Asalto final “para liberar al pueblo francés”

| 24 abril, 2017

La candidata del Frente Nacional celebra un resultado que califica de «histórico» y critica la «globalización rampante»

SILVIA AYUSO. EL PAÍS.- La candidata clasificada para la segunda vuelta presidencial de Francia, Marine Le Pen, vivió este domingo la noche más importante de su carrera política. La líder del Frente Nacional (FN) no se jugaba solo su paso a la final para el Elíseo. También estaba en juego su propio futuro y, con él, el del giro que le ha dado al proyecto político que heredó de su padre, el controvertido Jean-Marie Le Pen. Durante casi toda la campaña electoral, su paso a la reválida en primer lugar fue dado prácticamente por seguro, convirtiéndose en la rival a batir de los demás candidatos. Una derrota probablemente habría cuestionado su permanencia al frente del partido. Su pase a segunda vuelta le da un respiro, pero la cifra de voto, menor de lo esperado y, también, por debajo de la de su rival del 7 de mayo, el centrista Emmanuel Macron, no le permiten bajar la guardia. Porque enemigos internos no le faltan, incluso dentro de su propia familia.

 

La candidata del pueblo, como se presentó ante sus seguidores pasadas las 21.00 local, una hora después del cierre de todos los centros de voto, celebró en su feudo de Hénin-Beaumont un “resultado histórico”. “La primera etapa para llevar a los franceses al Elíseo se ha franqueado”, proclamó. Ante su duelo en segunda vuelta con Macron, al que llamó “el heredero de Hollande”, Le Pen apeló a “todos los patriotas franceses” a apoyarla para lograr “una gran alternancia para liberar al pueblo francés” y prometió defenderlo ante “la globalización rampante” con su proyecto eurófobo y nacionalista, así como de la amenaza de la inmigración, a la que quiere poner freno con el cierre de las fronteras nacionales “recuperadas”.

Congregados en el centro público François Mitterrand, vestigio del pasado socialista de la localidad, los militantes de la formación de ultraderecha habían esperado durante la tarde con creciente tensión los resultados. Cuando se confirmó el pase a segunda vuelta de su candidata, la sala prorrumpió en vítores, himnos y aplausos, pero no fue la gran fiesta que hubiera deseado la propia Le Pen, que abandonó rápidamente el pabellón tras su discurso.

“Estoy bastante contento de que haya logrado pasar a la segunda vuelta, pero también decepcionado por la movilización de los patriotas franceses”, reconocía Teo Lebland, responsable, a sus 21 años, de una de las circunscripiones locales.

Aun así, el cierre de filas el domingo en Hénin-Beaumont en torno a la líder de FN era total. “En el FN hay una cohesión cohesión en torno al proyecto de Marine Le Pen, incluso su padre, aunque han tenido un desacuerdo, él ha dicho que apoya el proyecto de su hija. Hay una cohesión electoral aunque haya un desacuerdo sobre las ideas”, zanjó Lebland, fiel al discurso de las jefaturas.

Como el de Jean Messiha, jefe del programa presidencial de Le Pen, para quien el mero hecho de estar en la segunda vuelta, algo que no consiguió la candidata del FN en su primer intento, en 2012, es ya un reconocimiento a un largo trabajo de regeneración. “El hecho de estar en la segunda vuelta es una bella recompensa de esta campaña que ella ha realizado desde hace meses, si no años, y que hoy es la consagración de un trabajo que ha consistido en convencer a los ciudadanos de la exactitud de nuestro diagnóstico y de la pertinencia de nuestras medidas”, aseguró a en la sala de Hénin-Beaumont.

Allí estaba también uno de los protagonistas de ese lavado de cara, que no necesariamente de fondo, que ha emprendido el FN bajo la dirección de Le Pen, el alcalde local, Steeve Briois. “No es decepcionante, es un super resultado. Y muchos lo envidian. Estoy seguro de que (Jean-Luc) Mélenchon o François Fillon los habrían deseado”, afirmó en referencia a los otros dos candidatos punteros derrotados este domingo. “Marine Le Pen ha progresado de manera muy importante entre 2012 y ahora, si eso no es una buena dinámica, no sé qué es”, insistió el regidor del FN que ha convertido a Hénin-Beaumont en la vitrina con la que la formación quiere convencer al país de que la formación eurófoba y nacionalista es capaz de asumir labores de Gobierno.

Pero sus palabras no acaban de transmitir la seguridad de un FN que vio cómo el rival Macron empezaba a recibir respaldos de toda la esfera política nada más conocerse los resultados. En el Frente Nacional, han empezado las cuentas. Dicen que si se suman los votos que recibieron parte de los “pequeños candidatos”, aquellos que este domingo se fueron a Jean Lasalle, Nicolas Dupont-Aignan o François Asselineau, más eurófobo aún que Le Pen, la fuerza de su candidata se multiplicará. Pero ningún cálculo pronostica que sea lo suficientemente fuerte para vencer a un Macron que ahora queda convertido en el freno del nacionalismo y la eurofobia en Francia.

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