Así se subastan inmigrantes y refugiados convertidos en esclavos en Libia

| 15 noviembre, 2017

Un reportaje de CNN muestra cómo se comercia con personas en el país norteafricano con el que la UE mantiene acuerdos y provee de fondos e infraestructuras para frenar las llegadas a Europa.

PÚBLICO.- Comienza la subasta. En la imagen, la mano de un hombre libio se coloca sobre el hombro de otro hombre subsahariano. «Hombre fuerte para trabajar», dice. La puja empieza en 800 dinares libios. «900, 1.000, 1.100… Vendido por 1.200 dinares». Por unos 800 dólares, la vida de una persona se ha convertido en propiedad de otra. La escena es del pasado agosto, en un lugar desconocido de Libia, con quien la Unión Europea ha llegado a diferentes acuerdos para frenar las llegadas de migrantes y refugiados a Europa a través del Mediterráneo. Los acuerdos han dado resultados, las llegadas a Italia han descendido, pero a cambio, el infierno que ya era Libia para las personas migrantes se ha recrudecido.

Las imágenes descritas han sido difundidas en un reportaje de la cadena CNN en el que también se documentan otras ventas de personas. «¿Alguien necesita un excavador? Éste es un hombre muy fuerte para excavar», anuncia el vendedor, que lleva puesto un traje de camuflaje militar. Esa subasta tuvo lugar en una localidad a pocos kilómetros de Trípoli, la capital de Libia.

Las subastas no son nuevas, pero en esta ocasión hay pruebas gráficas que documentan la venta de personas migrantes. Numerosas ONGs han denunciado ya que el comercio de esclavos subsaharianos en Libia es sólo uno de los múltiples negocios del tráfico y la trata de seres humanos que han proliferado en este estado fallido tras la caída del régimen de Gadafi, en 2011.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM), organismo de la ONU, ya ha alertado de esta situación en varias ocasiones y documentado casos con testimonios de personas que han logrado escapar de su cautiverio en Libia y regresar a sus países de origen. A principios de este mes, Mohammed Abdiker, director de Operaciones y Emergencias de la OIM visitó Trípoli y afirmó que «la situación es grave». «Cuanto más se involucra la OIM en Libia, más constatamos que es un valle de lágrimas para muchos migrantes. Algunos informes son realmente espeluznantes y los últimos informes sobre el mercados de esclavos» de migrantes se suman a una larga lista de atropellos», aseguró.

Según los testimonios recogidos por la OIM, tras el viaje hasta Libia por el desierto del Sáhara, las personas que logran sobrevivir son recluidos en centros de detención masificados, en condiciones deplorables y sometidos a torturas, malos tratos, vejaciones constantes. Muchas veces, ni siquiera son recluidos en estos centros sino en casas particulares o garajes donde hacinan a cientos de personas que posteriormente serán vendidos como esclavos, utilizados para exigir dineros a sus familiares, lanzados al Mediterráneo en embarcaciones precarias o simplemente ejecutados si no obtienen de ellos más beneficios económico.

Mientras se iban documentando y conociendo todas estas atrocidades, la Unión Europea ha ido tejiendo acuerdos con una de las facciones que controlan el país para que ejerza de muro de contención en esta ruta migratoria. Ha destinado cientos de millones de euros para equipar a las guardia costera libia, para mantener y construir más campos de detención y «otros proyectos relacionados con la migración que afectan a Libia», según la declaración que los Estados de UE firmaron el pasado febrero en una cumbre en Malta.

La situación también ha sido denunciada por el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad al Hussein, quien este martes ha calificó de «inhumana» la cooperación de la UE con este país. También ha puesto sobre la mesa las «condiciones horribles» en los centros de detención de inmigrantes y refugiados en Libia.

«El sufrimiento de los inmigrantes detenidos en Libia es una atrocidad para la conciencia humana», afirmó Zeid en un comunicado en el que se refirió a la asistencia de la UE a la Guardia Costera para interceptar en el Mediterráneo y devolver a Libia a los inmigrantes y refugiados, donde, según la ONU y varias ONG, son retenidos en condiciones inhumanas.

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