Asesinan en Pakistán a dos vecinas de Terrassa que rechazaron el matrimonio concertado con sus primos.

| 23 mayo, 2022

La Vanguardia.- Las jóvenes de origen pakistaní se negaron a volver a Catalunya con los esposos elegidos por sus familias.

El feudalismo las mató. Dos hermanas con residencia española y de origen pakistaní volvieron al país de sus padres, el jueves pasado, solo para encontrar la muerte, al renegar del matrimonio concertado con sus primos. Uruj Abbas, de 21 años, y su hermana Anisa Abbas, de 24, habrían sido obligadas a casarse con sus primos contra su voluntad hace cosa de un año, en circunstancias no del todo claras. Lo que sí está claro es que ambas vecinas de Terrassa -según consta en su tarjeta de residencia- tenían otros planes y fueron engañadas para regresar a Pakistán «por unos pocos días», en compañía de su madre, Azra Bibi. Esta sí, con pasaporte español.

Una vez en el pueblo, las dos chicas habrían expresado su intención de divorciarse de sus primos para casarse con dos pakistaníes -de Mandi Bahauddin- radicados ya en Catalunya, negándose además a prolongar la situación o colaborar de cualquier modo para que sus «maridos» pudieran emigrar legalmente a España.

Las hermanas Uruj y Anis Abbas en la boda de una de ellas (Otros)
Las hermanas Uruj y Anis Abbas en la boda de una de ellas (Otros)
Ante su negativa, las dos hermanas habrían sido torturadas el viernes por la noche en casa de sus tíos -a la postre «suegros»- por varios de sus parientes. Singularmente por sus hermanos, Shehryar y Asfandyar, así como por varios primos, entre ellos sus «maridos», Atiq y Hasan. La madre, que intentó interceder, fue encerrada en una habitación, desde donde escuchó la agonía de sus hijas, aparentemente estranguladas. Luego fueron rematadas de un tiro por su tío Mohamed, que se dio a la fuga.

El mal llamado «crimen de honra» tuvo lugar en el pueblo de Kharian, en el distrito punyabí de Gujrat. Ayer domingo, seis de los implicados fueron detenidos -algunos al parecer gracias a la localización de sus teléfonos móviles- y encerrados en un calabozo. Como la madre de las chicas se ha negado a denunciar a sus parientes -aun calificándolos de «alimañas»- ha sido la propia policía la que ha recibido la orden de presentar cargos. No está claro el paradero del padre, Ghulam Abbas, al que algunos creen recordar hace muchos años, despachando en el Raval de Barcelona. Pero la madre ya ha expresado su voluntad de volver a España lo antes posible.

La inmensa mayoría de la comunidad pakistaní en Catalunya procede de este distrito rural y feudal de Gujrat, donde los caciques consiguen mantener el control de la población, a través de préstamos, ofertas de trabajo y represalias físicas en caso de incumplimiento, tanto en sus pueblos como en los países donde emigran.

Foto de los presuntos torturadores y asesinos de hermanas españolas de origen pakistaní
Foto en el calabozo de los familiares de las dos hermanas empadronadas en Terrassa, asesinadas en un viaje a su país de origen que había de ser breve Policía del Punyab
No es ni mucho menos el primer caso de esta índole en Gujrat. Hace pocos años, una chica italiana de origen pakistaní fue asesinada allí por sus propios familiares, en otro «crimen de honra». Otras dos hermanas con pasaporte británico murieron en circunstancias no menos sospechosas, pero la policía acabó atribuyendo su fallecimiento «a una fuga de gas en el baño». En cualquier caso, el choque cultural entre las nuevas generaciones de chicas pakistaníes que han crecido en Europa y sus familias, con un pie todavía en Pakistán, vuelve a la palestra de la forma más dramática.

Aunque los «crímenes de honra» han quedado tradicionalmente impunes en Pakistán, sonsacando el perdón de los padres -cuando no son cómplices- mediante coacciones, sobre el papel esto ya no es posible tras la reforma legal de hace cinco años.

Aun así, el año pasado se contabilizarón en Pakistán 478 «crímenes de honra», un drama que aflige a otros países de la zona, como Afganistán, India o Bangladesh.

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