Antisemitismo contra islamofobia: los líderes religiosos entran de lleno en el debate británico

, | 27 noviembre, 2019

Corbyn acusa a los ‘tories’ de negociar la sanidad pública con EEUU

VÍCTOR VENTURA. EL ECONOMISTA.– Una encuesta de la agencia YouGov, publicada esta mañana en The Times, resumía en un dos datos simétricos las últimas 48 horas de la campaña electoral británica. Según el sondeo, un 30% de los ciudadanos creen que el líder laborista, Jeremy Corbyn, es antisemita. Y el mismo número, un 30%, creen que el primer ministro, el conservador Boris Johnson, es antimusulmán. Unas cifras preocupantes en dos días llenos de silencios y acusaciones por parte de líderes religiosos contra los candidatos.

El primer golpe ocurrió el martes, cuando el rabino mayor de Reino Unido, Ephraim Mirvis, escribió un artículo en el histórico rotativo londinense para pedir a los cerca de 300.000 judíos británicos que «votaran en conciencia», acusando al Partido Laborista de estar infectado por «un veneno antisemita». «Numerosos diputados, miembros y trabajadores del partido han sido expulsados por enfrentarse al racismo antisemita», denunció.Un ‘tsunami’ de jóvenes apuntándose para votar sacude la campaña electoral británica

La respuesta de Corbyn fue lenta e insuficiente, y cada palabra parecía salir a rastras de la boca del candidato. En una entrevista desastrosa con el periodista Andrew Neil de la BBC -un famoso interrogador al que Johnson no ha aceptado someterse aún-, Corbyn se negó cuatro veces a pedir perdón por los casos de discriminación en el partido. El líder laborista se limitó a describir el racismo como «una plaga» y «una desgracia» y prometió «morir luchando contra el racismo». Pero ‘perdón’ era demasiado decir.

Desde luego, para estar tan en contra, los casos de antisemitismo han perseguido a Corbyn. El veterano izquierdista fue cazado en 2014 poniendo una corona de flores en la tumba de los terroristas palestinos que asesinaron al equipo olímpico judío en Munich en 1972. En otro caso, en 2012, apoyó a un artista que pintó a un mural mostrando numerosos estereotipos racistas antijudíos. Y varios diputados judíos han abandonado el partido acusándole de inacción ante casos de abusos y ataques racistas por parte de algunos militantes.

Los ‘papeles de la sanidad’

La respuesta de Corbyn ha sido cambiar el tema, de forma bastante dramática. Este miércoles, el líder laborista presentó 451 páginas de documentos filtrados que resumen las conversaciones exploratorias para un acuerdo comercial futuro entre Reino Unido y EEUU una vez se consume el Brexit. Su conclusión es que en ellas, el Gobierno ‘tory’ -entonces aún dirigido por Theresa May, con Johnson como ministro de Exteriores- «ofreció poner en venta el sistema público de sanidad», acusó.

En el texto, los negociadores estadounidenses hablan de extender la duración de las patentes británicas -«lo que llevaría a un aumento del precio de los medicamentos», dijo- y de «tener un acceso total» al mercado sanitario del país. Además, mencionan otros temas delicados, como abrir las puertas a los productos ganaderos estadounidenses, como el pollo tratado con cloro, que actualmente están prohibidos bajo las regulaciones de la UE.

El contenido de los documentos es bastante menos alarmista de lo que pretende Corbyn, y no hay ninguna «pistola humeante» que deje al descubierto una conspiración contra la sanidad, pero el impacto en los medios ha sido, de entrada, tan fuerte como esperaban los laboristas. La respuesta de los conservadores fue acusar a Corbyn de «desesperación», de «mentir» y de «querer ocultar el escándalo de su antisemitismo». El problema de los ‘tories’ es que también están envueltos en sus propios escándalos.

El que esté libre de pecado

Sin ir más lejos, el mismo martes, en respuesta al artículo del rabino mayor, el secretario general del Consejo Musulmán Británico, Harun Khan, acusó a los ‘tories’ de enfrentar los casos de islamofobia que sacuden a su partido con «negaciones, desinterés y mentiras». El grupo mostró casos de varios miembros del partido acusando a los musulmanes de ser «nuevos nazis», «basura» y pedir que salgan del país. Un candidato a diputado fue expulsado este mismo jueves por haber publicado algunos de esos mensajes racistas.

El propio Johnson ha dejado un reguero de frases escandalosas a lo largo de su carrera. El actual primer ministro llamó a los africanos «sonrisas de sandía» que «estaban mejor» bajo el colonialismo inglés, dijo que las mujeres que vestían burkas iban «disfrazadas de buzón de correos», escribió que «la islamofobia es una reacción natural ante el Corán» y concluyó que el Islam era «un problema» porque los musulmanes «no son leales a Reino Unido».

El mismo día en que Corbyn se negó cuatro veces a pedir perdón por el antisemitismo en su partido, el actual ministro de Finanzas, Sajid Javid -musulmán, hijo de paquistaníes- rechazó pedir perdón por los casos de islamofobia en el suyo seis veces.

Quizá el resumen de estas elecciones es que muchos británicos están desencantados y decepcionados con las opciones que tienen sobre la mesa. Los líderes de los tres principales partidos nacionales están batiendo récords de rechazo. La pregunta del millón es qué efecto tendrá en las urnas.

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