Arrestos, expulsiones y familias separadas: nuevas redadas en el norte de Marruecos para alejar a los migrantes de la frontera

| 28 noviembre, 2019

El pasado lunes, más de 150 personas fueron arrestadas en dos campamentos en las inmediaciones de Nador, al noreste de Marruecos. La Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) ha documentado violaciones graves contra los migrantes en la zona, entre ellos arrestos, encierros y expulsiones. En 2018, año en el que la UE prometió más fondos al país vecino, la organización contabilizó el mayor número de «ataques» por parte de las autoridades desde 2014

SONIA MORENO. ELDIARIO.ES.- El pasado lunes, más de 150 personas fueron arrestadas en dos de los 15 campamentos en las inmediaciones de Nador, al noreste de Marruecos. Gendarmes, fuerzas auxiliares y otros agentes irrumpieron en los asentamientos y las casas de los migrantes de las zonas de Bekoya y Lakhmis Akdim, según un nuevo informe publicado por la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH).

La organización destaca la «gran violencia» empleada por las autoridades del país vecino en su intento de expulsar a los migrantes subsaharianos del norte con redadas que se han intensificado desde 2018 tras la promesa de mayores fondos por parte de la Unión Europea. Según indica, los arrestados se encuentran «detenidos» en un centro de la ciudad de Arekmane. 

Las fuerzas marroquíes aparecen en mitad de la noche y, a menudo, separan a las familias. De un lado, las mujeres con los hijos. Del otro, los hombres. «Sin corazón ni ninguna consideración, diez niños, bebés y menores, han sido separados de sus padres durante los arrestos violentos y los expulsan de Nador en buses donde les dan de comer agua y pan», denuncia el presidente de la AMDH en la región, Omar Naji, en redes sociales.

A pesar de las malas condiciones climáticas, las autoridades marroquíes continúan con los desplazamientos forzosos de los migrantes procedentes del África subsahariana lejos de la frontera con Melilla y de la costa mediterránea. «Los ataques nocturnos son constantes», confirma Naji.

La semana pasada, las autoridades marroquíes volvieron a irrumpir en los campamentos donde sobreviven entre 2.000 y 3.000 migrantes. La anterior intervención policial fue el martes 19 de noviembre. «Desde las 17 horas hasta las 21 horas destruyeron refugios y detuvieron a varias personas. Durante la represión, una mujer y un hombre resultaron heridos sin recibir atención médica», explican en la zona.

Los activistas de la organización denuncian que las violaciones de derechos «han aumentado en 2018 como resultado de las políticas marroquíes y europeas». La enumeración es larga: «Arrestos, centros de encierro, violaciones graves, y aumento de personas fallecidas». 

La situación no es nueva. Las personas migrantes sufren «ataques violentos por parte de las brigadas especializadas de las fuerzas auxiliares, la policía y los agentes de la autoridad» en los montes, denunciaba este año la asociación marroquí  en un informe sobre la situación de los migrantes y refugiados en Nador en 2018. Además, la organización informa de la entrada de las autoridades en las viviendas alquiladas por migrantes con el objetivo de trasladarlos también a otras zonas del país.

Durante 2018, la organización documentó el aumento de los «ataques» por parte de las fuerzas de seguridad a los migrantes. Aquel año superaron la cifra más alta, en 2014, cuando se registraron 311 casos. De los 340 casos registrados en 2018, el 21% tuvieron lugar en las propias casas de los migrantes.

Nador se ha convertido en una ciudad vetada para las personas de origen subsahariano. «Su presencia no es tolerada más que en los campamentos», asegura la AMDH. Pero esos campamentos sufrieron el 79% de los «ataques» contabilizados, con un incremento la segunda parte del año, coincidiendo con los 140 millones de euros prometidos por la Unión Europea (UE) a Marruecos para contener la migración en el país magrebí.

Expulsiones a la frontera con Argelia y al sur del país

Por otro lado, hay personas que están siendo expulsadas de forma forzosa a la frontera con Argelia. El 15 de septiembre, una embarcación fue interceptada en la costa de Tánger, las 12 personas a bordo fueron detenidas y trasladadas del cuartel militar a más de 700 kilómetros, a Oujda, entre las localidades de Touissit y Tiouli. La frontera con Argelia está cerrada y, a menudo, si no sufren ningún altercado con el Ejército argelino, acaban regresando a Nador. «Ponen en riesgo la seguridad de las personas que sí pasan al lado argelino, pueden ser enviados a Níger», lamenta Naji.

La AMDH ha documentado cómo llegan los autocares al centro de detención de Arekmane para cargar a decenas de personas y llevarlos a la frontera con Argelia en plena noche y a bajas temperaturas. «Estos buses se detienen cerca de Jerada u Oujda, en un desierto de nieve a veces y donde hace mucho frío ahora», detalla Omar Naji, el presidente de la organización en Nador.

En ese mismo periodo de 2018 aumentaron notablemente los arrestos y las expulsiones a la frontera con Argelia, y sobre todo, a Tiznit, en el sur del país, puerta con el desierto, donde sobreviven alrededor de dos centenares de personas. Se refugian en el centro de la ciudad, en los soportales de una de las plazas principales rodeada de hoteles. Es un lugar para recuperar algo de dinero y emprender de nuevo el camino al norte del país.

Se han registrado 9.100 arrestos en Nador y más de 15.000 en Tánger. En esos traslados forzosos se llevan también a las mujeres y los niños. Las detenciones se producen en las casas, en los medios de transporte, en los cafés, en las calles, en los hospitales y en las agencias de envío de dinero, muy frecuentadas por los migrantes. También las sufren personas con papeles y su situación administrativa regularizada. En Tiznit hay expulsados con su pasaporte en regla o la tarjeta de residencia en Marruecos.

Aumenta el número de cadáveres en el hospital de Nador

Asimismo, ha incrementado el número de cuerpos sin vida de personas migrantes recibidos en el hospital de Nador en 2018: 244 frente a 4 en 2014, 21 en 2015, 25 en 2016 y 14 en 2017. Existen grandes dificultades para su identificación: solo llegan a resolver el 5%, y los entierros se dan en condiciones inhumanas en el cementerio de la localidad marroquí.

En 2018, cinco personas perdieron la vida en los campamentos a causa de las difíciles condiciones de vida, dos fallecieron en la valla, otros dos -uno de ellos menor- en las expulsiones en los buses dentro del país, recuerda la organización. Este año, en septiembre, falleció un joven guineano víctima de una paliza durante una redada policial en los montes de Nador, identificado por la asociación Adesguim, que trabaja con la repatriación de los cuerpos.

Por otro lado, el año pasado se registraron «dos intentos de violación», además de las constantes «violencias corporales, destrucción e incendio de los refugios, despojando a las personas de sus teléfonos y dinero», según el informe La situación de los migrantes y de los refugiados en Nador en 2018 de la AMDH.

El 22 de noviembre, 32 cadáveres de personas migrantes de África subsahariana se acumulaban en la morgue del hospital Hassani de Nador. Su identificación y su entierro se paralizaron después del despido de los obreros municipales que se encargaban del cementerio.

Devoluciones en caliente desde Melilla

La organización denuncia que las devoluciones en caliente «son una práctica corriente» efectuada en el mar por los puertos de Beni Ensar y Cabo de Agua, y por los puestos fronterizos con Melilla. Cierto que han descendido de 324 casos en 2014 a 185 documentados en 2018, según el mismo informe. En el verano de ese año fueron trasladadas 64 personas de Chafarinas a Cabo de Agua, y a la playa de Chaiabi, cuatro menores no acompañados fueron devueltos desde Melilla; y en otoño, 85 al puerto de Beni Ensar y a Nador.

El número de personas que atravesaban la valla ha disminuido en 2015 a causa de las concertinas, la militarización de la frontera y la destrucción del monte Gurugú, de acuerdo con la AMDH. Por otro lado, en 2018, se registró el máximo histórico de llegadas a España por vía marítima. Entre quienes arriesgaron su vida en el mar, había jóvenes marroquíes tras la represión de las protestas populares de Hirak.

Para la organización local, estos son los resultados de las políticas migratorias entre la UE y Marruecos que «han favorecido sobre todo el pasaje de una migración gratuita, de pobres a una migración pagando y muriendo». Las organizaciones especializadas insisten en que la falta de vías legales y seguras empuja a muchas personas a jugarse la vida en el mar y a ponerse en manos de redes de tráfico. La AMDH sostiene que es frecuente que paguen entre 2.000 y 5.000 euros para poder cruzar El Estrecho.

«Se coarta el derecho de circular, que además se convierte en algo caro», mantiene Naji. Entre los abusos que estas redes cometen contra los migrantes están «la explotación sexual de mujeres, negativa a devolver dinero, amenazas y violencia, convoyes peligrosos, negativa a dar información sobre los muertos y desaparecidos», refleja el informe de la AMDH.

Además, desde la organización denuncian que a pesar de enviar una carta al Ministerio del Interior marroquí denunciando a grandes traficantes «ninguno ha sido arrestado, mientras las autoridades marroquíes localizan y detienen a sus víctimas». En 2018, declararon haber arrestado 12 redes en Nador donde agentes de las fuerzas auxiliares estaban implicados.

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