Acusan a un joven de actuar con odio al llamar bollera a una mujer y arrancarle media oreja

| 23 mayo, 2018

El encausado, que se enfrenta a una pena de dos años de cárcel por esta agresión en Zaragoza, reconoce y lamenta los insultos pero niega que golpeara a la víctima.  

23/05/2018 Heraldo.es «Cerda», «bollera» y «foca» son algunos de los insultos que en la madrugada del Año Nuevo de 2017 recibió Diana A. cuando pasó por delante de un grupo de amigos que estaban en la puerta de un pub de la avenida de Cesáreo Alierta. Llevaba a una amiga a corderetas y un joven trató de impedirle el paso con el cuerpo y poniéndole a la vez una zancadilla. Cuando dejó apoyada en la pared a su compañera y se dirigió a ellos para pedirles explicaciones, volvió a recibir insultos del mismo calibre. A partir de ahí se desató un enfrentamiento en el que la joven fue la que salió peor parada, pues sufrió la pérdida traumática del lóbulo de la oreja izquierda y múltiples golpes.

La titular del Penal número 3 de Zaragoza deberá decidir ahora si fue un puñetazo en la cara propinado a la mujer por Mario D. el que le causó la grave lesión. El abogado de la víctima mantiene que así fue y añade que el joven actuó por el rechazo que le causaba la orientación sexual de la víctima, de ahí que proponga la agravante de odio y que sea condenado a dos años de prisión. La fiscal solicita un año y medio de cárcel y 600 euros de indemnización.

El encausado ha admitido que si bien es cierto que la insultó con expresiones que aludían a su condición sexual –algo de lo que dijo estar «arrepentidísimo»– «nunca» la golpeó en la cara. Pero su versión de los hechos, la de su grupo de amigos y la de la mujer son totalmente contradictorias.

La víctima ha relatado que, a raíz de dirigirse a ellos para preguntarles por qué la insultaban, comenzó a recibir golpes y por dos veces cayó al suelo. «La primera fue porque Inés G. (novia de Mario D.) me cogió del pelo y me tiró hacia atrás. En el suelo me vi con un montón de gente encima que me daba patadas y yo trataba de defenderme. Luego recibí un fuerte golpe en la cabeza, oí la carne romperse y noté algo caliente que me caía por el cuerpo», ha explicado.

Una lobuloplastia para compensar la asimetría

Eso «caliente» era la sangre que comenzó a manar de su oreja izquierda, en la que llevaba una dilatación, al serle arrancado el lóbulo. Al momento llegó la Policía y una ambulancia, que la trasladó al hospital donde le fue suturada la herida. Cuando regresó a su casa, pues vivía muy cerca del lugar donde fue agredida, recogió del suelo el trozo de cartílago mutilado. Posteriormente, los médicos decidieron hacerle una lobuloplastia en la otra oreja para que le quedara a la misma altura que la lesionada y el daño estético fuera menor. La deformidad se aprecia aún a simple vista, aunque el forense valoró el perjuicio como «ligero» ya que, según sus baremos, «no causa rechazo a la mirada». No obstante, su letrado, Javier Notivoli, que solicita una indemnización de 18.000 euros, ha destacado en su informe que una de las aficiones de su cliente era precisamente ponerse pendientes y piercing en las orejas.

Mientras, Mario D. ha mantenido que lo único que hizo fue intentar defender a su novia, Inés G., de los golpes que le estaba propinando Diana A. en el suelo, que en todo momento intentó separarlas y que no le dio un puñetazo. Su abogado, Valentín Romero, pide la absolución. Por su parte, su pareja ha apoyado lo declarado por el acusado y  ha dicho que cuando logró quitarse de encima a Diana A. llevaba toda la ropa rota y mechones de pelo arrancados, además de que le propinó una «brutal» paliza. Tanto Diana A. como Inés G. estaban sentadas en el banquillo de los acusados por sendos delitos leves de lesiones.

En el juicio han declarado varios testigos, entre ellos los amigos de Mario D., que han corroborado en lo esencial su declaración, incluido el joven que provocó la bronca que derivó en la agresión. Todos han querido dejar claro que fue Diana A. la que les insultó «primero», tras recibir el empujón cuando llevaba a su amiga a cuestas.

Sin embargo, un joven que estaba en la puerta del bar, pues había ido a buscar a una amiga, ha ratificado que tuvo que salir en defensa de Diana A. al ver cómo, al preguntar esta al grupo por qué se habían metido con ella, le empezaron a decir: «Foca, bollera, gorda, vete a casa con tu amiga». Este testigo, ajeno a ambas partes y que se está preparando para Guardia Civil, contó que intentó mediar para que dejaran en paz a la joven y les llamó «maltratadores» y «abusadores» por «tratar así a una mujer» y que vio perfectamente como Mario D. le daba un puñetazo a la víctima en la cara. Luego, el acusado se marchó del lugar rápidamente porque, como ayer contó el propio Mario D., había tenido tiempo antes otro «lío» durante un partido de fútbol -altercado por el que luego fue condenado a seis meses de prisión-, y su abogado le había recomendado no meterse en broncas. 

 

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