Convertidos a la extrema derecha: los jóvenes que apoyan al Le Pen brasileño

| 18 abril, 2018

Una nueva generación de jóvenes desencantados con el proyecto de Lula quieren implementar un modelo neoliberal. El 60% de los electores de Bolsonaro tiene entre 16 y 34 años

VALERIA SACONNE. EL CONFIDENCIAL.- “Ni él imaginaría/cuántos soldados tendría/luchando a favor de la familia/hoy somos la mayoría/millones de bocas que piden un Brasil decente/dicho repetidamente: Bolsonaro Presidente”. Es la letra de un rap que exalta la figura de Jair Bolsonaro, el precandidato de extrema derecha que pretende convertirse en presidente de Brasil en las elecciones que se disputarán en el próximo mes de octubre. Bolsonaro, que ha sido acusado por políticas locales y por diarios internacionales del calibre de Le Monde de ser machista, misógino y homófobo, tiene en la actualidad un 15% de intención de voto. Es la segunda opción para los electores brasileños, solo por detrás del expresidentes Luiz Inácio Lula da Silvaencarcelado el pasado 8 de abril por corrupción y lavado de dinero.

El autor de este rap se llama Luiz o Visitante. A sus 22 años, representa la nueva generación de jóvenes conservadores que apoyan activamente y con orgullo a los partidos de derechas. Luiz comenzó a hacer música a los 13 años, pero rápidamente se deparó en que el rap y el hip-hop hacían apología de las drogas y de la violencia. “Veía mucha inversión de valores. Recuerdo que antes de hacer el primer rap de derechas, oía canciones defendiendo Fernandinho Beira-mar [un famoso narcotraficante brasileño] y me chocaba que esta música fuese una herramienta de apología del crimen. Decidí que iba a hacer todo lo opuesto porque el rap es una cultura maravillosa. Quise utilizarlo para hacer el bien”, cuenta de este cantante desde la ciudad de Recife, en el Estado de Pernambuco.

“Hacer el bien” para Luiz significa fundir su ideología conservadora con su música preferida y propagar a través de un género genuinamente contestatario valores más tradicionales como los de la familia heterosexual. Idealizador del ‘Destra rap’, un subgénero que aborda temas conservadores y adopta posiciones consideradas reaccionarias, Luiz ha tenido problemas con otros raperos brasileños, que le han acusado de “apropiación cultural”. Con más de 200.000 seguidores en su canal de YouTube, su público reside mayoritariamente en São Paulo y tiene una edad comprendida entre los 19 y los 30 años. “Son jóvenes conservadores de derechas, nacionalistas y religiosos, porque siempre hay algo de religión en mi música”, explica.

La música sobre Bolsonaro nació tras una epifanía que tuvo en 2014, cuando vio por primera vez a este político hablar en la TV Cámara. “Me identifiqué mucho con su discurso. Busqué su programa en Internet y mi admiración por él fue creciendo. Vi en él una persona que tiene capacidad de ser presidente. Y decidí hacer una música dedicada a él. Así nació el rap Bolsonaro, O Messias”, cuenta Luiz.

Los pequeños prodigios que opera la red permitieron a este rapero conocer virtualmente al hijo del político, Eduardo Bolsonaro, que también es diputado y que se entusiasmó con la idea. Autorizada la canción y lanzada por la misma familia Bolsonaro en Facebook, triunfó rápidamente en la red y se convirtió en la banda sonora de las manifestaciones a favor del impeachment contra la expresidenta Dilma Rousseff, llevado a cabo en 2016. Luiz o Visitante asegura que en octubre votará a Bolsonaro. Además, cuenta que hace campaña a favor de su político preferido de forma gratuita. “Lo hago porque quiero. No tengo vinculación con ningún movimiento político. Mi única actuación en la política es a través de mi música”, afirma.

Luiz representa una nueva generación de jóvenes brasileños desencantados con el proyecto del Gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula, que duró desde 2002 hasta 2016, y deseosos de implementar en su país un modelo neoliberal que pasa por la reducción del papel del Estado central y la privatización de varios sectores estratégicos de la economía. No hay datos globales sobre el porcentaje que estos jóvenes representan respecto al total del electorado. Lo que se sabe es que el 60% de los electores de Bolsonaro, uno de los políticos más activos en las redes sociales, tiene entre 16 y 34 años. De ellos, el 30% es menor de 24 años.

De líder de Femen a feminista de derechas

“Bolsonaro es mucho más eficiente para la seguridad de las mujeres que el movimiento feminista. En su programa pide la reducción de la edad penal para los violadores. También tiene un proyecto de ley para el aumento de la pena y otro que prevé la castración química de los violadores, lo que me parece sensacional”. Sara Winter es otro perfil peculiar en el panorama político de Brasil. A sus 25 años, esta feminista, que fue responsable de implantar el movimiento Femen en el país tropical, se declara desengañada con el feminismo ortodoxo y defiende los valores tradicionales de la familia y de la vida.

Su aspecto no se encaja en el típico ‘look’ de derechas. Sara lleva el pelo oxigenado y el cuerpo lleno de tatuajes. Cuenta con el desparpajo de una joven candidata al Parlamento federal las dificultades que tuvo que enfrentar hasta llegar a vertebrar su reciente carrera política: una familia desestructurada; un hermano drogodependiente que la amenazó con una pistola y la echó de casa; su paso por la prostitución, en la ciudad de São Paulo; el abuso de un cliente y su posterior depresión; su militancia en el movimiento feministasu embarazo y su aborto clandestino; y su reconversión a los valores cristianos.

“Hoy me defino como una activista pro-vida, pro-familia y pro-defensa. Pro-vida porque trabajo activamente con organizaciones que ayudan a mujeres para que no aborten. Pro-familia porque lucho contra las drogas, que destruyeron mi familia, contra la ideología de género y la erotización infantil. Lucho contra la presencia de materias como sexo y género en las escuelas para garantizar la integridad y la dignidad de nuestros niños. También lucho contra la explotación sexual infantil y la pedofilia, y contra todo lo que afecta a la familia. Y pro-defensa porque soy a favor de la defensa de la vida de los policías militares, de la seguridad y de una intervención militar de verdad de las fuerzas armadas”, explica Sara Winter a El Confidencial, en referencia a la reciente intervención federal y militar en el Estado de Río de Janeiro.

Esta activista critica con ahínco los movimientos feministas como Femenporque, asegura, son en realidad máquinas para hacer dinero a través del cuerpo delgado de mujeres rubias y bonitas. Los acusa de no ayudar realmente a las mujeres y culpa a sus amigas feministas de haberla convencido a abortar, algo que le causó “muchos problemas físicos y mentales”. Finalmente, atribuye su reconversión a la religión católica a su segundo embarazo, que ve como “un milagro”, puesto que los médicos la habían alertado sobre su imposibilidad de tener hijos por las complicaciones médicas que siguieron al aborto.

Hoy Sara es madre de un bebé, está comprometida con su compañero sentimental y va a presentarse a las elecciones a la Cámara de Brasil junto al partido DEM, una formación de centro-derecha, cuya ideología se basa en el liberalismo y en la lucha contra la corrupción. “Yo fui la feminista más popular de Brasil. Iba a todos los programas de televisión y siempre estaba en las principales protestas callejeras. En aquella época veía a Bolsonaro de la misma forma en que la prensa lo presentaba: como un homófobo y un misógino. Cuando volví al seno de la iglesia y pedí perdón públicamente por todo lo que había hecho en un vídeo en YouTube, recibí una llamada de Bolsonaro. Me quedé muy sorprendida porque no imaginaba que él supiese quién era yo, ni que tuviese mi número de teléfono. Además de perdonarme, pude conocerlo personalmenteHoy soy muy próxima de la familiaBolsonaro”, cuenta esta joven política, que defiende públicamente al polémico precandidato a presidente.

Becas para estos nuevos líderes

Para Carlos Eduardo Martins, politólogo de la Universidad Federal de Río de Janeiro, existe una estrategia definida para crear líderes políticos populares gracias a la financiación de empresarios nacionales e internacionales. “Son movimientos dirigidos que no surgen espontáneamente. Están impulsados por un ‘think thank’ llamado Brasil 200, que reúne a 200 grandes empresarios brasileños. Incluso ofrecen becas para estos nuevos líderes, que son escogidos en una especie de concurso. Eligen a jóvenes negros o a gais que apoyan a Bolsonaro para hacer llegar el discurso neoliberal a espacios donde estos valores normalmente no llegarían”, señala Martins a El Confidencial. “En realidad, la penetración del discurso de Bolsonaro en las clases más bajas de la sociedad en ínfima. El discurso neoliberal no llega a los pobres, por mucho que haya organizaciones que financien a estos nuevos líderes”, agrega.

Según esta teoría, agrupaciones como el Movimiento Brasil Libre (MBL), con 2,7 millones de seguidores en Facebook, o el Vem para Rua, con 1,9 millones de seguidores, serían instrumentos de la clase económica dominante para eliminar cualquier resquicio de los valores izquierdistas entre los jóvenes brasileños. Surgidos después de las elecciones presidenciales de 2014, la actuación de ambos movimientos a lo largo de 2015 y 2016 fue fundamental para vertebrar las manifestaciones anti-Dilma y a favor del impeachment en todo Brasil.

“Es natural que hoy los jóvenes se vuelvan más conservadores, porque están decepcionados con la izquierda y también porque empiezan a interesarse más por la política. Los jóvenes en la actualidad entienden mejor lo que pasa en el país y son capaces de ver que las medidas de izquierdas nos han llevado al caos que vivimos hoy”, destaca a este diario Arthur Do Val, un empresario de 31 años del sector de la chatarra de acero. Arthur es uno de los youtubers más populares de Brasil y fundador del canal ‘Mamãe falei’, que cuenta con más de un millón de suscriptores. También es simpatizante del MBL.

Toda América Latina en realidad se ha decepcionado con los gobiernos de izquierdas. Por lo tanto, es natural que en nuestro continente se esté formando una contracultura como contrapeso al status quo. Es un movimiento natural de las personas que no están contentas con los gobiernos actuales en América Latina y que prefieren decantarse por la derecha”, reflexiona este joven empresario, que también aspira a entrar en política como candidato al parlamento del Estado de São Paulo, de la mano de Kim Kataguiri, coordinador del MBL.

En sus vídeos al estilo ‘Callejeros’, Arthur Do Val se cuela en los campamentos de militantes del PT a favor de Lula y con preguntas a bocajarro intenta demostrar que están allí para marcar presencia y acumular ventajas, o simplemente que no saben muy bien qué acontece. “No es verdad que Brasil 200 financia el MBL. Pero aunque fuese verdad, no habría por qué esconderlo. No hay nada malo en esto porque no es dinero público. Se trataría de una donación espontánea”, asegura este joven político. “Si un politólogo nos quiere llamar ‘soldaditos de empresarios de derechas’, que lo haga. Si yo estoy de acuerdo con la causa de un empresario concreto, le apoyaré. Tanto el MBL como el Vem Para Rua son completamente financiados con dinero privado. Los empresarios son libres de invertir el dinero dónde quieren”, zanja Do Val.

“Grupos como MBL y Vem para Rua proponen soluciones genéricas e inmediatas a cuestiones que son más estructurales. Dialogan con este sentimiento de revuelta de la juventud y con el miedo de las personas, con la inseguridad”, sugiere Dani Monteiro, una activista negra de 26 años y militante del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), el mismo al que pertenecía la concejala de Río de Janeiro Marielle Franco, asesinada el pasado 14 de marzo.

Esta joven de izquierdas cree que los medios de comunicación y la derecha culpan al PT de todo lo que ocurre en Brasil. “Han creado una dicotomía entre los comunistas, encarnados por el PT, que en realidad está lejos de ser comunista, y del otro lado las personas de bien, que en teoría quieren mejorar nuestra condición. Esta dicotomía lleva a muchos jóvenes a acercarse a este proyecto de derechas, que ofrece soluciones que en realidad no son tales”, asegura Monteiro.

Esta joven política señala que es difícil contabilizar el número de jóvenes que abrazan este proyecto, pero ofrece un dato esclarecedor: la previsión de unas 50 candidaturas del MBL en todo el país. “También está subiendo la intención de voto de pre-candidatos como Bolsonaro, capaces de surfear en esta ola de conservadurismo”, afirma Monteiro, al mismo tiempo que reconoce que la consolidación de las opciones conservadoras se debe también a la fragmentación de la izquierda.

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