Cinco ultras evitan la cárcel por una agresión a cambio de 1.350€ de multa

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EFE. LA VANGUARDIA.- Cinco ultras han evitado la cárcel gracias a un pacto de conformidad con el que han reconocido haber agredido con sillas, piedras, una defensa y un spray a un grupo de jóvenes de un ateneo de Barcelona en julio de 2018 a cambio de una multa de 1.350 euros.

Se trata de cinco simpatizantes de extrema derecha que, según la Fiscalía, «defendían posiciones fascistas y nazis» y que atacaron a miembros de colectivos antifascistas vinculados al ateneo 3 Voltes Rebel de Nou Barris al término de una manifestación convocada en protesta por pintadas vejatorias que habían aparecido en locales libertarios.

A raíz del acuerdo, el juzgado penal número 7 de Barcelona ha condenado a los cinco acusados por el delito de riña tumultuaria con agravante por motivos discriminatorios y a uno de ellos -que portaba una porra- también por el de tenencia ilícita de armas.

En este último caso, la pena ha aumentado hasta el año de cárcel, pero ambas partes han acordado la suspensión de la misma bajo la condición de que el acusado no cometa ningún delito en los próximos dos años.

Los hechos ocurrieron en julio de 2018 al final de una manifestación contra los insultos que aparecieron en los casales 3 Voltes Rebel y La Bugadera de Horta-Guinardó, donde también surgieron pintadas con las siglas de Democracia Nacional, formación política de ideología fascista y antindependentista a la que pertenecen algunos de los acusados.

Según la calificación fiscal, al finalizar la concentración, un grupo de antifascistas topó en el paseo Urrutia con una quincena de ultras, lo que desencadenó en «una fuerte pelea» en la que se lanzaron objetos contundentes como palos, sillas metálicas de terraza y piedras, además de insultos y expresiones intimidatorias.

Durante su intervención, los agentes de la Guardia Urbana sorprendieron a uno de los acusados a punto de lanzar una silla al grupo oponente, a otro portando una defensa extensible rígida, así como a dos más, uno de ellos que iba a rociar a los antifascistas con un spray y el último rompiendo un objeto de cemento para arrojarlo durante la pelea.

Ambos grupos, sostiene la fiscal, «eran conscientes del uso de tales objetos contra los miembros del bloque contrario» y defendían posiciones antagónicas: unos, «fascistas y nazis» y proferían gritos de «Viva Franco», y a los otros, con ideologías «propias de la extrema izquierda», clamaban «nazis hijos de puta».

A pesar de la violencia, motivada por «sentimientos de menosprecio, rechazo e intolerancia hacia cualquier ideología antagónica a aquella con la que se identifican», ninguno de los involucrados sufrió lesiones graves. 

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