josep Maria Tamarit, catedrático de Derecho Penal de la UOC. A pesar de ello, Tamarit añade: «Este conocimiento de hechos puede generar la ilusión de que exista un aumento, pero la mayor parte de la realidad no la conocemos nunca. Hay indicios, eso sí, de que nos encontramos ante hechos que tienen más frecuencia. Y es algo que no está pasando solo en España». 

Los impulsores de la primera página web que ha contabilizado esta casuística son claros ante esta dinámica: «En 2018 registramos 59 agresiones sexuales múltiples, 41 más que en 2016 y 45 más que en 2017. En lo que va de 2019, ya son 34 las agresiones sexuales múltiples conocidas. Queda clara la tendencia al alza de las denuncias y la atención mediática: en 2018 se disparan los casos». 

Ese fue el año clave, también para el entorno de la violencia machista. Fue cuando explosionó la revolución sexual, cuando se produjo la primera huelga feminista del 8-M –cuya cita anual ha llegado para quedarse–, y también cuando tuvo lugar la rebelión en la calle contra la sentencia de la Manada. A ello contribuyó el año pasado el movimiento #MeToo, que nació en Hollywood y se exportó a todo el planeta. 

Cualquier indicador muestra cómo el tabú de la denuncia va desapareciendo cada vez más. En 2018 se produjeron en la provincia 239 delitos contra la libertad e indemnidad sexual, según el recuento de Interior. En 2013 la cifra se quedaba en 171. Constituye un incremento que roza el 40%. Según el avance de datos de la Fiscalía correspondiente al 2018, los delitos contra la libertad sexual aumentaron un 23,2%, un incremento que se suma al ya registrado en los últimos años.

«Ahora se denuncia más»
«Ha influido mucho que el propio movimiento feminista haya centrado el debate en la violencia sexual, cosa que hasta ahora no pasaba», explica Ana Isabel Bernal, profesora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación en la UOC. 

Ella cree que «este tipo de violaciones ya ocurrían antes pero cada vez se denuncian más», algo que sigue siendo complicado para la víctima. «El proceso es durísimo, porque siempre se cuestiona su testimonio», añade Bernal. 

De los 125 casos documentados por la plataforma, una de cada cinco agresiones sexuales múltiples tuvo lugar en Andalucía (el 21,6%). Otro 19,2% se registra en la Comunitat Valenciana y otro 16%, en Catalunya. Más de la mitad de las agresiones sexuales múltiples registradas desde 2016 fueron perpetradas de madrugada (66 de los 125 casos, el 52,8%).

Desde 2016, dos de cada tres agresiones sexuales múltiples fueron violaciones consumadas (el 60,8%), mientras que el 39,2% restante fueron otro tipo de agresiones sexuales múltiples. Por su parte, de las 130 víctimas registradas, una de cada tres eran menores de edad (50 de ellas, el 38,5%). Otra estadística más para acercarse al fenómeno que justo se empieza a estudiar ahora: más de la mitad de las agresiones sexuales múltiples registradas en 2018 fueron perpetradas por grupos de dos o tres varones (54,4%). Tres de cada cuatro, por grupos de hasta cuatro varones (75,2%).

Más allá de los datos, los analistas inciden en que la visibilización es positiva y contribuye a la concienciación tanto social como jurídica. «Lo más importante es que estos casos puedan llegar a la justicia, siempre que haya habido denuncia y se aporten pruebas», tercia el catedrático Josep Maria Tamarit, que desmonta el mito de que este tipo de comportamientos no estén penados suficientemente: «La ley prevé penas muy duras para estos delitos, más que en otros países. Por una violación en grupo la pena es más alta que por homicidio, de 12 y 15 años, y se puede imponer una pena no sólo por el comportamiento propio». 

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