APUNTES CÍVICOS Nº 4.

| 22 octubre, 2018

Si la víctima del delito ha sido hasta ahora la gran olvidada en el proceso penal, la víctima del crimen de odio además ha padecido invisibilidad, se le ha considerado “sin valor” y ha vivido su condición de víctima en la monotonía del desprecio e indiferencia. Inmigrantes, negros, personas sin hogar, gitanos, homosexuales y el conjunto de los LGTB, punkis y alternativos, judíos y musulmanes, y un largo carrusel donde su diversidad se convierte en estigma para quien hace de la intolerancia criminal su razón de ser.

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