Ayuda anual a colectivo LGTBI perseguido en franquismo podrá paliar exclusión

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EFE. LA VANGUARDIA.- La Viceconsejería de Igualdad y Diversidad del Gobierno de Canarias ha aprobado la prestación en memoria de las disidencias sexuales y de género, que tendrá un pago anual para paliar los efectos de la exclusión social y persecución del colectivo LGTBI en la época franquista.

Esta prestación seguirá los mismos requisitos de las prestaciones de inserción, con un pago único al año de 5.321 euros y plazo de solicitud hasta el 31 de diciembre.about:blankPUBLICIDAD

La ayuda podrá ser solicitada por quienes cumplan los requisitos de estar empadronado en Canarias, haber nacido antes del 31 de diciembre de 1965 y poder demostrar carencia de recursos económicos para vivir, así como una biografía marcada por la discriminación por la disidencia sexual y de género.

La carencia de recursos se basa en el requisito de que en los tres últimos meses previos a la solicitud haya tenido un ingreso inferior a 1.330 euros y tengan un patrimonio personal de menos de 15.964 euros.

La Viceconsejería pondrá en marcha una campaña de información para que esta prestación llegue a todo el que lo necesite y cumpla las características, y se podrá hacer tanto de forma telemática como presencial.

Como ha señalado la viceconsejera de Igualdad del Gobierno de Canarias y referente del colectivo LGTBI, Sylvia Jaén, este es “un día especial y emocionante” con una prestación “única” en España y Europa para paliar las consecuencias de la persecución franquista al colectivo, que obligó a cerca de un centenar de personas en Canarias a vivir y trabajar en la marginalidad.

El objetivo, ha indicado, es que “lo que les quede sea una vida digna, porque nunca debieron vivir esas consecuencias por ser quien eran y amar a quien amaron”.

Como ha recordado Jaén, estas personas fueron parte de un colectivo de los «más empobrecidos, reprimidos por diferentes crisis al ya estar en la pobreza y exclusión», ya que, aunque trabajaron en buena parte, «no pudieron cotizar legalmente», además de vivir y crecer «sin redes de apoyo, rechazo social, institucional y familiar».

Con esta prestación pueden llegar al ingreso mínimo vital, «a tener un piso digno, hacer una pequeña reforma y poder abordar ciertos costes con un mantenimiento».

Este apoyo “inusual” está más orientado a la “dignificación de un hecho que a la ayuda económica en sí misma” porque tiene un objetivo de “reconocimiento público al daño que sufrieron, con una recompensa económica, pero también una intención de llegar a quienes no están, con un reconocimiento al error del pasado”.

Se trata de un reconocimiento de apoyo económico, pero también político para quienes tuvieron que vivir una “vida maltratada social e institucionalmente” y que merecen que “se reconozca el error de aquellos tiempos”.

La política es “la construcción de una vida mejor y un futuro más claro, donde guíe el respeto absoluto” que es algo que inspira esta ayuda, por haber crecido en la exclusión social a raíz de la lgtbifobia de aquel momento.

Esta ayuda es para “quienes sufrieron la discriminación del franquismo también en los primeros años de la democracia”, ya que las leyes represivas y de persecución del colectivo no se abolieron hasta 1988 pues no se les atendía como “presos políticos, sino corrientes”.

Esta ayuda responde a un compromiso de la Viceconsejería con los colectivos y las personas que cumplen los requisitos, que serán entre 80 y 100 personas inicialmente, según los cálculos.

Por su parte, la consejera de Derechos Sociales, Noemí Santana, ha explicado que la prestación en memoria de las disidencias sexuales y de género es un compromiso del Gobierno de Canarias, y la motivación es dar “una reparación a las personas perseguidas durante la dictadura por pertenecer al colectivo LGTBI”, que es “un gran paso adelante” con una ayuda “avanzadilla” dentro de la reparación de la historia democrática.

El objetivo es trasladar ese reconocimiento a las personas afectadas “por tanto sufrimiento, por el hecho de amar a alguien que se consideraba inadecuado o nacer con un sexo que no le correspondía”.

Aunque “no se puede cambiar la historia”, ha insistido Santana, desde la Consejería de Igualdad se busca “al menos tratar de cambiar las cosas en el presente”. 

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