Amnistía Internacional acusa a los Gobiernos europeos de «complicidad» en las torturas a migrantes de Libia

| 12 diciembre, 2017

La ONG denuncia en un informe que los dirigentes europeos apoyan un «sistema sofisticado de abuso y explotación» de migrantes por parte de la guardia costera libia y las autoridades para impedir que crucen el Mediterráneo

«Al apoyar activamente a las autoridades libias a impedir los cruces por mar y contener a la gente en Libia, son cómplices de estos abusos»

EFE. ELDIARIO.ES.- Amnistía Internacional (AI) acusa a los Gobiernos europeos de complicidad en la tortura y el abuso de miles de refugiados y migrantes detenidos por las autoridades libias en «terribles condiciones».

En un informe publicado este martes, la ONG señala que los Gobiernos europeos apoyan un «sistema sofisticado de abuso y explotación» de refugiados y migrantes por parte de la guardia costera libia, las autoridades y los traficantes con el fin de impedir que crucen el Mediterráneo.

«Cientos de miles de refugiados y migrantes atrapados en Libia están a merced de las autoridades libias, las milicias, los grupos armados y los contrabandistas que suelen trabajar sin problemas juntos para un beneficio financiero», asegura el director de Europa de la organización no gubernamental, John Dalhuisen.

Miles de refugiados, añade Dalhuisen, son retenidos «indefinidamente en centros de detención atestados de gente donde son sujetos a abusos sistemáticos», según el informe, publicado tras la indignación mundial desatada por la venta de migrantes en Libia a raíz de un reportaje de la CNN.

«Los Gobiernos europeos no solo han estado al tanto de estos abusos. Al apoyar activamente a las autoridades libias a impedir los cruces por mar y contener a la gente en Libia, son cómplices de estos abusos», subrayó el directivo en el comunicado.

Desde finales de 2016, los Estados miembros de la Unión Europea (UE), particularmente Italia, han implementado una serie de medidas destinadas a cerrar las rutas migratorias a través de Libia y el cruce del Mediterráneo, «sin importarles apenas las consecuencias para las personas atrapadas» en el país vecino, apunta la ONG en un comunicado.

Las tres formas de «cooperación» con Libia

La organización defensora de los derechos humanos enumera tres formas en que se ha traducido esta «cooperación migratoria» con las autoridades del país norteafricano.

La primera medida que la UE ha tomado para frenar los flujos migratorios está relacionada con el compromiso europeo de suministrar apoyo técnico y ayuda al Departamento libio para el Combate de la Migración Ilegal, un organismo dependiente del Ministerio del Interior que está a cargo de los centros de detención, señala AI.

«Los funcionarios a cargo de la administración y custodia de los centros de detención a menudo participan directamente en torturas y malos tratos a refugiados y migrantes, con el fin de obtener un rescate de ellos o de sus familias a cambio de su liberación», aseguran.

La segunda forma es, recuerdan, que los países miembros de la UE han formado a los guardacostas libios para intercepten a refugiados y migrantes en el mar, al suministrarles entrenamiento, equipo, barcos y ayuda técnica.

«Durante 2016 y 2017, el aumento de la capacidad de la Guardia Costera, logrado con el apoyo de los Estados miembros de la UE, ha dado lugar a un número cada vez mayor de operaciones en las que se devuelve a personas migrantes a Libia», comentan. Un total de 19.452 personas han sido interceptadas por los guardacostas libios y llevadas de vuelta al país vecino desde que comenzó 2017.

Ante la ausencia de legislación o infraestructura para la protección de los solicitantes de asilo y las víctimas del tráfico, «hay detenciones masivas y arbitrarias», según la ONG. Los refugiados interceptados por la guardia costera libia son llevados a centros de detención donde «impera la tortura», afirman. Actualmente hay 20.000 personas en centros antihigiénicos y atestados de gente, subraya el informe.

Asimismo, apuntan a posibles acuerdos entre los guardacostas y los traficantes «mediante marcas en las embarcaciones para que estas puedan cruzar las aguas libias sin que las intercepten». También, comentan, «se ha sabido que la Guardia Costera ha escoltado embarcaciones hasta aguas internacionales».

Y la tercera forma de cooperación, según Amnistía Internacional, es que los dirigentes europeos han llegado a acuerdos de las autoridades libias, líderes de tribus y grupos armados «para alentarlos a detener el contrabando de personas», aseveran. 

Esta estrategia de la UE, según denuncian, ha tenido como resultado la caída del número de personas que cruzan el Mediterráneo central desde julio de este año. Hasta noviembre, las llegadas se redujeron un 67% respecto al año pasado, pero Amnistía lamenta el «coste humano» de estos acuerdos. 

Los migrantes y refugiados entrevistados por la ONG han relatado casos de abusos a los que han sido sometidos o de los que han sido testigos, entre ellos la detención arbitraria, la tortura, los trabajos forzados, la extorsión, las matanzas ilegales, a manos de autoridades, traficantes, grupos armados o milicias.

AI pide a los Gobiernos europeos que «vuelvan a pensar» sobre su cooperación con Libia y que insistan en que las autoridades libias pongan fin a los arrestos arbitrarios y la detención de refugiados.

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